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VIDA MODERNA

Los cinco retos de la salud en Colombia

Garantizar el acceso, mejorar el sistema y otros temas son parte de la agenda de un congreso para hablar sobre la salud pública después del conflicto. La polítóloga Dionne Cruz, organizadora del evento, resume los cinco puntos más apremiantes.

24 de agosto de 2017

La salud es un derecho fundamental de las naciones en democracia que está relacionado con el buen vivir de las personas en todos sus ámbitos de vida. El primer Congreso Bienal de la Asociación Colombiana de Salud Pública ‘Grandes desafíos de la Salud Pública en Colombia: un camino para la Paz’, tendrá como eje temático los retos que debe asumir el país para garantizar dicho derecho. El evento se realizará en la Universidad de La Salle de Bogotá, sede Chapinero el 28 y 29 de septiembre. Estos son los cinco desafíos de Colombia en salud como un camino para la paz.

  1. Garantía del derecho a la salud

En Colombia, cada 4 minutos se presenta una acción de tutela para buscar atención en salud.  La Defensoría del Pueblo calcula que son 120.000 tutelas anuales en promedio, aunque el Estado es responsable de respetar, proteger y garantizar el goce efectivo del derecho fundamental a la salud. Por eso el primer desafío del país en salud pública para la paz es garantizar de manera efectiva ese derecho de todos los  colombianos, sin distingo de ubicación geográfica, situación socio económica, etnia, género, discapacidad o grupo de edad. 

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La comprensión de salud pública es diferente en las zonas urbanas, en las rurales o en las periurbanas; la cosmovisión de los 102 pueblos y comunidades indígenas que habitan el territorio, la apreciación de las comunidades afrocolombianas, palenqueras y raizales sobre sus usos y costumbres, las tradiciones de los más de 5000 gitanos, todas expresiones que además de enriquecer la identidad nacional y el patrimonio cultural, merecen ser respetadas, escuchadas, incluidas, y valoradas en el sistema de salud pública nacional.      

  1. Transformación del modelo y sistema de salud

El modelo y sistema de salud del país, pese a los cambios en el tiempo, no responde a las aspiraciones de la ciudadanía, las comunidades campesinas, los niños y las niñas, los jóvenes, las personas mayores, las personas con discapacidad, la población privada de la libertad, las personas que padecen alguna enfermedad, las familias y comunidades. 

La reforma al modelo y sistema de salud debe convocar a todos los actores involucrados, para generar un análisis colectivo, pluralista, democrático, propositivo, que rescate el sentido de lo público y que se sustente en las finalidades del Estado Social y Democrático de Derecho, los objetivos de desarrollo sostenible y la Carta Global para la Salud Pública. 

Entidades promotoras, instituciones prestadoras, clínicas, hospitales, aseguradoras, laboratorios, ministerios, departamentos administrativos, agencias, institutos, empresas sociales del Estado y de capital mixto, fuerza pública, alcaldías y gobernaciones, secretarías de Salud, Integración Social, Desarrollo, Educación, Ambiente, Agricultura, Vivienda, instituciones educativas, profesionales, técnicos y tecnólogos de la salud, de las ciencias sociales, naturales, administrativas, ingenierías y arquitectura, servidores-as públicos, académicos, empresarios, comerciantes, familias, ciudadanos, están llamados a construir un nuevo modelo y sistema de salud pública para la nación colombiana.

  1. Salud Pública para el posconflicto

Con la terminación del conflicto armado con la guerrilla de las Farc- EP, se abren grandes retos para la salud pública pues de los más de 10.000 excombatientes en proceso de reintegración a la vida civil, el 54 por ciento tiene al menos un hijo, y el 77 por ciento carecen de vivienda. Hay 3.305 excombatientes que presentan al menos una limitación, la mayoría visual, cardíaca o respiratoria.  8.376.463 víctimas directas a lo largo y ancho del país, muchas a la espera de restitución, reparación y garantías de no repetición. Están las 11.495 víctimas por minas antipersonal, de las cuales el 61 por ciento son de la fuerza pública, y el 39 por ciento restante, corresponde a civiles que exigen atención integral y restitución pronta de sus derechos.

