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La semana decisiva del 'brexit'

El Parlamento británico definirá el martes si aprueba los términos de salida de la Unión Europea propuestos por Theresa May. Esta semana, la primera ministra enfrentó una moción de desacato de los parlamentarios, y desde Bruselas abrieron una vía para frenar la salida. El ‘brexit’ va en caída libre.

7 de diciembre de 2018

El próximo martes el Parlamento británico votará el preacuerdo para la salida de la Unión Europea en el peor momento de la primera ministra, Theresa May: a comienzos de semana la Cámara de los Comunes aprobó una moción de desacato que la obligó a presentar los informes legales acerca del brexit. Al hacerlo, aumentaron las dudas sobre la pertinencia del acuerdo y, como si fuera poco, el mismo día recibió la opinión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que dio luz verde para que el Reino Unido revoque el brexit de manera unilateral. Mientras tanto, los antibrexit alegan que la campaña orquestada por Boris Johnson y Nigel Farage, para el referendo de 2016, se basó en mentiras.

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Si el martes no aprueban el preacuerdo, May deberá decidir si convoca un nuevo referendo, presenta otro plan para el brexit, o llama a elecciones generales anticipadas. En caso de aprobación, el 29 de marzo el Reino Unido saldrá de la Unión Europea con consecuencias potencialmente devastadoras para su economía. SEMANA presenta cinco puntos claves del documento que votará el Parlamento y decidirá el futuro del Viejo Continente.

1- Frontera indefinida en Irlanda

Ambas partes se comprometieron a evitar el retorno de una frontera ‘dura’ entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, y firmaron una salvaguarda (backstop) que la mantendrá abierta temporalmente. Pero en el informe presentado tras la moción de desacato, el abogado general del Reino Unido, Geoffrey Cox, aseguró que el backstop puede perdurar de manera indefinida. “En derecho internacional, el protocolo duraría hasta que un acuerdo sustituto tomara su lugar”, aseguró. Los unionistas irlandeses aseguraron que el informe muestra un resultado “devastador para Reino Unido”. Y eso no es lo peor: una salida sin acuerdo implicaría una frontera dura y, con ello, el fin de los arreglos limítrofes firmados en el acuerdo del Viernes Santo, que terminó un conflicto de 30 años. Como dijo a SEMANA Larissa Brunner, analista del European Policy Center de Bruselas y profesora de Oxford, “Esto podría socavar el proceso de paz y conducir de nuevo a la violencia”.

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2- El retorno del pasaporte

El acuerdo incluye un estatus específico para más de 3 millones de europeos que viven en Reino Unido y más de 1 millón de británicos que residen en países de la Unión Europea. Todos podrán continuar sus actividades actuales donde viven y con los derechos que les otorgaba la situación previa al brexit. May intentó limitar el acuerdo a quienes se establezcan antes del 29 de marzo en un nuevo lugar, pero el preacuerdo especifica que ese periodo se extiende hasta que finalice el tiempo de transición en 2020. Por lo tanto, los europeos que lleguen a Reino Unido y los británicos que vayan a vivir a un país de la Unión Europea hasta ese año tendrán los beneficios de los ciudadanos de la comunidad, entre ellos las becas universitarias y permisos de estadía. Luego de la separación, los británicos deberán realizar los trámites de un ciudadano de cualquier país no miembro de la Unión Europea.

3- ¿A dónde va la inversión?

La primera propuesta para el brexit y uno de los pilares del Plan Chequers, presentado en julio por Theresa May, establecía unas reglas comunes (rulebook) para el comercio. Pero el preacuerdo final asegura que la Unión Europea y el Reino Unido serán “mercados separados y con órdenes legales diferentes” . El documento establece que el acceso de los británicos a los mercados europeos dependerá de que Reino Unido respete las normas de la comunidad en materia de competencia, impuestos, medioambiente, y protección social y laboral. May insistió en que esto no obligará a su gobierno a una resolución aduanera “equivalente” en sus nuevos estatutos comerciales, como se especuló en los últimos meses. Como le dijo Brunner a SEMANA, “La implicación más importante será la pérdida de inversión futura, ya que las empresas pueden optar por abrir plantas y ampliar las capacidades en otros lugares fuera del Reino Unido, con consecuencias para su PIB y su desempleo”.

4- Crisis a la vista

El informe presentado por el gobernador del Banco de Inglaterra (BoE), Mark Carney, influirá en la votación del Parlamento. Según el documento, una salida de la Unión Europea sin acuerdo causaría un daño económico peor que la crisis de 2008. El PIB caería 8 por ciento, los precios de la vivienda 30 por ciento, la inflación llegaría al 7 por ciento y el precio de la comida subiría 10 por ciento. Incluso con la salida negociada propuesta, en ningún escenario le irá mejor al Reino Unido que si permaneciera. Las cifras de una salida no negociada podrían beneficiar a May, ya que el acuerdo sería un “mal menor”. Pero la declaración del Tribunal de Justicia europeo terminó de complicar a la primera ministra, que aún no convence ni siquiera al pleno de su partido de aprobar el preacuerdo.

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5- Se reabre el debate

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, amenazó con vetar el preacuerdo en Bruselas días antes de la votación final porque, según él, el documento de salida no aclara la relación entre Gibraltar y el bloque comunitario. Además, exigió que quedara consignado que cualquier decisión sobre el Peñón requeriría el visto bueno de Madrid. El problema radica en que el artículo 184 del acuerdo, por el contrario, da luz verde para que la Unión Europea negocie directamente con Londres sobre Gibraltar. España aprobó el preacuerdo, pero este solo reactivó el debate sobre su soberanía. Aunque May se defiende al decir que España “no ha conseguido lo que quería” tras firmar el preacuerdo sin cambios, Sánchez aprovechó la coyuntura para advertir que “con el ‘brexit’ perdemos todos, pero en Gibraltar gana España”.