SALUD

Debate mundial por el Iqos, el dispositivo por el que Philip Morris quiere reemplazar el cigarrillo

Se trata de un invento que no está exento de críticas por parte de las asociaciones antitabaco y que luchan contra el cáncer. La multinacional lo defiende al asegurar que libera menos químicos potencialmente dañinos. Estas son las dos caras de la moneda.

1 de noviembre de 2018

En el mundo hay unas 1.000 millones de personas que tienen el hábito de fumar, esto es casi una sexta parte de la población mundial. Una cantidad de seres humanos considerable si se tiene en cuenta que el consumo de tabaco es la primera causa de muerte evitable en el planeta: ocasiona 5 millones de fallecimientos cada año.

Pero, ¿por qué pese a todos esos datos muchos de los consumidores de tabaco ni siquiera se han planteado dejar el cigarrillo? La razón es que su uso genera una dependencia física y sicológica muy difícil de dejar atrás. La nicotina, que está en las hojas del tabaco, es según la OMS un ingrediente psicoactivo muy adictivo.

La Philip Morris International (PMI), que es una de las mayores tabacaleras del mundo y responsable del 30% del mercado, desde hace algún tiempo viene intentando posicionar un dispositivo llamado Iqos, con el que la compañía espera reemplazar definitivamente al cigarrillo convencional. “Queremos matar al cigarrillo”, han dicho sus directivos. Se trata de un invento que ya usan 6 millones de personas en distintos países y que recientemente generó una polémica en Reino Unido por los mensajes en los que se basaba su publicidad.

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En el periódico The Daily Mirror apareció una campaña de PMI que decía: “Hold my light, a new way to give up cigarettes”. La frase traduce: “toma mi encendedor, una nueva forma de dejar los cigarrillos". De inmediato, la organización Cancer Research calificó a la campaña de “hipócrita”, argumentando que el slogan lo que trataba era de promocionar sus alternativas a fumar como lo es el calentamiento del tabaco, que es como funciona el Iqos.

Para PMI la publicidad no era más que un paso importante en su objetivo final de dejar de vender cigarrillos. La doctora Moira Gilchrist, vice presidenta científica y de comunicaciones públicas de PMI reaccionó desde Twitter, y dijo que las declaraciones de Cancer Research eran el claro ejemplo de cuando alguien no se fija en lo importante. “Si esta campaña logra conseguir que una sola persona deje de usar cigarrillos, ¿entonces por qué no debería ser bienvenida?”, escribió.

¿Qué es entonces el Iqos y cómo funciona? Hace más de una década, PMI decidió crear en su fábrica de Neuchâtel, Suiza, un centro de investigación e innovación con científicos de la industria farmacéutica. Ellos tenían el reto por delante de inventarse algo que reemplazara al cigarrillo. Solo al cabo de los años encontraron que si calentaban el tabaco, en vez de quemarlo, generarían menos componentes químicos potencialmente nocivos. El Iqos es eso: un dispositivo electrónico que hace que el tabaco se pueda consumir sin necesidad de que haya combustión o fuego. El aparato está compuesto por un pocket charger (estuche cargador) y un holder (que es donde está la cuchilla que calienta el tabaco). Al holder se le inserta un heet, que es un elemento muy parecido a un pequeño cigarrillo, y es allí donde está el tabaco que finalmente se calienta.

Una de las diferencias que notan los fumadores que se han pasado al Iqos es que no quedan oliendo a cigarrillo quemado. El olor que desprende el Iqos al calentar el tabaco es casi imperceptible, al punto en que la gente no suele notar cuando alguien está usando un Iqos cerca. Algunos usuarios cuentan que una vez se cambian a Iqos,  volver al cigarrillo convencional les resulta una experiencia desagradable, no solo por el olor sino por el sabor en la boca.