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La salud mental de los colombianos está en un grave estado, y vale la pena evaluar los alcances y limitaciones de la Ley 1616 de 2013, que busca garantizar el ejercicio pleno del derecho a la salud mental a la población colombiana, priorizando a los niños, las niñas y adolescentes. En 2016, alrededor de 33 compatriotas fueron asesinados cada día, y esto no ocurrió por causa del conflicto armado, sino por violencia interpersonal, debido a intolerancia, riñas, ingesta desmedida de alcohol y drogas en lugares públicos y lo que es peor, en los hogares, espacios inseguros para mujeres y niños. Según el Instituto de Medicina Legal, cada tercer día una mujer es asesinada por su pareja en nuestro país; cada hora dos niños son víctimas de abuso sexual en Colombia, dos son asesinados cada día y tres abandonados. Hasta el mes de mayo de este año 2017, se habían reportado 9.214 intentos de suicidio en el país; 65 cada día y dos cada hora.

  1. Redefinición del modelo de desarrollo

Colombia ha mantenido el mismo modelo extractivista desde la Colonia, sin embargo, se calcula que en 4 años la producción de petróleo será insuficiente, según la Contraloría General de la República con los correspondientes impactos de una economía altamente dependiente de los hidrocarburos. En los pueblos mineros la pobreza promedio es del 74 por ciento, en los petroleros del 65 por ciento, y en aquellos que no realizan actividades extractivas, del 43 por ciento.

Esto afecta la salud pública. Solo para citar dos casos, durante 2016 se presentaron 83.000 nuevos reportes de malaria en zonas mineras, una enfermedad que se creía superada; el departamento del Chocó reportó 54.000 casos, lo que representa el 10 por ciento de su población, según el Ministerio de Salud. En una reciente investigación del Instituto Tecnológico de Antioquia, se detectaron altos niveles de contaminación por mercurio en el agua, los peces, y la leche materna que las mujeres de los municipios mineros de Segovia, Remedios, El Bagre y Zaragoza, brindan a sus pequeños hijos.

De otra parte, las actividades agropecuarias, fundamentales para un mundo que demanda grandes cantidades de alimentos no son la prioridad nacional, y pese a los esfuerzos del gobierno del presidente Juan Manuel Santos por aumentar las hectáreas de siembra, el desbalance entre el potencial y uso efectivo se mantiene en una relación de 21,5 millones de hectáreas contra 6 millones de hectáreas, según el Ministerio de Agricultura.

  1. Sostenibilidad financiera del sistema de salud pública

Sorprende saber que el sistema público de salud tiene un presupuesto anual de 40 billones de pesos (MinSalud, 2017), que parecieran insuficientes para atender a las necesidades y aspiraciones de la población colombiana. Ante la cuestionada tendencia a recortar el presupuesto 2018 para la investigación, la ciencia y la tecnología, la salud y el ambiente, es preciso tener en cuenta que la evasión tributaria en Colombia alcanza el 90 por ciento, y la elusión, los 6 billones al año, según la Dian. La corrupción  nos cuesta 50 billones de pesos al año, casi un billón por semana, según la Contraloría. El saqueo al sector salud en particular, le cuesta al país cerca de 4,5 billones de pesos al año. El problema en Colombia no es de recursos sino de la administración de los mismos.

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Un informe que acaba de publicar la Contraloría, señala que 10 billones de pesos provenientes de regalías no han sido utilizados a la fecha, pese a estar disponibles, lo que contrasta con los 6 billones que se espera recaudar con la más reciente reforma tributaria. Se ratifica entonces, la urgencia de fortalecer la capacidad institucional del Gobierno central, departamental y municipal para una gestión financiera y presupuestal efectiva, acorde a las necesidades y potencialidades de sus habitantes y territorios. 

La salud pública debe pasar de ser un anhelo nacional a una realidad tangible, visible en los medios de comunicación, en los pasillos de clínicas y hospitales, en los servicios de urgencias y farmacias, como también, en la disposición constante del Gobierno, los particulares y la ciudadanía a servir, a respetar y hacer valer la dignidad humana y preservar la vida en sus diversas y maravillosas expresiones.  Para más información sobre el congreso click aquí