Bogotá se encuentra en medio de una transformación: su oferta de entretenimiento sigue creciendo con dos ejes esenciales: sostenibilidad ambiental y experiencias prémium. Tres ejemplos ilustran esta tendencia creciente, cada uno desde ángulos diferentes, pero unidos en la visión de un futuro donde el ocio, la cultura y la responsabilidad ambiental van de la mano.

Al sur de Bogotá, el Centro Comercial Gran Plaza El Ensueño emerge como referente de compromiso ecológico. Según un reporte de esta empresa, ya cuenta con más de 900 paneles solares fotovoltaicos, que producen una energía anual estimada de 573.680 kWH/ año, lo que equivale a una reducción de emisiones del CO₂ cercana al 88 %, es decir, al impacto de plantar más de 4.716 árboles.

Desde su apertura en 2018 bajo el fondo inmobiliario Grupo Pactia, este centro comercial ha apostado por ecoeficiencia: reducir consumo de energía, gestionar residuos sólidos, ahorrar agua y construir espacios verdes. Con los paneles se está logrando consolidar un modelo ambiental mucho más sostenible.

Centro comercial Gran Plaza El Ensueño, en Bogotá, uno de los complejos que ya está comprometido con el medio ambiente | Foto: Cortesía Pactia

Con este tipo de propuestas se evidencia que el entretenimiento y el comercio ya pueden entenderse en términos de responsabilidad ambiental, pues los clientes, al estar en el centro comercial, también participan en espacios que cuidan el planeta.

La iniciativa ha comenzado a ser adoptada por otros centros comerciales como Plaza Central. En noviembre pasado obtuvo la certificación LEED Platino en Operación y Mantenimiento (O+M), el máximo nivel de este sistema, que reconoce a los edificios con un desempeño ambiental y de sostenibilidad excepcional en su operación continua. La distinción fue otorgada por el U.S. Green Building Council, organización sin ánimo de lucro de Estados Unidos que promueve el diseño, construcción y gestión de edificaciones y comunidades sostenibles.

Dentro de esta operación se destacó:

  • Instalación de más de 900 paneles solares y tecnología LED en iluminación
  • Programas de compostaje, manejo adecuado de residuos, y más de 250 parqueaderos para bicicletas, promoviendo la movilidad sostenible
  • Un logro de ahorro energético del 60 % y reducción del consumo de agua en un 78 % frente a los estándares nacionales

Con todos estos esfuerzos, Plaza Central no solo renueva la experiencia comercial, sino también su responsabilidad social y ambiental.

Centro comercial Plaza Central, en Bogotá, que cuenta con certificación LEED Platino en Operación y Mantenimiento. | Foto: Cortesía PEI

Por otro lado, con una propuesta innovadora y ambiciosa, Bogotá recibió a LUMINA, el más reciente complejo cultural inaugurado el pasado 26 de junio por Cine Colombia, tras una inversión superior a los 35 millones de dólares. Ubicado en el centro comercial Hacienda Santa Bárbara, al norte de la capital, LUMINA se autoproclama como mucho más que un cine: es un espacio donde se integran gastronomía, arte, coworking y experiencias audiovisuales de última generación en un mismo lugar.

LUMINA, inaugurado por Cine Colombia en Hacienda Santa Bárbara, combina cine, gastronomía y arte en un espacio sostenible | Foto: GUILLERMO TORRES

El proyecto se diseñó bajo principios de sostenibilidad, incorporando salas de cine equipadas con pantallas de alta definición, sonido envolvente y sistemas ecoeficientes de energía y climatización. Esta visión responde tanto a la demanda de experiencias inmersivas por parte del público, como a las metas de sostenibilidad urbana de Bogotá, lo que atrae a turistas y aporta al flujo de la economía en la capital.

Más allá del impacto cultural, el desarrollo de LUMINA y de otros complejos que adoptan prácticas similares impulsa de manera directa la economía local. Estas iniciativas generan empleo, dinamizan la cadena de valor del entretenimiento y consolidan al turismo cultural.

Bogotá está demostrando que el entretenimiento del futuro no solo se trata de pantallas más grandes o establecimientos gigantes, sino de entornos que ofrezcan respuestas al medioambiente y que ayuden a la economía nacional. El desafío ahora está en mantener estos modelos en el tiempo y generar una competencia sana a nivel nacional e internacional.