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Esta es la tercera entrega de El Paseo que se estrena en plena Navidad. | Foto: El Paseo

CRÍTICA CINE

El Paseo 3: un buen viaje pero no tan bien contado

La cinta que fue rodada durante cinco semanas en varias partes del país, cuenta en sus escenas con un 60% de efectos visuales.

Edwin Tamayo Rueda
26 de diciembre de 2013

Para su director Juan Camilo Pinzón esta no es una película “ligera si no democrática”. Teniendo en cuenta esta premisa los elementos de esta saga escrita por Dago Garcia, pasan por personajes poco estructurados, diálogos cero complejos, locaciones identificables para todos y una historia que no exige ninguna reflexión. Un reflejo parcial de una típica democracia latinoamericana.

El establecimiento de este nuevo paseo comandado por Garcia y Pinzón, tiene destacados logros hacia sus espectadores, como lo son las actuaciones de Margalida Castro en el papel de la teatral suegra insoportable, el de Alberto Barrero quién es el padre innovador en rutas turísticas y el de un Clint Eastwood criollo interpretado por Variel Sánchez, que nunca justifica el por qué de su vestimenta.

También se destaca el diverso y novedoso uso de la cámara, en sus tiempos y ángulos en muchas de las escenas, hermosas locaciones repletas de colores, donde se puede ver una Colombia abandonada y atrasada como ninguna en infraestructura y medios de transporte.

Dago, el 'líder demócrata del cine nacional' en esta tercera edición de su travesía colombiana, hizo notar su inversión en mejor dirección y escenas tipo Hollywood, pero de nuevo se queda corto en generar una historia que no le deje las cosas tan fáciles al desprevenido y por otro lado le genere tanta indignación al consumidor regular de cine y sobre todo a los eruditos y sus ‘procuradoras’ estrellas.

La tercera edición de este paseo seguro ya no resistirá otro viaje a Cartagena, otra representación de una familia bogotana, otra suegra cansona y gritona, otro hijo bobo y loco, otra esposa inocente y sumisa y una hija tonta y con poco parlamento.

El señor Garcia 'líder del cine de masas en el país’ debería tener en cuenta que los colombianos no sólo viajan a 'La Heroica', que los únicos que tienen vacaciones no son los cachacos, que ahora no todas las suegras son tan viejas y feas y que las esposas de ningún manera son tan sumisas y comprensivas. En general las historias y sus personajes se pierden, no se conectan y dejan evidentes vacíos que le restan credibilidad al argumento.

Para el próximo 25 de diciembre de 2014 se debería convocar el día del cine nacional, para que Dago Garcia y sus socios no sean los únicos en tener el privilegio de estrenar sus películas esa fecha que de sobra está documentado funciona para convocar espectadores de todas las esferas.

La sala de nuevo estuvo a reventar y con eso seguro también los bolsillos de sus productores. Al final, desde cualquier punto de vista este fenómeno es bueno y abre más puertas para la industria cinematográfica colombiana que necesita mejores paseos pero también historias mejor contadas.