La guacharaca es más que un instrumento: es un ave ancestral tallada en madera. Es Cristo costeño y andino, el que se hizo camino entre el polvo del Caribe.

Opinión

Valledupar: mucho más que un festival, un destino cultural todo el año

Más allá del Festival Vallenato, Valledupar, Cesar se proyecta como una ciudad de cultura, turismo, negocios y experiencias. En esta columna, una mirada a cómo su identidad, infraestructura y ciudadanía la han convertido en un destino vivo y estratégico, listo para el mundo.

Por: Julieth Peraza
30 de septiembre de 2025

“¡Qué felicidad es estar en ti! Todos debemos quererte

Y contribuir, cada quien decir todo lo que te convenga Yo me enamoré de ti, Valledupar. ¿Yo qué puedo hacer por ti?” — Gustavo Gutiérrez

En el mapa cultural de Colombia, muchas ciudades brillan por sus celebraciones tradicionales. Sin embargo, pocas han logrado trascender el calendario festivo y consolidarse como verdaderos territorios de cultura, conocimiento, turismo y negocios. Valledupar, tierra de juglares, río y poesía, ya lo logró.

Hoy, más allá de la música que la hizo universal, Valledupar es una ciudad de eventos: con infraestructura, talento, visión estratégica y resultados medibles. Una ciudad viva, preparada y con proyección internacional.

En 2015, la UNESCO la reconoció como Ciudad Creativa de la Música, un título que la integró a una red global de urbes que hacen de la cultura un eje de desarrollo sostenible. Lejos de ser una medalla simbólica, esa distinción marcó el inicio de una transformación profunda. Desde entonces, la ciudad ha fortalecido museos, auditorios, centros culturales y espacios públicos. Ha formado nuevas generaciones de artistas, productores y gestores. Ha diversificado su agenda y consolidado alianzas entre instituciones públicas, privadas y comunitarias, creando una oferta constante, diversa y de calidad.

Valledupar no aspira a ser ciudad de eventos, ya lo es.

En lo corrido de 2025, el Auditorio de Comfacesar ha sido escenario de 47 eventos de alto impacto: foros académicos, encuentros políticos, actividades sociales, conciertos y espectáculos de gran formato. Y gracias al impulso de la Red de Industrias Creativas y Culturales, la ciudad registra un promedio de 30 actividades mensuales, superando las 270 experiencias en menos de un año.

No son cifras decorativas. Son el reflejo de una dinámica real, sostenible y creciente, que involucra emprendedores, artistas, universidades, empresas del sector turismo y una ciudadanía que vive su cultura con orgullo.

Para ser competitivo en la industria de reuniones, eventos y convenciones, un destino debe cumplir con altos estándares. Valledupar cumple, y con autoridad: infraestructura escénica consolidada, oferta hotelera y gastronómica diversa, capital humano calificado en logística y producción, experiencia demostrada en eventos nacionales e internacionales, instituciones reconocidas como el Museo Cocha Molina y una narrativa territorial potente, basada en el vallenato, la oralidad y sus festivales. Y, por encima de todo, una ciudadanía orgullosa y comprometida con su territorio.

Aunque el Festival de la Leyenda Vallenata sigue siendo su emblema, la ciudad no depende de un solo evento. El calendario está lleno de experiencias vivas: el Festival de Compositores, el Festival del Arroz, el de Atánquez, el de la Panela, el de la Quinta, el Encuentro Vallenato Femenino, el Festival del Cachaquito en Mariangola, el Festival del Limón en Ríoseco, el de la Tinaja en Guacoches, y las fiestas patronales en barrios y corregimientos.

A esto se suma una agenda permanente: ferias del libro y encuentros literarios, simposios académicos, foros empresariales, rutas gastronómicas y agroindustriales, talleres de formación musical como los de la escuela Huellas del Maestro by El Cocha Molina, exposiciones interactivas con tecnología inmersiva, conciertos de artistas locales e internacionales, y actividades deportivas, escolares, comunitarias y turísticas que conectan con el legado vallenato.

En Valledupar, el visitante no asiste a un evento, lo vive. Aquí la cultura no se observa desde lejos: se comparte, se siente y se celebra.

Los congresos no son fríos, tienen calor humano. Los foros no son monólogos, son diálogos abiertos. Las ferias no son vitrinas estáticas, son escenarios vivos para el talento local. Valledupar ha logrado lo que muchas capitales aún intentan: convertir cada evento en plataforma de desarrollo económico, integración social y proyección cultural internacional.

“Camino por las noches, me despiertan los anhelos,

las aguas tan bonitas que tiene el Guatapurí... y paso por la casa donde yo una vez viví, llegando hasta la plaza, me desbordan los recuerdos.” — Carlos Vives

El momento es ahora. Valledupar no necesita construir una identidad: ya la tiene. No necesita importar talento: lo forma y lo multiplica. No necesita ser descubierta: está lista para ser elegida.

Hoy, más que nunca, Valledupar demuestra que es mucho más que un festival.

Es una ciudad de eventos consolidados, con vocación internacional, infraestructura en expansión, visión estratégica y una narrativa cultural inigualable.

Valledupar no se improvisa. Se vive. Y se elige.

“Yo me enamoré de ti, Valledupar...

¿Y qué puedo hacer por ti?” — Gustavo Gutiérrez

Julieth Peraza, gestora cultural – directora Fundación Cocha Molina