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| Foto: Guillermo Torres

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Disidencia del EPL se le entregó al Ejército y los llevaron a las AUC: Álvaro Villarraga

El investigador del Centro de Memoria Histórica cuenta cómo fue la negociación de la guerrilla del EPL y las razones por las que algunos miembros siguen en la delincuencia.

12 de febrero de 2017

Álvaro Villarraga es el director de Acuerdo de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), politólogo, exmiembro del EPL y una de las personas que más conoce la historia de esta guerrilla que se desmovilizó en 1991. Participó en la negociación de paz y fue testigo de los problemas que llevaron a que disidencias se convirtieran en el hoy llamada Clan del Golfo y en ese reducto que desde el Catatumbo mueve el negocio del narcotráfico. Semana.com habló con él sobre la historia de ese grupo insurgente y los errores que no se pueden repetir en la desmovilización de las FARC.
 
Semana.com.: ¿La historia del EPL sigue siendo desconocida, prepara un libro con CNMH?

Álvaro Villarraga (A.V).: En el grupo de memoria histórica hicimos un equipo que se llamaba internamente el equipo de grupos armados y yo estaba encargado del tema del EPL. Yo ya hice un libro sobre el tema, se llama Para reconstruir los sueños, ha tenido cuatro ediciones y volveremos a sacar una con una fundación de la que hago parte. Es narración, testimonio, análisis y periodización histórica. Yo desde la clandestinidad intenté que se hiciera una historia crítica de la propia organización. Para con el Centro yo tengo un trabajo ya escrito desde hace tres años con la toma de 16.000 testimonios y vamos en la mitad, de ahí saldrán unos ocho informes.

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Semana.com.: ¿Cómo fue la negociación del EPL, muy distinta a la de las FARC?

A. V.: No fue fácil, pero en una dimensión histórica puede decirse que fue una negociación rápida, que duró en promedio un año, mucho más corta que la de las FARC. Y tuvo una tregua tres años antes. Lo más importante que hizo el EPL en toda su historia fue proponer la Asamblea Nacional Constituyente, no es una exageración, el EPL fue la organización que hizo esa propuesta política para terminar el conflicto armado y en ese momento ninguna guerrilla compartía esa idea. Nuestro discurso no era participación, era soberanía popular y restituir las formas de democracia como la constituyente, el plebiscito, consultas populares. Ese paquete lo llevamos a la negociación. Así que nosotros también tuvimos una trascendencia política.

Semana.com.: ¿Por qué aún hay reductos del EPL?
 
A. V.: De 18 frentes rurales de importancia la única disidencia que se mantuvo fue la del Catatumbo, y así fue por la unidad de las guerrillas. Las FARC siempre fueron muy hegemonistas, el EPL y el ELN siempre fueron llaves, incluso mutuamente nos llamábamos primos, y cuando el EPL dio el giro que te digo, el EPL se volvió llave del M-19. En el Catatumbo la segunda guerrilla era el ELN y después el EPL, y las FARC era pequeña. Casualmente este grupo disidente queda entre el ELN y las FARC, no había cómo acabarlo. Y, además, se metió duro en el narcotráfico, y el entendimiento con esas guerrillas tiene que ver con negocios de ese tipo. Es una relación pragmática. Uno coge ese pedazo de Tibú hacia El Tarra, y esa partecita es desde los años 70 del EPL, pero esa disidencia no logró rehacer al EPL, son reductos solamente. Por eso me parece injusto cuando dicen que hay que hacer la paz con el EPL, no, la paz ya se hizo con el EPL.
 
Semana.com.: ¿Y qué se puede decir de alias Otoniel, que hoy comanda la bacrim más grande del país y que hizo parte del EPL?

A. V.: Los que están en el  narcotráfico no salieron directamente del EPL, sí hacían parte de un grupo disidente que se llamaba Frente Jesús María Alzate, ‘Otoniel‘ era un mando medio en ese momento, eran más o menos 163 personas. Ellos se le entregaron al ejército en 1996 y el Ejército los llevó a zona de Carlos Castaño y los convirtieron en parte de las AUCC. Unos se le entregaron a Rito Alejo de Río en la Brigada XVII y otros a la Brigada XI, y otros pasaron de los Comandos Populares, que era un grupo de reacción a los ataques de las FARC y de la disidencia, que ya habían matado 65 personas, grupo que finalmente se armó para defenderse. Rito Alejo se coordinaba con esos Comandos Populares para poder atacar a las FARC y los utiliza para inteligencia. Ellas salen de la zona, la disidencia se repliega y se entrega, y los Comandos por un proceso de paz se disolvió pero una parte de ellos, más de cien personas, ya siguen trabajando con la XVII brigada como paramilitares. Esto sólo ocurrió en el Urabá.
 
Semana.com.: ¿De quién fue la culpa que estos desmovilizados no lograran entrar a la vida civil?

