Estados Unidos
Estados Unidos da un giro inesperado en su política migratoria: esto es lo que cambia
El Congreso estadounidense aprobó nuevas sanciones para migrantes que crucen ilegalmente la frontera, lo que ha generado debate sobre seguridad y derechos humanos.
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El Congreso de Estados Unidos aprobó el 17 de septiembre de 2025 la “Ley para Detener la Entrada Ilegal”, una legislación que impone sanciones más severas a los migrantes que crucen ilegalmente la frontera o intenten reingresar tras una deportación.
La medida fue respaldada por todos los miembros del Partido Republicano y 11 demócratas, con una votación final de 226 a 197. La congresista Stephanie Bice, republicana de Oklahoma, fue la principal impulsora de esta iniciativa.
La nueva ley establece penas de prisión más estrictas para quienes ingresen ilegalmente al país. La pena máxima por entrada ilegal se eleva de dos a cinco años. Además, aquellos que sean sorprendidos reingresando tras una negación de entrada anterior podrían enfrentar hasta diez años de cárcel.

En casos donde el individuo haya sido condenado previamente por un delito grave, la pena podría ascender hasta 20 años de prisión. Esta legislación busca reforzar la seguridad fronteriza y disuadir la inmigración irregular.
El endurecimiento de las penas se enmarca en un panorama más amplio de medidas restrictivas adoptadas por diversos estados.
En Texas, la ley SB4, promulgada en 2023, criminaliza el ingreso ilegal y permite a las autoridades estatales emitir órdenes de deportación. Aunque inicialmente bloqueada por la Corte Suprema, la ley fue autorizada temporalmente en marzo de 2024, lo que ha generado preocupación entre defensores de los derechos civiles debido a su potencial para aumentar la discriminación racial y la vigilancia excesiva.
Organizaciones como la ACLU advierten sobre los riesgos de esta legislación para las comunidades migrantes y de color.

Estas leyes también otorgan a las autoridades locales la responsabilidad de colaborar estrechamente con el gobierno federal en la aplicación de las políticas migratorias, lo que genera controversia y oposición entre grupos defensores de los derechos humanos.
A nivel federal, la administración del presidente Donald Trump adoptó políticas que refuerzan estas tendencias. Se incrementó el despliegue de recursos en la frontera sur, incluido el envío de 1.500 soldados adicionales, con el objetivo de frenar el ingreso ilegal y reforzar la seguridad nacional.
Además, se implementaron medidas para limitar la ciudadanía por nacimiento y aumentar las deportaciones, lo que intensificó el debate sobre la efectividad y la humanidad de estas políticas.
Estas acciones reflejan un giro hacia políticas migratorias más restrictivas en varios niveles de gobierno en Estados Unidos. Si bien los defensores de estas medidas argumentan que son necesarias para proteger la seguridad nacional y el orden público, críticos señalan que podrían tener consecuencias negativas para las comunidades migrantes y generar tensiones sociales.
El debate sobre el equilibrio entre seguridad y derechos humanos es un tema central en la política estadounidense.