Economía
Ondas de Kondrátiev: el mapa clave para entender los mercados y la innovación tecnológica
No se trata de mejoras incrementales, sino de cambios de paradigma que interrumpen completamente el ‘statu quo’.
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Las ondas de Kondrátiev no son solo ciclos económicos de expansión y contracción, son un plano maestro para el futuro de la innovación. Revelan algo que muchos inversores pasan por alto: las dinámicas a largo plazo que transforman de manera fundamental a las industrias y a las sociedades enteras. El verdadero juego no está en perseguir ganancias a corto plazo, sino en posicionarse para anticipar las revoluciones tecnológicas que son inevitables.
Tendencias
El motor del crecimiento: revoluciones tecnológicas
Cada onda de Kondrátiev marca el surgimiento de una nueva era tecnológica. No se trata de mejoras incrementales, sino de cambios de paradigma que interrumpen completamente el statu quo. El motor de vapor, la electricidad y el internet no solo respondieron a la demanda existente, la crearon, generando ecosistemas de valor completamente nuevos. Así es como se despliegan las revoluciones: no solo cubren necesidades, sino que crean nuevas posibilidades.
Sin embargo, estas ondas siguen una trayectoria cíclica que es predecible. Aquí está el patrón típico:
- Frenesí: Una nueva tecnología crea una euforia especulativa. Se forma una burbuja que, eventualmente, estalla.
- Colapso: Tras el colapso, solo sobreviven los verdaderos innovadores, aquellos que entienden el verdadero potencial de la tecnología.
- Despliegue: Es en esta fase donde se crea el valor duradero, y la nueva tecnología cambia de manera permanente las industrias y las estructuras de poder.
Commodities clave en cada ciclo de Kondrátiev
- Primer ciclo (1780-1830):
- Tecnología: Motor de vapor.
- Commodity: Carbón. Esto fue la sangre del auge industrial, alimentando fábricas y ferrocarriles, creando la primera economía global moderna.
- Segundo ciclo (1830-1880):
- Tecnología: Ferrocarriles y acero.
- Commodities: Carbón y Acero. La infraestructura explotó globalmente, conectando mercados e industrias distantes, un precursor de la globalización moderna.
- Tercer ciclo (1880-1930):
- Tecnología: Electrificación y químicos.
- Commodities: Carbón y cobre. La electrificación de las industrias y las ciudades fue un salto masivo, con el cableado de cobre como columna vertebral de las nuevas redes de energía industrial.
- Cuarto ciclo (1930-1970):
- Tecnología: automóviles y petroquímicos.
- Commodity: Petróleo. El crecimiento posterior a la Segunda Guerra Mundial fue impulsado por la energía barata. El petróleo se convirtió en la moneda global del crecimiento, definiendo la geopolítica y la economía durante décadas.
- Quinto ciclo (1970-2020):
- Tecnología: IT y comunicaciones.
- Commodities: Petróleo y semiconductores. Los chips de silicio remodelaron el mundo. La revolución digital se construyó sobre los cimientos de la computación, creando un cambio tectónico hacia el dominio de la tecnología.
- Ciclo actual (2020-2040):
- Tecnología: IA y biotecnología.
- Commodities: Electricidad (Gas, Hidro, Uranio, Cobre) y Semiconductores. Ahora estamos en la fase de frenesí de la IA y la biotecnología. La especulación masiva está impulsando rápidos avances, pero la plena integración de estas tecnologías en la sociedad aún está a una década de distancia.
Inestabilidad geopolítica y cambios en los commodities
La tecnología crea nuevas industrias, y con ellas surge una nueva demanda de recursos críticos. Aquí es donde el juego geopolítico se intensifica. Cada onda de Kondrátiev ha sido definida por un cambio en el poder global, con naciones luchando por el control de los commodities que impulsan las revoluciones tecnológicas.
- En el siglo XIX, fue el carbón.
- En el siglo XX, el petróleo alimentó tanto los conflictos globales como el crecimiento.
Hoy estamos en transición del petróleo a la electricidad. Este cambio creará nuevas inestabilidades geopolíticas, ya que las naciones compiten por el control del gas, el uranio, el cobre y las energías renovables. El poder pasará a aquellos que dominen los nuevos recursos energéticos, y probablemente emergerá un nuevo estándar monetario.
Al mismo tiempo, los datos se han convertido en el recurso más valioso del siglo XXI, preparando el escenario para conflictos sobre propiedad intelectual, ciberseguridad y el futuro de los ecosistemas de información. A medida que la IA y la biotecnología evolucionen, el próximo campo de batalla girará en torno a quién controla estas innovaciones disruptivas. Blockchain y Web 3.0 están a punto de descentralizar las estructuras de poder, creando paradigmas completamente nuevos para el control económico.
¿Dónde estamos ahora?
Estamos inmersos en la fase de frenesí de una revolución impulsada por la inteligencia artificial y la biotecnología. La pandemia de la década de 2020, junto con un estímulo fiscal y monetario masivo, aceleró el ascenso de la IA y la biotecnología. Las startups están surgiendo por todas partes, y la especulación es rampante. Sin embargo, como todas las burbujas especulativas, esta también estallará. La historia nos dice que esto es inevitable, pero también nos enseña que las crisis no matan la innovación, la intensifican.
¿Qué sigue?
Para 2030, es probable que la actual manía especulativa se haya purgado. Sin embargo, la verdadera fase de despliegue de la IA y la biotecnología se desarrollará entre 2040 y 2060, cuando estas tecnologías se integren completamente en la sociedad y las industrias, transformándolas de maneras que aún hoy es difícil de comprender.
Esto es crucial porque la IA y la biotecnología no son simplemente nuevas herramientas, están cambiando la definición misma de lo que significa ser humano. Ya no estamos simplemente optimizando procesos, estamos reescribiendo activamente el código central de la vida y la inteligencia. En esta nueva era, veremos la creación de formas completamente nuevas de valor, desde la medicina personalizada hasta economías impulsadas por la IA.
Las ondas de Kondrátiev no son solo fenómenos económicos; son señales de transformación. La pregunta crítica no es si la próxima revolución tecnológica sucederá, sino quién la moldeará: ¿reconocerás estas ondas como marcadores de transformación o simplemente reaccionarás a ellas?
La verdadera oportunidad no está en seguir la tendencia, sino en aprovechar estas dinámicas no lineales para moldear el próximo ciclo antes de que llegue por completo.