Cultura
El maestro Yuri Buenaventura se prepara para dos presentaciones de lujo en Bogotá: lugar, fecha y hora de los conciertos
El músico se presentará los días 7 y 8 de noviembre en el Teatro Colsubsidio de Bogotá.
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El maestro Yuri Buenaventura conversa sobre su más reciente álbum, las próximas presentaciones en la capital colombiana, así como de su madre, la herencia del Pacífico y el conmovedor momento que protagonizó en el velorio de Miguel Uribe.
SEMANA: Como músico integral, ¿cuál es el mensaje que siempre ha querido transmitir a través de su música?
Yuri Buenaventura: El mensaje que trato de llevar siempre es el amor por la vida, que es un préstamo que nos otorga la misma existencia. La vida nos la ofrece como un regalo, pero no para quedarnos con ella siempre, sino como un préstamo que se entrega en pequeños instantes.
La música viene de nuestras raíces, de esa cultura profunda del Valle del Cauca, del Pacífico, con mucha dignidad y amor. Cuando uno hace música, cuando expresa su cultura, siente que está transmitiendo un mensaje colectivo que pertenece a toda la comunidad. Y ese acto debe hacerse con amor, porque al hacerlo con amor, el mensaje que transmitimos no es solo lo que queremos decir, sino también lo que la gente recibe y siente.
La música es un medio para exaltar la vida, para promover el amor y la dignidad, y esa es la esencia de mi mensaje: promover el amor, la vida y el respeto por nuestras raíces. Cuando uno se enamora de alguien, no puede vivir sin esa persona o sin esa canción; eso explica en parte qué significa para mí la música. La vida, el mensaje y la dignidad son palabras que para mí tienen un profundo significado.
La dignidad con la que se hace arte, con la que se trata la música popular, que nace de las entrañas de nuestra cultura, es fundamental. La música, además, representa un acto de vida y cada espacio donde se comparte, en vivo o grabado, es una oportunidad para seguir transmitiendo ese mensaje de esperanza, amor y respeto. Es un honor poder seguir llevando mi música por el mundo y recibir reconocimientos que llegan desde tantas naciones.
SEMANA: Hablemos del Pacífico colombiano y la importancia de dignificar esa región a través de su música. ¿Qué significan estas músicas ancestrales, su cultura, y cómo las lleva al mundo?
Y.B.: Las músicas del Pacífico son profundamente ancestrales, vienen de África y de raíces indígenas. Tienen mucho misticismo, amor por la tierra y por el entorno natural, y un fuerte sentido de protección hacia su medioambiente y su cultura. El tambor, que fue traído por los hombres negros durante siglos, es fundamental en estas expresiones musicales, que son profundamente rurales y que sostienen una estructura social desde abajo de la pirámide.
Muchas veces, estas músicas no son muy conocidas por la industria internacional porque ahora todo se mide por likes y seguidores, por el mercadeo y los influencers; pero esas músicas representan, en realidad, la raíz y la estructura de muchas comunidades.
Llevar estas expresiones y sus valores por el mundo es un ejercicio fundamental para mantener viva esa cultura, que en muchas ocasiones está en la base de nuestra sociedad. Muchos músicos en Colombia trabajamos duro para preservar esa herencia, porque esas músicas nos representan y son una expresión profunda de nuestra identidad.

SEMANA: Recientemente, su presencia en el velorio de Miguel Uribe Turbay conmovió a todo el país. ¿Cómo se sintió en ese momento y qué recuerda de esa experiencia, especialmente cantando El guerrero?
Y.B.: Recibí la invitación con mucho honor y respeto. En esos momentos, cuando uno canta en un homenaje tan emotivo, siente que está honrando una vida que se fue, pero también perpetuando su memoria con ese acto de amor y reconocimiento. Efectivamente, el ambiente dentro de la catedral era tan solemne y cargado de emoción que algunas personas se desmayaron. Recuerdo que las puertas se cerraron, creando una sensación de cónclave o cripta, donde la energía era muy intensa. Vi cómo varias personas eran atendidas por desmayos y sentí esa fuerza emotiva que invadía el lugar.
La canción El guerrero representa esa lucha, esa resistencia no con armas físicas, sino con una espada de luz, que ilumina el camino y transmite esperanza. Desde el principio, sentí que esa despedida no era solo un adiós, sino una celebración de su espíritu, de su legado y de esa fuerza que nos une como país. Canté con toda mi alma, consciente de que en ese momento representaba también a toda una nación que lucha por su dignidad y justicia. Lo hice con mucho respeto, con lágrimas en los ojos y con la intención de que ese acto fuera una expresión de amor profundo por Miguel y por Colombia.

