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Amado Boudou, el 'harlista' que mandaba en Argentina, fue enviado a prisión

El exvicepresidente fue condenado a 5 años de cárcel acusado de quedarse con la única empresa capaz de imprimir billetes, para luego contratarlos con el propio Estado. Nunca más podrá ejercer cargos públicos.

7 de agosto de 2018

Maneja una moto Harley Davidson, se subía a cantar en los conciertos del grupo de rock La Mancha de Rolando, vive en el barrio ‘in’ de Puerto Madero, fue ministro de Economía entre 2009 y 2011, y el vicepresidente de Cristina Fernández de Kirchner. Amado Boudou tiene además el récord de ser el primero de su rango en la historia argentina acusado por hechos de corrupción. En concreto, es acusado de quedarse con la única empresa capaz de imprimir billetes, para luego contratarlos con el propio Estado.

Este martes su caso se resolvió y el Tribunal oral en lo criminal federal número 4 informó que el ex alto funcionario fue condenado a cinco años y diez meses de prisión por delitos de corrupción. Boudou quedó bajo arresto por el delito de cohecho y negociaciones incompatibles con la función pública. 

"Boudou, junto a José María Núñez Carmona, habrían adquirido la empresa quebrada y monopólica Ciccone Calcográfica, mientras Boudou era ministro de Economía, a través de la sociedad The Old Fund (TOF) y de Alejandro Vandenbroele, con el fin último de contratar con el Estado la impresión de billetes y documentación oficial”, informó en su momento el juez Ariel Lijo, quien no lo acusa de tráfico de influencias, ni de recibir sobornos, sino directamente de haberse quedado con Ciccone Calcográfica, la única empresa en capacidad de imprimir billetes en ese país. 

Por intermedio de Carmona, su amigo de la infancia, Boudou habría presionado a los dueños de la imprenta a ceder el 70 por ciento de sus acciones a TOF a cambio de una moratoria de impuestos otorgada por la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), que dependía de Boudou como ministro de Economía. Dicha moratoria fue excepcional e ilegal, por los amplios plazos concedidos y la eliminación de intereses.

Al mismo tiempo, “con la finalidad de que Ciccone Calcográfica fuera contratada por el Estado Nacional, Boudou (como ministro de Economía) habría interrumpido una licitación que tramitaba en Casa de la Moneda, que permitía el autoabastecimiento de la producción de la totalidad de las demandas de billetes del Banco Central”, según Lijo.

Después de la elección de Boudou como vicepresidente en noviembre de 2011, Ciccone Calcográfica, ahora llamada Compañía de Valores Suramericana (CVS), firmó un contrato con la Casa de la Moneda para imprimir 410 millones de billetes. El escándalo se hizo público en medio de un trámite de divorcio: Laura Muñoz, la esposa de Alejandro Vanderbroele, titular de The Old Fund, lo denunció como el ‘testaferro de Boudou’.

Hace unos años El País de Madrid informó que pese a sus alcances este hombre es ni de lejos el más influyente del Gobierno argentino. “No es tampoco el más respetado entre sus compañeros de gabinete, ni el que mayor acceso directo tiene con la presidenta. Al contrario que la mayoría del Ejecutivo, Boudou no proviene del peronismo. Pero es la persona a la que Cristina Fernández eligió como vicepresidente del Gobierno en 2011. Y la Constitución de Argentina establece que el vicepresidente ha de asumir el mando del Gobierno en caso de enfermedad, ausencia o muerte. Si Fernández abandona por completo su actividad presidencial durante un mes, Boudou será el presidente en funciones”, como efectivamente ocurrió. 

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“Él es la persona que cuando empezó la crisis global vino a decirme que el mundo había cambiado y que me propuso medidas a tomar. Amado es un hombre leal y que no te teme a las corporaciones”, declaró Fernández en octubre de 2011, Boudou contaba con un gran capital político. En los mítines tocaba la guitarra y cantaba mientras explicaba las medidas del ministerio de Economía, del que era titular. Conectaba con la juventud y se hablaba entonces de él como un posible sucesor de Fernández. Pero nada más estrenar el cargo en 2012 fue denunciado por tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito.

El exvicepresidente se convirtió en una piedra amarrada al cuello de Cristina Kirchner, pero durante muchos meses sorprendió su capacidad de resistencia: ni él renuncia, ni la presidenta le pedía que se hiciera a un lado. Distintas versiones periodísticas, como la que relata Luis Majul en La Nación el 5 de junio, insistieron “que fue Néstor Kirchner quien encomendó a Boudou que le quitara la imprenta a Ciccone”, para evitar que otra empresa, ligada al peronismo opositor, se quedara con el negocio. La terquedad de Cristina en defender a su vice obedece también a que ella lo eligió, contra las opiniones de su propio hijo y de sus asesores más cercanos. 

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Boudou se desgastó con el caso. Aunque asumió durante 2013 ante notario el Poder Ejecutivo del país mientras duró el reposo ordenado por los médicos a la mandataria Cristina Fernández, aquejada de una lesión cerebrovascular, su ascenso al poder no fue como él lo esperaba.

Con agencia AFP