No se podía despedir el año de mejor manera. El caos decembrino se hizo más llevadero gracias a la presentación de Love Of Lesbian en la capital. La cuarta vez de los originarios de San Vicente dels Horts, Cataluña, significó la reafirmación de un vínculo que se fortalece cada vez más entre los músicos y Colombia.
No obstante, el origen del encuentro se remontó a una larga fila (organizada y expectante) que se configuró desde horas de la tarde en The Bonfire, en Chapinero, un espacio dedicado a la música y al arte; y es de destacar que este cuenta con comodidades y servicios (alimentos y bebidas) que amenizan la espera cuando se hace necesaria.
Pasadas las 7:20 de la noche, Ruido D Fondo emergió con su música, algo mucho más que un DJ set: guitarra, batería y consola comenzaron a escribir las páginas de un concierto memorable. Música e innovación estuvieron presentes con esta banda bogotana, que cuenta con más de 14 años de trayectoria y tiene hasta el momento varios sencillos y su reciente trabajo, Contraseñal. De locales, estos músicos demostraron (y demuestran) que hay producciones musicales nacionales que vale la pena escuchar y compartir. Y el espacio estaba más que dispuesto para continuar recibiendo sonidos frescos y novedosos. Hubo muchos oídos receptivos a la propuesta que abrió la noche.
Después, aproximadamente a las 7:55, el quinteto bogotano Lika Nova escribió el segundo capítulo de la noche. Rock indie y sentimiento colombiano: Gris, Manos al fuego, Repetiría todo, entre otras canciones, sonaron y demostraron el peso de más de diez años de hacer música. Más de 20 producciones, entre álbumes y sencillos, dan cuenta de su prolificidad. Y desde esta tribuna recomendamos los álbumes Sangre de prófugo, No hay mal que dure una vida y Repetiría todo. Bogotá y Colombia no tienen de qué preocuparse en cuanto a rock y sonidos nuevos. Y no sobra recordar que es fundamental estar atentos a las creaciones que brotan del aire nacional.
Nueve en punto de la noche. Las páginas del tercer y último capítulo estaban reservadas para la banda catalana. Uno por uno, siete músicos fueron ocupando el escenario: Santi Balmes (voz), Jordi Roig (guitarra), Julián Saldarriaga (guitarra), Oriol Bonet (batería), Ricky Falkner (bajo, teclados), Dani Ferrer (teclados y programación) y Marc Clos (percusión, programación, multiinstrumentación). Love Of Lesbian estaba de nuevo en un escenario bogotano.
Balmes entonó Ejército de salvación, canción homónima de su último trabajo, mientras cada instrumento iba aportando hasta consolidar una sola fuerza que iba a hipnotizar hasta el final de la noche. Continuaron Cuando no me ves, Noches reversibles, Bajo el volcán, La niña imantada, 1999, Club de fans de John Boy… Poesía cantada y bailada; una anécdota o un mensaje para compartir entre canción y canción; cada letra, un episodio de la vida: risas, abrazos, lágrimas, recuerdos, gritos de amor, odio, tristeza y esperanza. La vida es eso que canta Love Of Lesbian.
Entre historias y canciones, el guitarrista Julián Saldarriaga habló de sus orígenes colombianos: sus padres salieron de Medellín y llegaron a Barcelona en busca de un mejor futuro, allá nació él y tiempo después conformó la agrupación que estaba tocando; a esto también le cantan él y sus amigos: a la migración, a la mezcla y unión de culturas, a la diversidad y al respeto, a la unión, a la hermandad (fuente de inspiración de este gira).
Siguieron Sesenta memorias perdidas, ¿Qué vas a saber?, La hermandad, La Champions y el Mundial. Y Los días no vividos (2012), que contó con la participación de Daniel Acosta, cantante de la banda Telebit, quien ofreció fuerza y energía en la interpretación y en el escenario, fue un aporte importante al tercer capítulo de la noche.
Acá se debe destacar la reconocida Belice, del álbum La noche eterna... Y luego, sin dejar tiempo para tomar alientos, retumbó Contraespionaje (El poeta Halley, 2016), con el previo anuncio de que la querían tocar en Bogotá; una nueva prueba y confirmación del cariño mutuo entre los catalanes y Colombia. Una sola voz movió los cimientos de The Bonfire. Se sumaron Incapacidad Moral Transitoria, Los males pasajeros e Incendios de nieve, ráfagas de sentimientos, deseo, sexo, añoranza, éxtasis, nostalgia… Es la vida.
Luego del encore (la partida y eventual regreso de la banda), apareció de nuevo la silueta de Santi Balmes con una guitarra colgada; habló de la situación en el mundo y del surgimiento de fuerzas radicales en Europa y Estados Unidos, y de la intención que tienen junto a sus amigos de banda de tratar de cambiar algo con su música, con su arte.
Citó la frase: “Hay tres cosas incompatibles entre sí: inteligencia, honradez y ‘fastismo’. Quien es inteligente y ‘fastista’, no es honrado; quien es honrado y ‘fastista’, no es inteligente; y quien es inteligente y honrado, no es ‘fastista’”, y en seguida interpretó uno de sus himnos con la guitarra acústica, Donde solíamos gritar; la banda se reincorporó para acompañarlo y dar el último envión…
La noche se tornó azul con el ya clásico Oniria e insomnia; nuevamente cantos, lágrimas, ojos cerrados. Love Of Lesbian y Colombia conectan tan bien…
El tercer y último capítulo había concluido; la firma estaba estampada. A las 11:12 de la noche, siete músicos catalanes, de alma y corazón colombianos, se convirtieron en un ejército que salvó a Bogotá junto con cientos de raros que fueron al concierto a ser felices y vieron sus expectativas ser ampliamente superadas.
Vale anotar que la diferencia en la calidad del sonido que vivieron los teloneros y la del artista principal fue demasiado amplia. Más allá de que es algo que sucede “siempre”, sería bueno reducir en alguna medida esa brecha... encontrar como darles a todos un sonido digno de su arte.