La Universidad Nacional y la Universidad de Los Andes. Foto: Semana | Foto: Semana

Educación

Vuelven a caer las matrículas en las universidades en Colombia

Es el segundo año consecutivo en que cae el número de matriculados en las universidades. La crisis económica y el cambio demográfico parecen ser dos de las principales razones, pero no son las únicas.

29 de septiembre de 2019

El desplome de la matrícula de nuevos estudiantes empezó a sonar desde el año pasado en los pasillos de las universidades del país. Un fenómeno que tenía alarmados a los rectores, pero del que no se conocían cifras concretas. Este año salió a la luz un nuevo reporte que deja muchas dudas sobre el futuro de la educación superior en Colombia. ¿Qué tanto se redujo la matrícula y a qué se debe?

Cifras anteriores del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES) muestran que en todo el sistema, es decir, en instituciones públicas y privadas, hubo una caída en la matrícula, especialmente entre 2016 y 2017. El país pasó de tener 952.988 estudiantes nuevos en el primer semestre de 2016 a 912.468 en 2017.Es decir un decrecimiento del 4,25 por ciento.

Ahora, según un reciente reporte del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior, se matricularon 2‘408.041 estudiantes. Eso quiere decir que la baja fue del 1,5 por ciento con respecto al año 2017, y que las universidades están recibiendo aproximadamente 38.000 estudiantes menos

El programa Ser Pilo Paga creó un efecto burbuja en las cifras de nuevos matriculados en las universidades, especialmente en las privadas.

Si bien, en las instituciones públicas la disminución se vio reflejada entre 2014 y 2015, pues pasó de 401.811 en 2014 a 387.331 respectivamente, el frenazo también está afectando a las privadas: en 2016, tenían 501.236 estudiantes mientras que en 2017 fueron 444.331, es decir un decrecimiento del 11,35 por ciento, y en 2018, la disminución fue cercana al 0,6 por cient. Con esta reducción, las instituciones privadas no solo pierden estudiantes, sino también un gran porcentaje de recursos con los que cubren la mayoría de sus costos y que obtienen a través de las matrículas.

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Hay indicios de que este fenómeno estaría relacionado, entre otras razones, con que ahora somos menos.

Cifras preliminares del Censo 2018 del Dane muestran, por ejemplo, que la población en edad de ingresar a la universidad es cada vez menor. En 1973 la población entre 15 y 19 años representaba el 11,8 por ciento, mientras que a 2018 bajó a 8,7.

Esta es una de las teorías más fuertes que algunos académicos mencionan. “La demanda de instituciones como la Javeriana, Los Andes, Eafit e Icesi, proviene de los estratos 4, 5 y 6. Si uno ve la cantidad de graduados en las estadísticas del Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (Icfes), los estratos más altos están creciendo muy lentamente, porque las familias tienen pocos hijos. Ante eso, tienen que ampliar su espectro de demanda para que accedan personas de otros estratos”, dice Fabio Sánchez, profesor de la Facultad de Economía de Los Andes.

Una disminución que también se ve reflejada en el número de estudiantes que terminan el bachillerato. Entre 2016 y 2017 el número de estudiantes que presentaron las pruebas Saber 11, pasó de 561.279 a 559.211, una reducción de 2.068 estudiantes, según datos del Icfes.

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Pese a que las cifras respaldan esta teoría, no es la única. La educación tradicional es cada vez menos atractiva para una generación que creció entre pantallas y dispositivos móviles. Plataformas de cursos online como Coursera, EdX, Udacity y FutureLearn están diversificando la oferta en educación superior en el mundo a un ritmo cada vez más acelerado al punto que hoy la formación que se imparte en una aula de clase está quedando relegada.

Esto se vio reflejado en el informe, pues el año pasado alrededor de 200.000 estudiantes prefirieron la virtualidad.

