En medio del prolongado cierre parcial del Gobierno de los Estados Unidos, la FAA anunció una reducción del 10% del tráfico, en unos 40 aeropuertos de alto volumen.
En respuesta a esta medida, United Airlines ha dispuesto una política de reembolso completo para pasajeros que decidan no volar, incluso si su trayecto no ha sido afectado.
¿En qué consiste la medida y a quiénes beneficia?
La política de cierre establecida por el gobierno federal ha afectado a alrededor de 3.4 millones de pasajeros, según lo informa Airlines for America.
Esto implica que si tiene un boleto con United Airlines durante este período de afectación, incluso si su vuelo sigue operativo, tiene derecho a solicitar un reembolso completo o a cambiar su reserva.
La empresa hizo el anuncio para todos los clientes que “no deseen volar” durante la crisis, sin importar que su vuelo haya sido cancelado o no, de acuerdo a lo que se informa en Newsweek.
Esto incluye a quienes tengan boletos de tarifa básica (basic economy) o boletos no reembolsables, un cambio significativo frente a políticas normales más restrictivas.
La recomendación para los pasajeros es estar atentos al estado de su vuelo, monitorizar la aplicación o sitio web de la aerolínea, y considerar la opción de reembolso o cambio si la incertidumbre del servicio les genera riesgo de interrupción o inconveniente.
Aunque United afirma que sus rutas internacionales de largo recorrido y entre hubs, se espera que no se vean afectadas, sin embargo, la reducción de capacidades puede generar reprogramaciones, demoras o cancelaciones.
Si su vuelo lo opera otra aerolínea, conviene revisar su política específica, pues algunas también anunciaron mayor flexibilidad.
¿Por qué esta medida es significativa?
No es habitual que una aerolínea de la magnitud de United ofrezca reembolsos voluntarios, incluso cuando el vuelo no ha sido cancelado.
Esto muestra que la empresa evalúa el impacto del cierre del Gobierno como lo suficientemente grave para alterar su política estándar.
Refleja, además, que la presión sobre el sistema aéreo (controladores, seguridad, personal de tierra), ya se considera un factor de riesgo operativo.
Reducir vuelos es una manera de adaptar capacidad frente a la realidad de personal reducido.
Desde el punto de vista del consumidor, esta política ofrece mayor seguridad para quienes prefieran evitar un viaje potencialmente problemático con retrasos o con conexiones perdidas, y desean anular sin coste.
La flexibilidad ofrecida por la aerolínea en este entorno extraordinario puede marcar la diferencia en la experiencia de viaje.