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Jeff Bezos ordenó una investigación privada para establecer cómo se habían filtrado las fotos y las conversaciones. Esta semana denunció que lo estaban chantajeando. | Foto: GETTY IMAGES

ESCÁNDALO

Donald Trump y Arabia Saudita estarían detrás de las filtraciones sobre Jeff Bezos

Aunque ya se confirmó que Michael Sánchez, el hermano de Lauren, fue quien filtró las fotos y las conversaciones íntimas entre ella y Bezos, el escándalo ahora tiene tintes políticos, pues podría involucrar también al presidente de los Estados Unidos y a un gobierno extranjero.

16 de febrero de 2019

Los últimos días no han sido fáciles para Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, según la revista Forbes. No solo se divorció de su esposa, MacKenzie, luego de un matrimonio de 26 años, sino que unas conversaciones íntimas entre él y su nueva novia, la presentadora Lauren Sánchez, terminaron en manos del National Enquirer. El diario sensacionalista las publicó como prueba de que el fundador y dueño mayoritario de Amazon había sido infiel desde varios meses atrás. Como si fuera poco, el periódico también anunció que tenía fotos muy explícitas que se abstenía de mostrar por respeto a los lectores.

El magnate no se quedó quieto y le ordenó a un equipo de investigadores privados averiguar cómo se habían filtrado los chats. Sospechaba que detrás había motivaciones políticas y que no se trataba del simple trabajo periodístico de un tabloide acostumbrado a los chismes de la farándula.

En contexto: Bezos acusa al National Enquirer de chantajearlo con fotos íntimas

Las dudas aumentaron por un tuit del presidente Donald Trump, quien considera a Bezos su enemigo público número uno, en el que se burlaba de él y aprovechaba la oportunidad para mandarle un varillazo al diario The Washington Post, que también pertenece al empresario: “Lamento escuchar la noticia de que Jeff Bozo (sic) fue derribado por un competidor cuyos informes, según tengo entendido, son mucho más precisos que los de su periódico cabildero, Amazon Washington Post”.

Michael es un fuerte seguidor de Donald Trump y tiene conexiones con algunos políticos y activistas amigos del presidente, como Roger Stone

Todo se complicó aún más cuando un representante del American Media Inc. (AMI), el conglomerado de medios al que pertenece el National Enquirer, contactó a Bezos y, según su testimonio, le pidió retirar la investigación si no quería que ellos publicaran algunas de las fotos, que incluían selfis de sus partes íntimas. Ante lo que calificó como un chantaje, el empresario sacó un comunicado en su blog personal, en el que acusaba al periódico de extorsionarlo y publicó los correos cruzados. Esto no solo llevó a que AMI anunciara una investigación interna, sino que también generó una fuerte ola de solidaridad con Bezos. Tanto es así que opinadores políticos y medios se pusieron de su lado.

Pero el golpe más grande para el magnate vino después. En efecto, varios medios estadounidenses publicaron que, al parecer, las investigaciones apuntan a que Michael Sánchez, el hermano de Lauren (es decir, el nuevo cuñado de Bezos), filtró las imágenes y los chats.

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Más allá de la traición familiar que hay detrás de esta revelación, la noticia también tendría grandes implicaciones políticas y confirmaría, en parte, la tesis del complot, pues Michael es un fuerte seguidor de Donald Trump. La revista Time incluso afirma que el hombre tiene conexiones con algunos activistas amigos del presidente, como Roger Stone o Carter Page. Y otros medios le han hecho un seguimiento a sus tuits, en los que ataca a canales como CNN por publicar noticias contra el presidente de Estados Unidos.

Foto: Instagram / Michael, en la foto con su hermana Lauren y su madre, habría entregado los chats y las fotos que terminaron en la portada del National Enquirer.

Además, hay otro ingrediente con tinte político en este escándalo: David Pecker, el hombre que está al frente de AMI y del National Enquirer, también es un reconocido trumpista, que ya ha tenido líos con la justicia por su apoyo al presidente.

Resulta que, cuando Trump era candidato, Pecker compró en exclusiva para su periódico la historia de Karen McDougal, una modelo de Playboy que aseguraba haber tenido relaciones sexuales con Trump. Su objetivo era enterrar la historia, y el tema hubiera quedado ahí de no ser porque tiempo después la modelo acudió a los tribunales y lo contó todo.

David Pecker, el hombre que está al frente del National Enquirer, también es un reconocido trumpista, que ha tenido líos con la justicia por su apoyo al presidente

Desde entonces, la Justicia de Estados Unidos intenta establecer si el presidente y sus abogados hicieron pagos irregulares para callar a la modelo durante la recta final de las elecciones presidenciales, lo cual es un delito electoral en ese país. De hecho, cuando estalló ese escándalo, el propio Pecker acudió a la Fiscalía y llegó a un acuerdo para contar todo lo que sabía sobre el caso, a cambio de inmunidad para él y para su empresa.

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El problema podría agrandársele a Pecker ahora que Bezos lo acusa de chantaje. Si la Fiscalía –que ya anunció que investigará las denuncias del dueño de Amazon– lo encuentra culpable o le imputa algún delito, podría perder esa inmunidad, y tanto él como AMI serían juzgados por los pagos irregulares a la modelo. Y eso no sería todo. El periodista Ronan Farrow, quien escribe en The New Yorker, aprovechó que el escándalo está al rojó vivo para acusar al National Enquirer y a sus directivas de extorsión. Según él, habría otros periodistas afectados.

UN ASUNTO GLOBAL

Algunos, incluso, le dan al escándalo de Bezos un carácter global. La teoría es que detrás de todas las filtraciones estaría el Gobierno de Arabia Saudita y, más específicamente, el príncipe Mohamed bin Salmán, a quien no le habría gustado la forma en la que The Washington Post cubrió el escándalo por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. El propio magnate sembró la duda en el comunicado en el que acusó al National Enquirer de chantaje, pues allí, luego de citar las investigaciones de su periódico sobre la muerte del periodista, escribió: “Es inevitable que ciertas personas poderosas que son objeto de cobertura del ‘Washington Post’ concluyan de manera equivocada que soy el enemigo”.

La sospecha también se debe a que, según The New York Times, AMI habría mantenido negocios con los saudíes. Incluso, algunos representantes del conglomerado habrían buscado a representantes del Gobierno árabe para conseguir fondos que les permitieran adquirir nuevos medios de comunicación.

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La relación, de hecho, sería de vieja data, pues durante la visita del príncipe Salmán a Estados Unidos, en abril de 2018, junto con el National Enquirer circuló una revista especial sobre el reino, llena de elogios y aplausos al nuevo gobernante. Y aunque tanto el Gobierno de ese país como AMI negaron que se tratara de una revista comercial pagada por las autoridades saudíes, la agencia AP obtuvó pruebas de que la embajada de ese país había recibido una copia digital de la revista tres semanas antes de su publicación.

Fotos: AP y AFP / David Pecker (izquierda), cabeza de el National Enquirer, también está involucrado en el caso de los pagos irregulares para callar a una modelo de Playboy, que dice haber tenido relaciones con Donald Trump.

Los rumores han escalado tanto que el pasado lunes el ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno saudí salió a negar que la monarquía petrolera estuviera detrás de las publicaciones sobre Bezos. “Esto es algo entre dos partes –dijo–. Nosotros no tenemos nada que ver y todo esto ya me suena a una novela”.

Pero lo cierto es que, más allá de quién haya hecho las filtraciones y las publicaciones que afectan al magnate, este escándalo ya dejó de ser un chisme de farándula para convertirse en un asunto de política nacional e, incluso, de geopolítica.