Mujeres faltan a su actividad laboral por falta de plata para comprar toallas higiénicas y tampones. La dificultad en el acceso a anticonceptivos no es un problema menor. En estratos socioeconómicos con dificultades de ingreso puede ser una bola de nieve que replique pobreza.

ECONOMÍA SEXUAL

Pulso social: mujeres no tienen para comprar toallas higiénicas ni anticonceptivos

La inflación del papel y de productos farmacéuticos está haciendo mella en las mujeres. En varias ciudades no pueden asistir a actividades laborales por falta de plata para comprar artículos necesarios para el periodo menstrual.

25 de mayo de 2022

En un país como Colombia, que tiene tantos problemas por resolver, el de las dificultades para el acceso a la salud sexual y reproductiva y a la compra de productos -por parte de las mujeres- para su periodo menstrual podría verse como algo secundario, pero el asunto tiene hondas dimensiones.

De hecho, según las estadísticas presentadas este miércoles por el Dane, sacadas de la encuesta Pulso Social, esta situación, que afecta principalmente a las mujeres, está llevando a que no puedan asistir a sus actividades laborales por falta de plata para comprar toallas higiénicas, tampones o los artículos que utilicen durante su periodo menstrual.

Por el lado de la falta de acceso a los anticonceptivos, la situación es peor, pues un embarazo no planificado, principalmente en los hogares con menores ingresos, puede llevar a incrementar la pobreza, de manera que el tema amerita ponerlo en el visor.

Y es que, si en abril, el 62,3 % de jefes de hogar en Colombia no tuvo posibilidades de comprar ropa, zapatos, alimentos y artículos similares que son prioritarios, porque son visibles, mucho menos van a lograr abastecerse de lo que poco se ve. Es así como, según dijeron en la encuesta del Dane, en la que se mide el bienestar subjetivo, las redes de apoyo de los hogares, el bienestar de las familias que tienen hijos, y el conocimiento de acceso a la política de apoyo del país, el 13,1 % de las mujeres no pudo acceder a artículos necesarios durante el periodo menstrual. La cifra de abril es incremental, pues en febrero, ese porcentaje era de 10,3 % y pasó a 12,1 % en marzo, para mostrar ahora un nuevo aumento.

Se trata de una nueva brecha entre hombres y mujeres que se ahonda cada vez más, teniendo en cuenta que ellas son las más afectadas por el desempleo y la falta de ingresos. Lo más preocupante, que debe convertirse en una alerta para los que diseñan las políticas públicas, es que se trata de un fenómeno que se está convirtiendo en una barrera de acceso para las mujeres a su propio ingreso, pues muchas no pueden asistir a sus actividades laborales por esa dificultad para comprar toallas higiénicas y tampones (empleadas domésticas, trabajadoras del comercio, entre otras).

Ojo con la salud sexual

En el caso de las dificultades de acceso a los anticonceptivos y a las toallas higiénicas, la razón de un incremento en el porcentaje de mujeres y jefes de hogar que dijeron tener mayor dificultad para comprar ese tipo de productos estaría en la inflación, que llevó a disparar los precios de la pulpa de papel con la cual se elaboran los artículos de higiene personal, como papel higiénico, toallas, pañitos, entre otros.

Por el lado de los anticonceptivos, también la inflación subió los precios de los productos farmacéuticos, principalmente de los que están en categorías como los anticonceptivos, que muchas veces no son vistos como prioritarios, pero que tienen una repercusión alta en el corto y mediano plazo.

De acuerdo con las estadísticas del Dane, el incremento que tuvo en abril la respuesta de la gente que dice no usar ningún método para evitar el embarazo es preocupante. De un 36,8 % que antes no tenía como acceder a estos artículos, la cifra ahora se acerca al 40 %.

Son las mujeres las que menos pueden comprar anticonceptivos. La cifra entre ellas es de 41,67 %, mientras que en los hombres es del 37,46 %.

¿Por qué no hay plata?

Además de que la inflación disparó los precios de productos que deberían ser de primera necesidad, en los resultados hallados por el Dane, relacionados con la dificultad para comprar toallas higiénicas y anticonceptivos, también está presente el desempleo y la informalidad rampante. No en vano, si bien el 51,8 % de los jefes de hogar consultados contestaron que estaban trabajando en la última semana de la investigación; un 36,3 % dijeron estar dedicados a oficios del hogar.

El retorno a las oficinas y sitios de trabajo pone en apuros a los que no pueden comprar toallas higiénicas. Y la presencialidad ya es casi generalizada. El 90,9 % de los jefes de hogar manifestaron que durante la última semana ya no estaban trabajando remotamente desde su casa (teletrabajo, trabajo en casa, modalidad virtual de trabajo).

Por todas esas situaciones, la expectativa con un nuevo gobierno es total, pues los colombianos esperan que realmente se produzca una mejora en sus condiciones de vida y bienestar.