
Opinión
Cuidar el cuerpo: la mejor inversión para liderar con propósito
Más que un tema estético, se trata de una decisión diaria que mezcla ciencia, hábitos y constancia.
He descubierto que no hay propósito sin energía, ni liderazgo sostenible sin un cuerpo que lo sostenga. Muchas veces hablamos de innovación, crecimiento o impacto social, pero olvidamos lo más esencial: nuestro cuerpo, ese socio silencioso que sostiene cada decisión y cada sueño.
Durante años pensé que cuidar el cuerpo era un tema estético. Hoy sé que es un acto estratégico, casi empresarial. Al leer al Dr. John Bareño, cirujano especializado en rejuvenecimiento facial, y entrenar con disciplina junto a la experta SusyFit, entendí que rejuvenecer no es un lujo ni una obsesión. Es una decisión diaria que mezcla ciencia, hábitos y constancia.
Dormir: mi primera inversión
Dormir bien no es tiempo perdido: es una caja de ahorro. Durante esas horas, el cuerpo regula hormonas, repara tejidos y reduce la inflamación. Como dice el Dr. Bareño, “Dormir bien no es un acto egoísta, es un acto de liderazgo sobre tu bienestar.” Descansar es invertir en claridad mental y energía para tomar mejores decisiones.
El músculo: mi patrimonio más valioso
Moverse no es castigo, es una afirmación de vida. Subir escaleras, bailar, hacer una serie corta de fuerza… cada gesto suma. La experta fitness Susana Lequerica lo define con precisión: “el músculo es un activo invaluable.” Protege el metabolismo, la postura y hasta el ánimo. En mi experiencia, cuando entreno, mis ideas fluyen y mi propósito se vuelve más tangible.
La alimentación: decisiones financieras del cuerpo
Los ultraprocesados son como deudas con intereses altísimos: restan energía y nos pasan factura a largo plazo. En cambio, las proteínas, fibras y grasas saludables son inversiones que devuelven vitalidad y claridad. El cuerpo siempre da señales; escucharlas nos permite trazar la ruta de una alimentación más inteligente.
La medida posible: estrategia ganadora
El perfeccionismo es una trampa. No se trata de cambios radicales, sino de la constancia en lo posible: dormir 30 minutos más, añadir verduras al plato, caminar con una amiga. El Dr. Bareño lo llama “la medida posible”; yo lo traduzco como un recordatorio: la constancia pesa más que la intensidad pasajera.
El propósito se encarna en el cuerpo
Los grandes proyectos, las empresas que perduran y las transformaciones sociales exigen energía. No podemos liderar desde un cuerpo agotado. El cuerpo no es un cajero automático al que exigimos sin límite, es un socio estratégico que, cuando lo respetamos, devuelve vitalidad, alegría y claridad para vivir.
La ciencia lo confirma: la epigenética demuestra que no son solo los genes los que determinan la salud, sino también los hábitos que cultivamos. Comer bien, movernos y descansar puede activar genes que protegen y silenciar los que predisponen a la enfermedad.
En un país que corre sin detenerse, mi invitación es clara: hagamos una pausa para escuchar al cuerpo. Dormir, movernos y comer con amor no son lujos, son los cimientos del liderazgo con propósito.
Por Natalia Badillo Navarro, gerente general de Mediterránea de Catering