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La mejor vitamina para mantener el cerebro sano
El intelecto no es lo único que nutre al cerebro, también hay que ayudarle con vitaminas.
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Los seres humanos crecen pensando que la única forma de mantener una mente sana es cultivando el intelecto, pero muy pocos se detienen a pensar en el órgano como tal, el cerebro, el más importante de toda la biología humana y el que siempre está activo trabajando para que el resto de órganos y demás componentes que se tienen funcionen.
Por eso es importante empezar a conocer cuáles son las posibilidades que hay para empezar a darle al cerebro una ayuda biológica y química para que su trabajo continuo sea más llevadero y así tenga una vida útil más longeva, pues con el pasar de los años él también va perdiendo funciones o incluso, a temprana edad, se empieza a enfermar por los excesos y malos hábitos que se llevan.
El secreto para poder adquirir las vitaminas que nuestro cerebro necesita está en la alimentación, la fuente más directa de todas las propiedades que nuestro cuerpo necesita para su funcionamiento, por eso es importante identificar cuáles son esas vitaminas que se deben priorizar y en qué parte se pueden conseguir para ingerirlas de la forma adecuada.
“Tú tienes el poder al final de tu tenedor”, asegura la doctora Uma Naidoo, psiquiatra nutricional de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, tal como reseña el diario El Clarín de Argentina. Naidoo tiene un amplio conocimiento en este tema y se puede corroborar en su libro This is your brain on food (Lo que la comida le hace a tu cerebro), en el que resalta el impacto de todo lo que se consume en el órgano principal del cuerpo humano.
Tanto en su libro como en sus entrevistas, Uma y otros expertos catalogan a una vitamina en específico como la más importante para el cerebro: la vitamina B, que tiene ocho tipos diferentes con propiedades exclusivas que le aportan cantidades inimaginables de beneficios a “la CPU” de los humanos.
El primer tipo es la vitamina b1, la Tiamina, que ayuda en procesos tan importantes como el metabolismo, el que ayuda a obtener todos los nutrientes necesarios para la vida. El no tener esta vitamina puede generar “una función cognitiva deficiente”, según publica El Clarín. Esta se puede encontrar en los alimentos integrales, carnes rojas y el huevo.
Por su parte, la Vitamina b2, riboflavina, es una descomponedora por excelencia, eliminado restos de medicamentos en el cuerpo y otro tipo de entes externos que entran al organismo, como menciona Naidoo. Esta se puede conseguir en carnes magras, vísceras, hongos y espinacas.
La Vitamina b3, la niacina, produce colesterol y grasas necesarias para el cuerpo y alimentos como la leche, huevos, arroz, pescado y maníes la contienen. Por otro lado, la Vitamina b5, el ácido pantoténico, “crea y descompone, junto las enzimas, ácidos grasos para obtener energía”, dice la especialista; esta se puede encontrar en proteínas animales, aguacates, papas, brócoli y garbanzos.
La piridoxina y la biotina, Vitaminas b6 y b7 respectivamente ayudan a prevenir el cáncer y fortalecen los procesos de comunicación en el cerebro, por eso es recomendable consumir atún, banano, granos enteros e hígado.
En cuanto a las vitaminas b9 y b12, son las dos más importantes para la salud cerebral-neurológica y la formación de glóbulos rojos y de AND. Las hortalizas oscuras, los guisantes y fríjoles secos y las frutas cítricas son fuente del ácido fólico (b9). Por su parte, la carne de aves y los lácteos contienen cobalamina (b12).
El huevo, las legumbres, las verduras de hojas verdes y el salmón son productos que sí deberían estar en la canasta familiar para aportarle vitamina B al cerebro, ahora, lo importante es consumirlos en las porciones correctas y en una dieta balanceada, para no rehacer en excesos que generen el efecto contrario.