La hora de la reconciliación ha llegado y los jóvenes dieron el primer paso

Tercera entrega de #VocesDeLaEducación, el espacio en el que se difunde la opinión de un columnista invitado para promover el tan necesario debate en torno al sistema educativo actual en Colombia, sus deficiencias, virtudes y retos.

Dos jóvenes del Instituto Alberto Merani, Andrés Gómez y Sergio Pinilla, saludan a más de 400 estudiantes de diferentes colegios de Bogotá; invitan a reconocerse en el otro, a involucrarse a fondo. Así inicia la Jornada Nacional por la Reconciliación y el Perdón el 30 de agosto de 2017. Después vendría el baile, el rap, y un panel en el que participaron víctimas del conflicto armado. El silencio durante los testimonios dio cuenta de que una profunda transformación está ocurriendo: el dolor de la guerra y la esperanza de la paz ya no son sólo una crónica que se lee en los periódicos, es una realidad que se respira y puede palpar.

Al mediodía, Julián de Zubiría, Director del Instituto Merani, cuenta que 4.000 colegios y 70 universidades a lo largo y ancho del país están en ese mismo momento uniéndose a la Jornada Nacional por la Reconciliación y el Perdón. Es un gran éxito. La Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) activó todas sus redes y movilizó a miles de estudiantes en diferentes ciudades. Pero, además, la Confederación Nacional Católica de Educación (Conaced) convocó a todas las federaciones educativas identificadas con la misión de la Iglesia Católica.

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No sólo las asociaciones educativas contribuyeron a hacer de la reconciliación una jornada nacional, la iniciativa individual fue fundamental. Cinco colegios en Subachoque dieron cuenta de esto. En ese lugar, la profesora Doris convocó a la Alcaldía y organizó un evento con 800 estudiantes. Representantes de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz y Rodeemos el Diálogo (ReD) acompañaron el evento y dieron a conocer sus reflexiones.

En el Instituto Merani el evento se cerró con todos los estudiantes cantando el himno de la Jornada ‘Una nueva puerta’, como símbolo para dar un paso hacia el perdón y la reconciliación. Había en el aire un ambiente de paz, de alegría; se sentía un nuevo comienzo.

La jornada no sólo transcurrió en colegios y universidades, sino que también se tomó las calles de Colombia y la plaza más importante de nuestro país: la de Bolívar en Bogotá. Allí, la organización Todos por la Educación realizó un acto simbólico al que llegaron estudiantes y transeúntes a escribir sus mensajes de reconciliación.

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Poco a poco se acercaba el momento de terminar las actividades del día. Sobre las 6 de la tarde empezó el concierto de cierre de la jornada, el cual contaba con bandas como The Mills y la participación de María Mulata y Maite Hontelé en la Universidad Javeriana.

El auditorio estaba a reventar. Con su canto, María Mulata le recordó a los presentes la riqueza cultural de nuestro país; sin duda la música ha ayudado a sobrevivir esta guerra. Maite Hontelé, por su parte, hizo vibrar a los asistentes con su trompeta y recordó que el país no está solo, el mundo entero acompaña este proceso de reconciliación que es una luz y una inspiración para todas las demás naciones. Sobre las 8:30, The Mills sube al escenario. El grupo de rock llenó de luz y sonido el auditorio, y sus canciones estuvieron acompañadas de un mensaje contundente: “aquí estaremos siempre para cantarle a la reconciliación”.

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Llegan las 9:30 de la noche del 30 de agosto de 2017. Después de 12 horas de acompañar la Jornada Nacional por la Reconciliación y el Perdón en Bogotá, Andrés me pide subir al escenario. La gente empieza a irse, mis palabras acompañan sus pasos: “gracias por creer en el poder del diálogo, la hora de la reconciliación ha llegado, esta es la hora de la sociedad civil, y los jóvenes han dado el primer paso”.

Andrei Gómez Suárez
Profesor e investigador universitario y cofundador de la ONG Rodeemos el Diálogo.

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