Salud

Los amigos nos protegen

Tener cinco buenos amigos a lo largo de la vida es como poseer una especie de círculo de defensa que ayuda a generar felicidad y bienestar en las persona y protege de enfermedades, dice el coach Andrés Aljure Saab. ¿Cuáles son los suyos?

Andrés Aljure Saab
7 de septiembre de 2018

Algunas de las reflexiones y conversaciones que compartimos con mi amigo Ernesto y su esposa Catalina, nos llevan con frecuencia a la misma conclusión: ¡Cuidemos nuestro círculo de defensa! ¿De qué se trata esto?

Se dice que desde 1969 se celebra en Colombia el día del amor y la amistad, el tercer sábado de cada septiembre por razones comerciales, como una adaptación del día de San Valentín que se celebra en febrero en USA y cuya conmemoración busca hacer un homenaje al sacerdote que según la leyenda, fue decapitado en un mes de febrero por allá en el tercer siglo después de Cristo, por contravenir las órdenes del emperador de turno quien consideraba que el soldado enamorado disminuía su rendimiento durante la guerra.

Ahora bien, en Colombia la celebración de Amor y Amistad, como su mismo nombre lo expresa, no es exclusiva de las relaciones de pareja o de los enamorados y se amplía para festejar también las relaciones de amistad.

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Estudios serios sobre las relaciones, de amor, de amistad o de cualquier índole, hacen referencia a que quienes tienen 5 o más amigos a lo largo de la vida, son 60% más propensos a ser más felices. En la misma línea, existe una investigación de la universidad de Harvard de más de 76 años de duración que, a partir de analizar la vida de más de 724 hombres de diferentísimas condiciones desde 1938, y ampliándose luego a 2.000 personas al contemplar a sus esposas e hijos, evidencia que las buenas relaciones se constituyen en un factor que protege y defiende nuestra salud y nuestra felicidad.

No se trata de cantidad sino de calidad de las relaciones más cercanas. Se trata de relaciones en las que podemos contar con el otro cuando le necesitamos. De nada sirve convivir en una relación insana o de ostentar “amigos” que, a la hora de la verdad, no nos ofrecen un soporte real ni nos afianzan la sensación de que podemos contar con ellos al necesitarlos.  A propósito de la cantidad de amigos, es curioso como un estudio de la Universidad de Oxford plantea que, por muy amigueros que podamos ser, el límite de amigos que podemos manejar en la vida, con contacto de al menos una vez al año, es de 150. A partir de allí la cohesión se debilita y el deterioro aumenta a medida que este número se supera.

¿Por qué las relaciones positivas nos hacen felices y saludables y se constituyen en un “círculo de defensa”? Las relaciones cultivadas positivamente son un amortiguador del estrés, convirtiéndose en una especie de “círculo de defensa” que salvaguarda nuestra felicidad y bienestar. Una persona que desarrolla positivamente sus relaciones, encuentra en ellas un enorme apoyo que le hace más fácil sobrellevar los achaques y las inevitables situaciones no deseadas y abrumantes que la vida nos presenta y nos ha de presentar: un despido, un fracaso, una frustración o una pérdida, entre otros.

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Contar con relaciones positivas, que nos ofrezcan un ambiente seguro de intercambio, nos permiten expresar las emociones negativas que, por el sólo hecho de hacerlo, disminuyen la intensidad de las mismas. Incluso, el dolor se magnifica ante la ausencia de relaciones positivas.

Narrar nuestras experiencias con amigos y seres cercanos también nos ayuda a encontrar soluciones más fácilmente. ¿Por qué? Porque al sacarlas de nuestra mente y compartirlas con las personas que nos relacionamos, nos da la oportunidad de verlas en perspectiva, entenderlas mejor, organizarlas y, en consecuencia, identificar alternativas para afrontarlas. De hecho, al conversar con alguien con quien sostenemos una relación positiva, podemos llegar a identificar nuevas alternativas que no habíamos contemplado al “rumiar” nuestros pensamientos en soledad.

