A muchas personas les ha pasado que, justo antes de salir de casa, descubren que su móvil está completamente descargado. Para ese momento ya es demasiado tarde para conectarlo a una toma de corriente, por lo que no queda más opción que recurrir a métodos alternos que permitan recuperar rápidamente el porcentaje de batería necesario para usar el dispositivo sin restricciones.
Quedarse sin carga se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de los usuarios, especialmente porque gran parte de las actividades diarias dependen del teléfono: comunicarse, acceder a información, trabajar o incluso realizar actividades de entretenimiento como ver videos o escuchar música.
Una de las soluciones más prácticas en estos casos, cuando no se tiene un enchufe disponible, es utilizar una power bank. Estas baterías portátiles son extremadamente útiles y basta con llevarlas en el bolso o la maleta para acceder a ellas cuando sea necesario.
En los últimos años se han vuelto un accesorio imprescindible para quienes pasan mucho tiempo fuera de casa, viajan con frecuencia o simplemente quieren asegurarse de que su batería no los deje a mitad del día.
Su funcionamiento es sencillo: primero deben cargarse conectándolas a un cargador convencional, tal como se hace con un smartphone. En su interior almacena energía en una batería de alta capacidad, que posteriormente pueden transferir a otros dispositivos mediante un cable USB o, en los modelos más recientes, de forma inalámbrica. Así, actúan como una batería externa capaz de encender un móvil apagado o prolongar su autonomía por varias horas.
Hoy en día existe una amplia variedad de modelos, pero lo fundamental es adquirirlas en sitios certificados que garanticen la seguridad del producto y eviten daños en componentes sensibles del equipo.
Las power banks de baja categoría suelen prometer capacidades que no cumplen: se descargan rápido, pierden eficiencia en pocas semanas o entregan menos energía de la anunciada. En cambio, las de marcas confiables mantienen su rendimiento durante cientos de ciclos de carga y ofrecen la potencia real que prometen, lo que las convierte en una inversión más segura y duradera.
Su capacidad se mide en miliamperios-hora (mAh) o vatios-hora (Wh), y de esta cifra depende cuántas cargas completas puede ofrecer. Hay opciones compactas, ideales para emergencias, y otras más robustas que permiten cargar varios dispositivos a la vez o incluso equipos más exigentes, como consolas portátiles.