El pago de la prima alborota las estafas

La promesa de ganar dinero fácil, rápido y efectivo sigue siendo una de las mayores tentaciones para los colombianos que, paradójicamente, tienen entre sus frases más conocidas la que dice que “de eso tan bueno no dan tanto”. Pero conocerla no ha sido suficiente para que más de 6.000 colombianos hayan evitado en los últimos dos años caer víctimas de estafas por más de 2 billones de pesos.

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Las ofertas han crecido a ritmo geométrico en las últimas semanas, cuando millones de colombianos se preparan para tener más liquidez porque por esta época las empresas pagan a sus trabajadores la prima semestral de servicios. Las nuevas modalidades y los métodos cada vez más sofisticados han encendido las alarmas, y motivaron a la Superintendencia de Sociedades a lanzar una cruzada para que los colombianos se informen mejor y no caigan en la trampa.

Solo el año pasado esta entidad logró intervenir a 120 empresas y personas naturales que, mediante todo tipo de argucias, estafaron a miles de ciudadanos. Hasta mayo de 2018 la entidad llevaba 40 intervenciones similares y había iniciado procesos para determinar la cuantía de las estafas y el número de afectados. Y aunque los hallados culpables por estos delitos enfrentan penas hasta de 20 años de cárcel, las personas dispuestas a correr estos riesgos y su gran capacidad de persuasión generan un mercado de enormes proporciones.

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La Superintendencia de Sociedades intervino la primera semana de junio a la compañía Asesoría en Ingeniería de Petróleos (AIP S. A. S.), que ofrece servicios en proyectos de yacimientos de crudo. AIP quedó bajo la lupa por captación ilegal de dineros del público y por eso la entidad le decretó la liquidación, inició un proceso a 4 personas –entre accionistas e integrantes de la junta directiva– e inició los trámites para embargar los bienes a fin de tener con qué responderles a los afectados.

El superintendente Francisco Reyes Villamizar asegura que aunque han aparecido nuevas modalidades, la mayoría son bien conocidas y, sin embargo, logran captar la atención de incautos. En las últimas semanas han reaparecido con fuerza fenómenos que reviven lo ocurrido hace un decenio con pirámides como DMG. Esta vez cadenas de WhatsApp o Skype, volantes, afiches y pasacalles ofrecen de todo, hasta libranzas de dudosa calidad mientras recurren a la imagen del extraditado David Murcia Guzmán. Las ofertas, que incluyen monedas virtuales, lucen irresistibles, pues prometen duplicar y hasta triplicar la inversión.

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En las últimas semanas surgió un caso que preocupa particularmente a las autoridades, ya que encontraron abundante publicidad impresa en la que los estafadores utilizaron logos de la Dian, la Superintendencia de Sociedades y hasta el Registro Único Empresarial de las Cámaras de Comercio para dar apariencia de legalidad a sus negocios.

Pero ¿cómo establecer la diferencia entre una inversión legal y otra ilegal? Para el superintendente Reyes, tres señales inconfundibles identifican las estafas: una, que ofrezcan rendimientos ampliamente superiores a los que ofrece el mercado. Dos, que utilicen mecanismos complejos, de difícil comprensión y en los que no queda claro a dónde llega el dinero y cómo recuperarlo. Y tres, que las empresas oferentes no tengan sucursales o establecimientos físicos a los que el usuario pueda acudir.

Todo indica que muchos colombianos no aprendieron la lección de las estafas pasadas. Miles de personas perdieron más de 1 billón de pesos en 2008 por pirámides como DMG; otros vieron esfumarse 2 billones con las falsas libranzas, las operaciones de factoring ilegales y las multinivel no autorizadas. Pero muchos siguen cayendo en estas trampas, lo que probaría que a pesar de las advertencias, la ambición sigue rompiendo el saco.

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