Para 2015, los costos en la salud asociados a la contaminación del aire urbano en Colombia ascendían a 15,4 billones de pesos.
Para 2015, los costos en la salud asociados a la contaminación del aire urbano en Colombia ascendían a 15,4 billones de pesos. | Foto: iStock

Sostenibilidad

Colombia, el país de América Latina que más comercializa vehículos eléctricos

Aunque el sector transportador avanza para contribuir a mejorar la calidad del aire con vehículos más eficientes y tecnologías limpias, aun hay desafíos importantes como la calidad de los combustibles y la tasa de obsolescencia del parque automotor.

26 de octubre de 2020

Por Oliverio Enrique García Basurto*

Colombia cuenta con un parque automotor que registra una tasa de obsolescencia alta: más de la mitad de los vehículos matriculados supera los diez años. Adicionalmente, el nivel de especificaciones de los combustibles que se suministran es muy bajo comparado con estándares internacionales. Esta combinación de factores afecta la eficiencia del sector en el país, lo que genera que el parque automotor produzca mayores niveles de emisiones contaminantes.

En el marco del Primer Congreso de Movilidad Sostenible organizado por Andemos el pasado mes de septiembre, el ministro de Energía, Diego Mesa, resaltó que el sector transporte consume un 40 por ciento de la energía del país y que el 96 por ciento de esta se concentra en combustibles fósiles, los cuales aseguró serán fundamentales en la matriz energética de Colombia para 2040.

De manera que la eficiencia energética que genere nuestro parque automotor va a definir la sostenibilidad del transporte y es ahí hacia donde debe dirigirse la política pública. En este contexto es necesario analizar los desafíos que permitirán promover esa movilidad sostenible para comenzar a enfrentarlos de manera adecuada como sector.

El primero es construir una política pública que promueva la rotación del obsoleto parque automotor. El crónico envejecimiento de la flota vehicular, además de ir en contra de la innovación, produce externalidades negativas para la población en materia de salud pública por la contaminación que produce. Según un estudio del Departamento Nacional de Planeación que presenta los costos por muertes y enfermedades asociadas a la degradación ambiental en Colombia, para el año 2015 los costos en la salud asociados a la contaminación del aire urbano ascendían a 15,4 billones de pesos, equivalentes al 1,93 por ciento del PIB y relacionados con 10.527 muertes y 67,8 millones de síntomas y enfermedades.

Hoy, las medidas existentes en materia de propiedad y uso de vehículos automotores impiden la modernización del parque automotor. Así que es necesaria una nueva regulación que modifique el impuesto vehicular para que sea progresivo en función de la externalidad negativa que genera, contar con una política de Estado para que la restricción que se aplique a la circulación de los vehículos en las ciudades sea con criterio ambiental y con incentivos fiscales que estimulen la desintegración voluntaria de vehículos obsoletos.

Otro desafío importante se relaciona con la calidad de los combustibles fósiles que se suministran en el territorio colombiano, pues existe una relación directa entre las emisiones contaminantes y la calidad del combustible líquido y sus mezclas que se entregan al consumidor final. En Colombia, la calidad de la gasolina corresponde a estándares Euro II y el diésel a Euro IV. Estamos 15 años retrasados frente a lo que rige en otras partes del mundo. Adicionalmente el país no cuenta con un sistema de control de la calidad de los combustibles que se entrega a los consumidores finales.

De manera que es urgente que nuestra legislación acelere la transición a combustibles ultrabajos en azufre –de diez partículas por millón de azufre– y que se implemente un sistema de inspección de la calidad para la cadena de importación, producción, almacenamiento, muestreo, prueba, mezcla, envío, transporte, distribución y gestión de combustibles líquidos derivados de petróleo, biocombustibles y sus mezclas en Colombia, para garantizar así que el producto entregado en las estaciones de servicio cuente con la calidad requerida para el estándar de emisiones reglamentado y el buen funcionamiento del motor en beneficio de la calidad del aire que respiramos.

En cuanto a los vehículos de cero y bajas emisiones, Colombia encabezó la venta de vehículos totalmente eléctricos en América Latina y el Caribe durante 2019, con un registro de 923 unidades. Una posición que ha logrado mantener durante el primer semestre de este año gracias a una política pública que incentiva su compra y propiedad.

*Presidente de Andemos.