Salud mental
La vida en tiempos del ‘like’: las redes sociales nos están causando ansiedad, asegura un experto
La ansiedad es una enfermedad con la que conviven 280 millones de personas en el mundo. En su libro La era de la ansiedad, Roberto Palacio busca encontrar explicaciones y culpa a las redes sociales.
Roberto Palacio hace una radiografía cruda de los tiempos que corren: tiempos en los que importan más los likes que los encuentros presenciales; en los que se puede pasar de la alegría suprema a la desazón más oscura en cuestión de minutos; en donde la identidad está mediada por lo que unos piensan de otros a partir de lo que ven en las redes sociales.
Sus reflexiones las plasmó en un libro, La era de la ansiedad, que será presentado en la próxima edición del Hay Festival en Cartagena el sábado 20 de enero, a las 3:30 de la tarde, en el Museo Maja.
Palacio no es psiquiatra, es un filósofo y ensayista colombiano que durante años se dedicó a sus clases de etología humana y filosofía del lenguaje en la Universidad de los Andes. Hoy, con una narrativa que dista mucho de la densidad de la academia, forma parte de la red mundial de divulgadores y pensadores filosóficos IDW.
Y un hombre que se gana la vida haciéndose preguntas, un día se planteó varias que otros no: por qué en la actualidad muchos jóvenes suelen perder el sentido de lo real, en medio de la virtualidad excesiva, donde el anhelo de reconocimiento parece no tener fin.
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Por ello, Palacio define la ansiedad “como una condición existencial, una forma de habitar el mundo, un mundo que hoy crece sin las utopías que vimos otras generaciones”.
Según el autor, muchos buscan la “redención, ser reconocidos, que otros nos den un aplauso que no sea pregrabado, sino real. Y lo buscamos botando un contenido hacia el mar enorme de la internet y esperamos que nos lean, anhelamos con ansias el like”.
Puede parecer un asunto trivial, pero para Palacio no. Porque detrás de una publicación en las redes sociales, enseguida arrancan las dudas: “¿Será que me van a dar like?, ¿hice las cosas bien?, ¿por qué no soy más reconocido?, ¿soy un perdedor o un ganador? Es el mundo de la ansiedad, en el que espero respuesta y a menudo no llega, porque a veces queremos reconocimiento por nada en especial”.
El mensaje que parece pregonarse en la actualidad, asegura Palacio, es: “¡Véndete! ¡Muéstrate! Es uno de los componentes básicos de la era de la ansiedad. ¡Resignifica y reinvéntate! Eres tu propia marca”.Y cita un estudio del sociólogo Paul Davis, que analiza cómo construyen los chicos hoy en día su identidad. En una investigación empírica, mostró datos duros: “Los chicos que no recibieron suficientes likes se definen a sí mismos como perdedores”.
Y pone un ejemplo curioso: “¿Van Gogh fue un ganador o un perdedor? Su vida se la pasó en manicomios, fue un rechazado; sin embargo, miren el legado que le deja a la humanidad”.
Famosos que lidian con ansiedad
Que lo diga JuanDa, un reconocido influenciador colombiano que justamente por esta razón se alejó por largo tiempo del que consideraba su espacio natural: las redes sociales.
En octubre del año pasado reapareció tras seis meses y dejó sorprendidos a sus más de cuatro millones de seguidores: contó que su cuadro de ansiedad y depresión llegó a ser tan crítico que incluso intentó suicidarse –se hizo 38 heridas en el cuerpo–, lo que finalmente lo llevó a internarse de urgencia en un hospital psiquiátrico durante varios meses para recibir ayuda profesional.
Es que, cuenta, desde niño ha tenido pensamientos suicidas: “Me odiaba mucho, me cascaba mucho y me hacía daño en el cuerpo”.JuanDa relata que llegó a una etapa en la que se sentía “demasiado mal, no me bañaba, no podía salir a la calle, descuidé a mis amigos, me alejé de todo el mundo, la vida me parecía un asco, nada me hacía reír, lloraba todos los días. Yo me quería morir, soñaba con morirme y no era meme”, contó.También detalló cómo el apoyo que recibió de sus amigos fue reconfortante para él durante el proceso de recuperación.
El cantante Andy Rivera también lleva varios años luchando contra constantes episodios de depresión y ansiedad.El joven de 29 años, que desde niño quiso seguir los pasos de su padre, Jhonny Rivera, en la música, comenzó a experimentar esta condición desde 2021, por los días de la pandemia.
Desde entonces, el reguetonero se enfrenta a la realidad que experimentan unos 280 millones de personas que, según la Organización Mundial de la Salud, viven con depresión y ansiedad en el planeta: no entender estas enfermedades ni por qué, de un momento a otro, sin que algo en apariencia pareciera detonarlo, la vida deja de tener sentido y nada parece producir felicidad. Dicha afección, en los periodos más agudos, lo obligaba a alejarse de los escenarios e incluso no querer salir de su habitación.
“Nunca pensé en mi vida tener que atravesar por una etapa tan retadora y difícil de entender como la que estoy viviendo”, cuenta el artista.
“Algunos de esos pensamientos se han ido, otros han demostrado estar ahí más que nunca. Pero la idea ha sido reemplazarlos por unos mucho mejores, aunque no sea una tarea fácil”, revela Rivera. Dice que los problemas de salud metal “obviamente requieren de paciencia; van mejorando. Estoy controlando un poquito mejor el sueño, que es importante para el manejo de la depresión. Estoy alimentándome mucho mejor, retomando el entrenamiento, que me estaba costando un montón”.
Otra figura reconocida que ha atravesado una experiencia similar ha sido el actor Santiago Alarcón, quien confiesa que no ha sido ajeno a esos altibajos emocionales. Una situación que lo obliga a asistir a terapia psiquiátrica al menos una vez por semana.
“Sufría muchísimo porque no podía estar bien e intentaba encontrar la respuesta de por qué me sentía así (…) Ahora mi familia ya sabe lo que me pasa y ya no sufren, entienden que no es algo personal. Hablamos y entendimos que la condición me llevaba a estar muy mal y no tenía que ver con nadie”, afirma Alarcón.
Al coro se unió el cantante Juanes, que en 2023 les confesó a sus seguidores que “la depresión y la ansiedad son enfermedades comunes, más de lo que imaginas. Yo he tenido que lidiar con estos factores genéticos y químicos desde hace mucho tiempo atrás. Pasé de ser una persona extremadamente introvertida en la infancia y la juventud, a enfrentar aceptación, rechazo, odio y presión social y laboral”.Para Palacio, hoy “consumimos emociones como se consumían lavadoras y televisores en los años cincuenta. Y por eso a veces las emociones nos desbordan y nos dominan”.