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En 2024 se reportaron 36.000 millones de ciberataques que alertaron a la banca
Según ACI WorldWide, se prevé que el coste global del fraude para 2027 será de 40.620 millones de dólares.
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En 2024, el sistema financiero colombiano enfrentó uno de sus mayores desafíos: 36.000 millones de intentos de ciberataques en un solo año, según cifras del Equipo de Respuesta a Emergencias Cibernéticas de Colombia (ColCert). Esto equivale a más de 98 millones de ataques diarios o 68.500 intentos de fraude por minuto, una avalancha que no solo ubicó a Colombia como el cuarto país con más ataques en la región, sino que también puso a prueba la solidez tecnológica y la capacidad de respuesta de las empresas.
No es casual esta situación, ya que la sofisticación de los ciberdelincuentes avanza cada día a la misma velocidad que lo hacen las empresas financieras y con el mismo nivel de profesionalismo, impulsados por tecnologías como la automatización o inteligencia artificial (IA), lo que ha llevado a las entidades a incrementar sus inversiones en ciberseguridad o a aliarse con partners tecnológicos certificados internacionalmente con normas como la ISO/IEC 27001.
Sin embargo, el reto no se limita únicamente a defenderse, pero sin afectar la experiencia de los usuarios, especialmente en el sector financiero, uno de los más atacados por los delincuentes cibernéticos.

La clave está en asegurar que los procesos de conexión vía API estén certificados por normas internacionales de seguridad de la información. “Desde datos biométricos y geolocalización, hasta huellas digitales de dispositivos, comportamiento de navegación, datos transaccionales, incluso el diseño de las políticas de riesgos de los lenders, es toda información de alto valor y confidencial que debe estar protegida por procesos certificados”, explicó Santiago Etchegoyen, cofundador y CTO de uFlow.
Este enfoque, el de cuidar de punta a punta la seguridad de los datos, podría permitir incrementar la detección de fraudes en procesos de admisión de clientes y, al mismo tiempo, reducir falsos positivos, mejorando la tasa de aprobación de usuarios legítimos en milisegundos, y permitiendo decisiones automatizadas y dinámicas con integración de tecnologías de autenticación y verificación biométrica. El objetivo es tener la capacidad tecnológica de bloquear de inmediato una operación sospechosa.
Con el aumento de la digitalización y el crecimiento del fraude global que, según ACI Worldwide, costaría 40.620 millones de dólares a bancos e instituciones financieras para 2027, estas herramientas dejan de ser solo una solución tecnológica para convertirse en una inversión estratégica.