En 2018, en el mundo había 101 millones de usuarios registrados en las plataformas de MOOC (Cursos en línea Abiertos y Masivos, por sus siglas en inglés) y cerca de 900 cursos en más de 900 universidades en 2018, según datos publicados por Class Central, un motor de búsqueda especializado en educación en línea. Y por supuesto, la dinámica no es ajena en Colombia.

La educación virtual a nivel nacional aumentó 98,9 por ciento en los últimos años. Por ser una de las opciones más atractivas, ¿la reducción en la matrícula, estaría relacionada con las múltiples plataformas de formación en internet?

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Más costosas

Uno de los temas más polémicos que tendrán que analizar las universidades de élite en los próximos años es el precio de sus matrículas, pues el bolsillo de las familias colombianas no está dando abasto. Especialmente cuando la tasa de desempleo llegó a 10,3 por ciento a nivel nacional durante abril, es decir, un incremento de casi un punto porcentual frente al 9,5 por ciento del mismo mes de 2018.

Pablo Navas, ex rector de la Universidad de los Andes / Francisco Piedrahita, rector de la Universidad Icesi /Ambos creen que los costos de las matrículas, la educación virtual y la eliminación del programa Ser Pilo Paga podrían estar afectando la entrada de nuevos estudiantes. Diversificar las instituciones de élite, una posible solución.

En 2007 el costo de la matrícula para un estudiante de primer semestre de cualquiera de las primeras 30 universidades privadas colombianas en el ranking QS era de 13,1 salarios mínimos mensuales legales vigentes (smmlv), en promedio, según el Observatorio de la Universidad Colombiana; mientras que para 2014 pasó a 14,44 smmlv. Aunque no se tienen datos más recientes, la tendencia parece ir al alza.

De acuerdo con la firma consultora B.O.T., el precio de las matrículas también ha subido por encima de la inflación en los últimos años. Entre 2009 y 2015, la inflación fue de 2,8 por ciento promedio anual, mientras que en promedio las matrículas subieron 4,8 por ciento anual. En el efecto acumulado y de manera ilustrativa, una matrícula que costaba 100 pesos en 2009, en 2015 ya valía 132 pesos y solo debería valer 118 si se ajustara por inflación.

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Efecto Ser Pilo Paga

No hay duda de que el programa Ser Pilo Paga creó un efecto burbuja en las cifras de nuevos matriculados en las universidades, especialmente en las privadas, que recibieron 25.000 de los 40.000 pilos matriculados.

Por eso, para algunos expertos, la salida de Ser Pilo Paga fue un gran golpe pues cada año el 32 por ciento de los estudiantes nuevos de las universidades acreditadas eran de Ser Pilo Paga. Ahora, con el nuevo programa, Generación E, solo es el 10 por ciento.

Algunos rectores aseguran que esto explica la disminución en la matrícula. El rector de la Universidad Icesi en Cali, Francisco Piedrahita, señala que “en el primer semestre de este año hubo caída por la eliminación de Ser Pilo Paga y su reemplazo por un programa mucho más pequeño como Generación E-Excelencia. Nosotros le apostamos hace años a una institución incluyente y de excelencia. En Icesi, el estrato más abundante es el 2; y menos del 40 por ciento de los estudiantes provienen de estratos 4, 5 y 6. Pero ese modelo requiere apoyo del Estado con subsidios a la demanda”, aseguró. En efecto, las mínimas posibilidades de financiamiento tanto a la oferta como a la demanda que hay en el país también influyen la caída de la matrícula.

Aunque el tema es alarmante para el sector educativo y laboral, para muchos expertos esto solo es el comienzo. En 2021, el SNIES revelará qué tanto influyó Ser Pilo Paga en la reducción de la matrícula, pues a partir de esa fecha las universidades dejarán de tener ‘pilos’.

Además, en los próximos años es probable que la matrícula siga cayendo pues datos del Dane revelan que la población será cada vez más adulta y habrá pocos jóvenes. Si a esto se suma el aumento exponencial en cursos online y en el precio de las matrículas, se podría estar configurando una tormenta perfecta. Por eso es hora de hacer los ajustes.

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