Sin embargo, el Iqos no es un dispositivo para dejar de fumar. Tampoco está hecho para gente que no fume. El hecho de que los consumibles utilizados con IQOS lleven tabaco implica que la nicotina y su poder adictivo sigan presentes para la persona que los usa.

La tabacalera lo que quiere es abrir el debate sobre alternativas para reducir el daño del tabaco y ahí es donde están los matices y las opiniones encontradas. PMI lo expone de la siguiente manera: la temperatura crítica en un cigarrillo que se prende con fuego es de 400 grados centígrados. En ese punto se da un proceso llamado pirolisis y es cuando comienzan a desprenderse los químicos. A los 600 grados se da la combustión. Y es justamente la combinación de pirolisis y combustión lo que resulta en la producción de miles de químicos. Un Iqos, en cambio, calienta el tabaco a un máximo de 350 grados.

Según los estudios de PMI, en el Iqos hay un 90 a 95 por ciento de reducción de químicos dañinos o potencialmente dañinos si se compara con los niveles encontrados en el humo del cigarrillo. Esa afirmación fue respaldada por un comité asesor de la administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), organización que actualmente se encuentra en proceso de revisión de la evidencia sobre IQOS bajo la directiva de Productos de Tabaco de Riesgo Modificado (MRTP).

Sin embargo, dicho Comité no avala la tesis de que el Iqos reduce el riesgo de enfermedades relacionadas al tabaco pues, según ellos, la evidencia aún no es suficiente para respaldar dichas afirmaciones de la Philip Morris.

En síntesis, aunque con el Iqos hay una reducción en la exposición de químicos potencialmente dañinos, esto, según el Comité asesor, no necesariamente se puede traducir en una razonable, cuantificable y sustancial reducción de la morbilidad y mortalidad. Más estudios deben ser realizados para soportar dichas conclusiones.

Pese a las reticencias de las organizaciones de activistas anti tabaco, la Philip Morris está interesada en que se sigan llevando a cabo estudios independientes pues consideran que haber eliminado la combustión es un camino que termina beneficiando ostensiblemente a los convencionales fumadores. Tan es así su apuesta, que PMI espera a futuro dejar de vender cigarrillos y seguir poniendo todos sus esfuerzos en evolucionar dispositivos como el Iqos.

Los debates científicos sobre las consecuencias de usar Iqos están por darse. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Toraccica emitió un comunicado a comienzos de este año en el que advertía que estos dispositivos para calentar tabaco contienen sustancias tóxicas y que causan cáncer. Para ello citaban un estudio del doctor Reto Auer publicado en la revista Jama Internal Medicine y otra investigación encargada por la OMS al Gobierno de Japón del Dr. Kanae Bekki.

La doctora Moira Gilchrist aseguró, por el contrario, que los métodos que utilizó el primero de los estudios fue inadecuado e insuficiente para detallar las conclusiones a las cuales llegaron. Por tal razón, fue excluido por la FDA del análisis de evidencia presentada por PMI en relación con IQOS. En cuanto al segundo de Bekki dijo que están en línea con PMI en cuando a que en el Iqos hay reducción de químicos potencialmente dañinos. “Sin embargo, la conclusión principal de su estudio difiere de la nuestra”, dice.

El argumento de Moira es que nadie puede negar que la nicotina es adictiva y que no está exenta de riesgos, “no obstante, el riesgo principal se produce cuando el tabaco es quemado, de ahí vienen todos los otros químicos que generan las complicaciones a nivel de la salud. Vienen es de eso, y no de la nicotina”, asegura.

En cualquier caso, el Iqos entró a revolucionar un mercado que desde hacía más de un siglo parecía estancado e inamovible. El debate sobre este dispositivo se seguirá dando y es necesario que las investigaciones continúen apareciendo. Por estos días PMI está lanzando la versión 3 de Iqos y seguramente vendrán más modelos y más desarrollos que intentarán disminuir los riesgos a los que se enfrentan los fumadores. Eso es lo que aseguran sus creadores.