Hay cinco prácticas que le pueden ayudar a fortalecer su círculo de defensa. En primer lugar, diversifique. Así como un portafolio financiero requiere de la diversificación para atenuar el riesgo, las relaciones también requieren de este principio. ¿Qué hace usted cuando su acostumbrado amigo o pariente no puede acolitarle un plan porque está ocupado? ¿Se queda usted sin hacer nada?, o a cambio ¿Acude a otros amigos para hacer otra cosa? Cuando no hay diversificación, la exposición a quedarse solos, por obligación, es más alta. Y como lo concluyó el estudio de Harvard ya referenciado: “la soledad mata” Recuerdo el caso de Carlos Mauricio quien me compartía que él había construido un buen círculo de defensa al cultivar diferentes grupos de amigos para diferentes objetivos: los amigos de rumba, los amigos de tertulia con guitarra, el amigo o amigos para hablar de cosas intelectuales, entre otros. Si uno de ellos no estaba disponible, simplemente buscaba otro en lugar de quedarse sin plan.

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La diversificación de relaciones se puede dar en un amplio espectro de facetas en nuestra vida. Además de contar con nuestra pareja, podemos cultivar relaciones con familiares, amigos y colegas, entre otros, para realizar actividades variadas en ámbitos como el laboral, el social, el económico, el espiritual, el artístico, el de ocio y entretenimiento y el intelectual. El caso de Alicia me fue muy llamativo. Ella dedicó su vida fundamentalmente a su esposo y a su hijo, lo cual suena muy natural y sano. Lo que ella no contempló fue que al irse su hijo y morir su esposo repentinamente, ella quedó prácticamente sola y le fue muy difícil re-significar su vida. Ella, como nosotros, podemos diversificar nuestras relaciones en otros ámbitos para amortiguar el impacto de situaciones sorpresivas de soledad como la descrita.

En segundo lugar, no se guarde sus emociones negativas, ¡expréselas! Usted puede fortalecer su círculo de defensa asegurándose de construir relaciones que le ofrezcan ambientes seguros y sanos para expresarlas. Ahora bien, como algo complementario y útil para momentos coyunturales en los que por alguna razón no tenga con quien compartir, escriba sus emociones negativas. Estudios serios evidencian que esta práctica previene las enfermedades.

En tercer lugar, saque tiempo para planear o para hacer que las cosas pasen. Las situaciones no suceden por generación espontánea. Se requiere de un mínimo de disciplina para propiciarlas, en especial si se tiene en cuenta que el número de personas que constituimos hogares unipersonales ha venido aumentando significativamente, entre otros posibles aspectos, por la tendencia al egocentrismo en el mundo actual, llegando en Colombia a niveles cercanos al 15% Entonces, arme planes con tiempo, haga una llamada, organice una salida o una visita con tiempo y no espere a que le llegue el fin de semana y se quede en soledad porque no encontró “parche”

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En cuarto lugar, desarrolle sus competencias comunicativas. Mantener relaciones positivas requiere de tolerancia a la diversidad, manejo de la diferencia y del conflicto y capacidad de escucha, entre otras. Cuántas relaciones valiosas dejamos deteriorar por no saber manejar una simple diferencia de pensamiento o de preferencia política, o por un desacuerdo que no logramos conciliar.

Y en quinto lugar, escuche cuando le busquen y hágale saber al otro que puede contar con usted. Las relaciones positivas requieren de mutua correspondencia. Aunque usted no tenga cómo ayudarle a pagar la cuota del préstamo a su colega o no pueda revivir el pariente que su amiga ha perdido, lo que con certeza sí puede hacer es escucharles y expresarles, según sea el caso, frases tan sencillas como: cuéntame qué te pasó, lo lamento, en qué te puedo ayudar o simplemente regalarle el tiempo para escucharles con empatía y darles un estrecho abrazo.

@andresaljure