A. V.: De esto tiene culpa, en parte, el Estado. Estas personas se armaron porque llevaban año y medio y nos les resolvían nada de reinserción. Porque la disidencia no fue inmediata, y en parte era porque las políticas no funcionaban. Después de un año y medio, los guerrilleros se tomaban las oficinas de reinserción gritando consignas para que los atendieran, para que hubiera capacitación, proyectos productivos. Hay responsabilidad del Estado, yo hablaba con los mandos militares y me decían que eso era una pelea entre guerrilleros, y ya sabemos que eso terminó en masacres como la de La Chinita, en Apartadó. Esto es algo a lo que hay que prestar mucha atención con la desmovilización de las FARC.   
 
Semana.com.: ¿Cuáles son los retos de negociar con los grupos armados en diferentes tiempos?

A. V.: En Colombia no se ha dado una paz global, diferente a como sucedió en El Salvador, a Suráfrica e Irlanda del Norte, nuestro camino es igual a Filipinas. El drama con Colombia es que cada negociación ha sido diferente con cada guerrilla. Aquí hubo que negociar con las cuatro guerrillas y también con cada una de las pequeñas guerrillas o milicias regionales que no eran propiamente movimientos guerrilleros, como el PRT y el Quintín Lame. Esto nos llama a no desestimar el caso del ELN, la guerra no se cierra, ni las insurgencias, ni el conflicto armado, sin pactar con el ELN. Cada guerrilla ha tenido un modelo y un diálogo diferente. El M-19 quería diálogo nacional y salir al escenario político; el EPL pidió Asamblea Nacional Constituyente desde 1984; con las FARC hubo una negociación bilateral, frente a frente con el gobierno, unos acuerdos con mucho sustento y detalle, más que ninguna otra guerrilla y con el fin de que no les incumplan, como nos incumplieron a nosotros en muchas cosas; la negociación con el ELN tiene que ver con la participación y va a ser difícil. Cada guerrilla negocia con una peculiaridad.

Semana.com.: ¿Cuál sería el escenario si no se logra la paz con el ELN?

A. V.: Hay que buscar la paz con el ELN, porque de lo contrario seguiría el conflicto bélico. Si no se negocia con al ELN se le crea un escenario muy difícil a la implementación de lo acordado con las FARC. No se puede desestimar al ELN por ser una supuesta guerrilla pequeña. El fenómeno de hacer la paz con uno, mientras otra guerrilla sigue en el levantamiento armado, es un fenómeno dramático y que trae múltiples riesgos. A nosotros nos trajo polos de atracción a pequeños grupos disidentes, nos trajo violencia, ocupación de territorios de unas guerrillas por otras, el paramilitarismo activo por la vigencia del conflicto armado. Entonces, si se pacta con las dos guerrillas, la situación va a ser extraordinaria porque será inédita, de verdad será el fin del conflicto, y ya lo empieza uno a notar, uno ve ahora a generales de la República, de la Policía haciendo cosas extraordinarias. Sin embargo, hay que ponerle cuidado a los grupos posteriores a las AUC, porque son un riesgo no sólo de seguridad, sino a los programas de sustitución.

Semana.com.: ¿Qué piensa de que algunas de las zonas de concentración no estaban listas para la llegada de las FARC?

A. V.: Este es un campanazo de alerta para el Gobierno, porque sin duda alguna se sabía lo que había qué hacer y no se hizo con el tiempo ni con la eficacia necesaria. Ojalá no vayan a pesar de manera permanente y estratégica los problemas que ya relaté de la ineficacia y las lentitudes. Ellos sabían que eran selvas, lugares difíciles. Este mecanismo de monitoreo y verificación, dijo en el segundo informe desde mediados de diciembre que no había los dispositivos suficientemente, ágiles, en recurso y en adecuación para estas zonas. Y lo real es que la gente de las FARC tuvo que prolongar su desplazamiento y ahora llegan con las cosas a medias y hay que solucionar en medio de la implementación, que es loable porque demuestra la grandeza de las partes. Esto muestra una flaqueza gubernamental.

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Semana.com.: ¿Ustedes tuvieron ese tipo de problemas?

A. V.: Mire, en las diez zonas de campamentos del EPL no hubo ese tipo de dificultades, pero todas las zonas fueron en cabezas de corregimientos, por eso no hubo casi problemas logísticos, porque de común acuerdo con los alcaldes fue muy fácil el trámite para otorgar sitios. Inclusive la formación de la tropa guerrillera era en el parque principal del corregimiento, y ahora no se aguantan una cosa de esas. Y en esos diez corregimiento se izaba la bandera de Colombia y la del EPL, y sin problema. EL contexto es otro, pero ahora en medio de la polarización, la prolongación de la guerra, los mandaron fue para la selva, a zonas totalmente despobladas, eso es reflejo de la oposición, de la prevención, con cosas tan absurdas como armar un escándalo porque en un 31 de diciembre se baila como en cualquier casa del mundo, pero mire que prevención, cómo maltrataron a los funcionarios de la ONU en un acto de decencia, de convivencia social y de sentido de paz, de humanamente estar cerca de la alegría, eso es absurdo.