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La cultura colombiana invade a Francia

El próximo viernes comienza la segunda temporada del Año Colombia-Francia, que permitirá fortalecer los vínculos entre los dos países. Los franceses apreciarán desde 'La Lechuga' hasta 'Labio de liebre'.

17 de junio de 2017

Gabriel García Márquez tendrá dentro de poco algunos metros cuadrados de concreto en la Ciudad Luz. La pequeña plaza que llevará su nombre es una humilde intersección florida, atascada en medio de un supermercado Monoprix y de un parqueadero municipal subterráneo, entre las calles del Bac y de Montalembert.

El próximo viernes, el mandatario Juan Manuel Santos, acompañado de Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, presidirá la ceremonia de inauguración de esta nueva plaza en el burgués distrito VII y dará inicio a la temporada colombiana en el país galo, en el marco de la celebración del Año Colombia-Francia 2017.

El objetivo principal del evento es reforzar los intercambios culturales entre las dos naciones, que se han consolidado aún más en la última década. Luego de España, Francia es el destino más apreciado por los estudiantes colombianos en Europa. Las universidades galas cuentan con cerca de 4.000 inscritos gracias a 450 acuerdos interinstitucionales, lo que hace de Colombia la segunda nación de América Latina con más jóvenes en las aulas de ese país, luego de Brasil. Por si fuera poco, con 12 Alianzas Francesas, Colombia constituye la segunda red más grande de esa institución en el mundo.

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El segundo objetivo de esta nueva temporada es dar a conocer la cultura y la historia colombianas en Francia. Los 250 eventos de cine, arte, teatro o literatura, entre otros, que se llevarán a cabo en 19 ciudades francesas, serán la ocasión para que sus habitantes memoricen algo más que el nombre de Gabo, único verdadero referente positivo que tienen.

También es la oportunidad para que entiendan mejor la evolución reciente de la nación. “La organización del Año Colombia-Francia refleja el contexto particular que Colombia conoce con el proceso de paz, lo que conduce a los dos países a querer profundizar su relación, aprovechando las alianzas existentes, pero también abriendo nuevas pistas”, explica a SEMANA Anne Louyot, comisaria general para Francia del evento.

Aunque se trata de la más importante y ambiciosa serie de manifestaciones culturales nacionales que se haya realizado en Francia, no es la primera vez que Colombia es honorada allí. En el ámbito de la literatura, los galos ya han tenido la ocasión de conocer una parte de nuestros escritores contemporáneos. En 2010, Colombia, representada por 12 autores, entre ellos Tomás González, Fernando Vallejo, William Ospina y Jorge Franco, fue invitada al festival Les Belles Étrangères. Ahora, en el Año Colombia-Francia, la Casa de la Poesía de París organizará encuentros con Héctor Abad Faciolince, Juan Gabriel Vásquez, Laura Restrepo, Santiago Gamboa y Piedad Bonnett.

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El séptimo arte colombiano tampoco es completamente desconocido en los círculos culturales franceses. La tierra y la sombra, El abrazo de la serpiente y el cortometraje Leidi han sido distinguidos en el Festival de Cannes. Hoy, el objetivo es hacer que ese tipo de producciones sean conocidas a una escala más vasta. Para ello, en el contexto de la nueva temporada de este ‘año cruzado’, el cine nacional será homenajeado en los festivales de la Rochelle y de Biarritz.

Igualmente, la Cinemateca Francesa propondrá a diez directores colombianos presentar diez largometrajes icónicos del país y diez cortometrajes de nuevos talentos. “Esta retrospectiva, del 29 de noviembre al 10 de diciembre, establecerá el vínculo entre el cine del pasado y el del presente. Para mí, hay una verdadera continuidad, quizás con temas más amplios, con menos ganas de hablar de política, pero todavía con ganas de contar el país en su diversidad”, afirma Bernard Payen, responsable de la programación de la Cinemateca Francesa.

La música colombiana también ha ganado terreno. En 2014, Sidestepper, La 33, Frente Cumbiero, entre otros, fueron los invitados de honor del Festival d’Ile-de-France. Además, las mezclas de cumbia con música electrónica han llegado a las noches parisinas, como en la famosa sala de conciertos La Bellevilloise, en donde se organizan frecuentemente soirées dedicadas a este ritmo. En esta temporada, el galo The Infamous Crew y el colombiano Crew Peligrosos presentarán un espectáculo en el festival Paris Hip Hop. Asimismo, el grupo Systema Solar estará en la tarima del festival Eurockéennes, y Puerto Candelaria hará una gira.

Paralelamente, con el fin de valorizar el patrimonio del país, el Museo del Louvre expondrá La lechuga, famosa custodia barroca, y la estatua de Santa Bárbara de Pedro Laboria. “Es un honor para nosotros acoger estas obras maestras insignes que serán presentadas en la sala Murillo, que goza de una hermosa luz cenital situada al extremo de la Gran Galería. Es uno de los lugares más prestigiosos del museo”, dice a esta revista Jean-Luc Martinez, presidente-director del museo.

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Como en el caso de las otras expresiones artísticas, los círculos especializados franceses ya están familiarizados con el patrimonio colombiano. “El Louvre presenta a sus millones de visitantes obras provenientes de Oceanía, África, Asia y, por supuesto, de América, incluida Colombia, sobre todo una tapa de recipiente votivo de la cultura muisca o chibcha y un hermoso colgante antropomórfico de la cultura tayrona”, recuerda Martinez.

Quizás el desafío más grande lo constituyen las artes plásticas. Además de Fernando Botero, ningún otro artista colombiano se destaca de manera contundente. Para remediarlo hay varios eventos ambiciosos. El CAPC, Museo de Arte Contemporáneo de Burdeos, organizará una exposición retrospectiva de Beatriz González y una decena de nacionales estarán en residencia en instituciones francesas para luego exhibir sus obras.

En el célebre Centro

Pompidou, el trabajo de los colectivos nacionales será presentado en la manifestación Cosmopolis n.º1. “La historia del arte colombiano está marcada por numerosos colectivos que han existido más allá del límite, que, según una cierta mentalidad europea, separaría el arte del activismo. La forma de colectivo es heredera de periodos políticos sensiblemente diferentes, pero siempre está en busca de independencia y de complemento frente al poder centralizado”, explica Kathryn Weir, una de las comisarias del proyecto.

En conclusión, Colombia llega, en la mayoría de las expresiones artísticas, a un terreno que ya ha sido abonado. El crecimiento de los intercambios culturales entre las dos naciones se explica por sus excelentes relaciones diplomáticas. Por supuesto, también se debe al valor del arte del país. “En todos los ámbitos, Colombia se ha impuesto como uno de los mayores polos de creatividad. El resplandor de esas creaciones viene de no haber sucumbido a las trampas del arte ‘comprometido’ y a su maniqueísmo político. No se ahorran sin duda las denuncias, pero se introducen en tramas donde el sentido surge del fondo del no sentido. Logran así forjar, a pesar de las rasgaduras sociales y políticas, una simbólica común”, analiza el sociólogo Daniel Pécaut, especialista de América Latina.

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El exministro de Cultura francés Jack Lang destaca este encuentro y lo importante que es para Colombia: “Va a cambiar la imagen del país, ligada al conflicto por años. Este intercambio, además, permitirá conocer nuevos artistas”.

El Año Colombia-Francia marcará sin duda un antes y un después en la relación cultural de los dos países. Quizás, dentro de algunos años, García Márquez tendrá derecho a una plaza más grande o quizás los nombres de León de Greiff o Álvaro Mutis serán grabados en algún callejón parisino. O en una calle. O en una avenida.