A pocos días de que el cometa interestelar 3I/ATLAS alcance su punto más cercano a la Tierra, continúa la discusión entre expertos sobre su posible procedencia. Entre las voces más destacadas se encuentra la de Avi Loeb, investigador de Harvard, quien plantea que, si el objeto tuviera un origen artificial, no sería descabellado asociarlo con una civilización altamente desarrollada.
A su vez, el científico incluso llegó a comparar el escenario con la idea de que un “emprendedor espacial al estilo Elon Musk” pudiera haber enviado artefactos al espacio profundo, quizá con fines poco claros.
“Solo imagina que existe un imperio que, al igual que España o el Reino Unido, envía barcos para encontrar nuevos territorios. Y al principio mandan pequeñas embarcaciones, pero luego envían naves mucho más capaces”, ilustró con un ejemplo el astrofísico en una entrevista con el New York Post.
Esta no es la primera vez que el astrofísico recurre a este tipo de planteamientos. En un artículo publicado en Medium, el investigador señaló que sería “arrogante” descartar la posibilidad de que 3I/ATLAS sea un objeto fabricado. Además, mencionó varios elementos que considera atípicos, características que, a su juicio, podrían sugerir la presencia de algún tipo de “sistema de propulsión”.
“Mi argumento es simple: la humanidad lanzó objetos tecnológicos al espacio, así que debemos concluir que formas de vida alienígenas podrían hacer lo mismo”, escribió el astrofísico sobre el cometa interestelar.
El experto también recordó un episodio ocurrido en 2018, cuando un supuesto “asteroide” captó la atención mundial y, días después, se confirmó que no era más que un automóvil Tesla enviado al espacio por Elon Musk como parte de una estrategia publicitaria. Para Loeb, ese caso evidencia que no siempre lo que parece un objeto natural lo es, y que la comunidad científica debe mantener una mente abierta.
“Musk, estadísticamente, no es el emprendedor espacial más exitoso de la Vía Láctea en los últimos 13.800 millones de años”, señaló, al recordar que existen alrededor de cien mil millones de estrellas similares al Sol y que muchas de ellas podrían albergar planetas aptos para la vida.
Además, según expone Loeb, resulta plausible que en alguno de esos innumerables sistemas estelares haya emergido un “emprendedor espacial” capaz de enviar un objeto similar a 3I/ATLAS. Incluso recordó que naves tan veteranas como las Voyager podrían recorrer la galaxia si se les concede el tiempo suficiente.
No obstante, el investigador también planteó un panorama más inquietante: la posibilidad de una “selección darwiniana” entre civilizaciones galácticas, en la que las más avanzadas o agresivas sean las primeras en abrirse paso por el cosmos.
“Si desarrollaron sondas autorreplicantes, estas pueden llenar eventualmente la Vía Láctea y dominarla”, advirtió. Por eso, insiste en reforzar la vigilancia espacial: “si 3I/ATLAS es tecnológico, podría representar una amenaza para la humanidad”.
Loeb sostiene que, si en algún momento se llegara a demostrar la existencia de tecnología procedente de otra civilización, las naciones tendrían que destinar una parte de sus recursos militares a la defensa de todo el planeta.
En declaraciones al New York Post, destacó que “la mayor parte del territorio real está allá afuera en la Vía Láctea y no en la roca que todos ocupamos”, por lo que considera imprescindible desarrollar una red de protección global con naves capaces de vigilar e interceptar posibles artefactos tecnológicos que se aproximen a la Tierra.
Para concluir, el astrofísico recordó que el punto máximo de acercamiento de 3I/ATLAS ocurrirá el 19 de diciembre de 2025 y cerró con un comentario tan irónico como inquietante: expresó que espera que la humanidad no termine recibiendo “regalos no deseados” durante las celebraciones de fin de año.