SEMANA: Otra canción que ha generado mucho amor es que dedica a su mamá. ¿Qué nos puede contar sobre la relación con doña Mary y qué significa para usted esa figura materna?
Y.B.: Mi mamá fue una monja, una mujer de fe, y mi papá, un jesuita. Se enamoraron y se fueron a vivir al Pacífico. Yo nací en ese hogar, en un ambiente muy bonito, rodeado de valores, fe y mucha espiritualidad. En la casa, el silencio era casi como un monasterio, y allí escuchaba música clásica y crecía en un entorno de paz. Esa formación me dio herramientas distintas para entender la vida y valorar lo que significa la fe, la esperanza y el amor. Cuando llegaba a la casa, sentía ese silencio lleno de amor, solidaridad y alegría, con las melodías del Pacífico y la energía de su gente.
La última vez que hablé con mi madre fue esta mañana, y su consejo fue que leyera la Biblia. Su ejemplo y su amor me acompañan siempre, y esa figura materna representa para mí la fuerza y la esperanza de un país lleno de mujeres fuertes y amorosas, que nos enseñan la verdadera fuerza del corazón.

SEMANA: Hablemos sobre su álbum más reciente. ¿Qué vamos a poder experimentar en él?
Y.B.: Ámame es un álbum que se ubica en dos lugares muy particulares. Primero, habla del proceso de amar a alguien que no te ama, ese amor no correspondido, donde el enamoramiento se vuelve doloroso porque la otra persona no siente igual. Por otro lado, también aborda el momento de la despedida, cuando dos personas que se amaron se dejan, y llega ese tiempo de separación y desamor. En esencia, el álbum representa ese puente que el amor atraviesa, desde el amar hasta el desamar, ese momento cero donde el amor empieza o termina.
Musicalmente, es un disco salsero que también incluye versiones acústicas de algunas canciones, permitiendo escuchar la diferencia entre la expresión lírica pura y otra con ritmo de tambor, mostrando las raíces y la historia musical desde Europa hasta nuestras tierras. Estoy muy emocionado con este lanzamiento y agradecido con el amor que el público le ha dado a mi música.
SEMANA: Hablando sobre esa respuesta de sus seguidores, ¿cómo recibe la noticia de sold out de sus conciertos en Bogotá?
Y.B.: Me siento profundamente agradecido y enamorado de Bogotá y de sus gentes. La primera fecha, programada para el 8 de noviembre en el Teatro Colsubsidio, se agotó en solo dos días, por lo que abrieron una segunda fecha el 7 de noviembre. Es maravilloso sentir ese cariño y ese apoyo de los bogotanos. Para mí, es un encuentro de amor, como si me dijeran “ámame” y yo les respondo con todo mi amor y entrega. Esta respuesta demuestra que la música sigue viva en los corazones y nos conecta.

SEMANA: Finalmente, ¿qué mensaje le gustaría enviarles a los colombianos?
Y.B.: A quienes me admiran y leen esta entrevista, les deseo muchos éxitos en sus sueños, en sus proyectos y en su amor por Colombia. No podemos rendirnos ante la corrupción, la violencia o el odio; debemos seguir creyendo en un país mejor, luchando con amor, con fe y con esperanza. Las artes, la cultura y la música son herramientas poderosas para elevarnos y fortalecer nuestra identidad como colombianos y colombianas.
Creo en el poder del amor y en la capacidad que tenemos de construir un país en paz si aprendemos a respetar nuestras diferencias y a valorar esa diversidad que tanto nos enriquece. Los invito a seguir soñando, a seguir luchando, porque Colombia merece lo mejor y juntos podemos lograrlo.