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Nueve discos y un universo espiritual. Tinariwen no se olvida una vez se escucha.

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Grabar bajo las estrellas y frente a escorpiones: regresó Tinariwen

Creyente del encuentro alrededor del fuego, de la tradición oral y de la música, Elaga AG Hamid habló con ARCADIA de la visión de Tinariwen y de su nuevo lanzamiento, ‘Amadjar’.

Alejandro Pérez
13 de septiembre de 2019

No son la única banda que habla a la humanidad desde el desierto, pero, como ninguna otra, Tinariwen ha sabido ganar notoriedad mundial sin abandonar el poder ritual de su música.

Los originarios de Malí se han dado el lujo de librarse a su entorno cultural y expresar lo que les dicta su corazón, desde su más ancestral raíz y sin rendirse a las presiones externas, al dinero o al mercado. Han sobrellevado años de guerras y zozobra y los han traducido en una cadencia musical llena de humanidad y, a la vez, de trance y de cielo.

Lanzaron recién su noveno disco, Amadjar, uno que grabaron de manera tan poética que conmueve."Después de un concierto y de una tormenta de arena", en la ruta que los llevaba del festival Taragalte (de culturas nomádas, al sur de Marruecos) hacia Nuakchot, capital de Mauritania, la banda y su equipo de producción pararon noche tras noche a componer bajo las estrellas. Una experiencia que, según afirman, resultó "mucho mejor que la de un estudio". Y difícil resulta contradecirlos. Luego, en un periodo de 15 días, "frente a una audiencia de escorpiones", grabaron su disco en una gran carpa montada en ese desierto, en unas pocas tomas, sin efectos o audífonos.

ARCADIA habló con Elaga Ag Hamid, quien con sus guitarras y palmas suma una cuota -tan inmensa como las otras- a esta maravillosa experiencia musical.

¿Cómo definen ustedes el trance, la música, el arte? ¿Son complementarios?

El trance es el momento de sueño, de evasión consciente, de dejarse ir, una conexión divina con la naturaleza de la emoción. La música está presente desde el comienzo de nuestra existencia, desde el vientre de nuestra madre, y sigue con nosotros hasta el final de nuestra vida. Es, sin duda, un buen medio para llegar al trance porque todos nuestros sentidos pueden despertar, estimular las ganas de bailar, sin olvidar el rol considerable de la poesía cantada, en términos de analizar la vida en conjunto. 

El arte, por su parte, debería estar presente en todos los sectores de nuestra vida cotidiana. A nuestras instituciones y a nuestros gobiernos les hacen falta mucha expresión artística. 

Háblenos de los sentimientos que siempre han movido a Tinariwen y de aquellos que abordan por primera vez en Amadjar.

Nuestros temas siempre han tenido un lazo profundo con los valores culturales y parten de la manera en la que amamos sentir la vida. En nuestros textos se transmiten las muchas y distintas experiencias que hemos vivido. Y esperamos que, al escuchar nuestra música, se sientan y se vivan todos esos sentimientos poderosos, la melancolía y la nostalgia. 

Trabajaron con algunos invitados en este noveno disco, ¿por qué invitaron a quienes invitaron? 

Son el fruto de encuentros, a veces virtuales. También de historias y de caminos que debían cruzarse y, así, marcar el tiempo, la historia, siempre fortalecida por el espíritu de compartir.

El desierto es el corazón de su música. Para quienes no conocen su desierto, su mundo, explíquenos cómo se hace presente en su música ….

El desierto trae toda la belleza y la calma, pero también la hostilidad y la cólera de los elementos desencadenados a través del tiempo. Ofrece una conexión indispensable a la naturaleza de nuestra vida, en tanto que somos humanos, así de sencillo. 

Nosotros nos alejamos de todos los productos malvados de la sociedad. La inteligencia de la humanidad se ha visto traicionada por el poder del dinero, un hecho que fomentan nuestros dirigentes. Estos, tristemente, no tienen muchas opciones más allá de seguir el juego del sistema, de buscar solo una rentabilidad financiera. En esta sociedad en la que manda el dinero, nos hemos creado falsas necesidades.  

Su pueblo, su dolor, júbilo y pensamiento colectivo, ¿aparecen en sus letras?

Sin duda, ahí se originan nuestros textos y el sentido en el que queremos proponer una reflexión sobre las condiciones de vida, sobre el estado de nuestra sociedad mundial, que no respeta las leyes naturales de la existencia. Consumimos productos de mala calidad, los objetos no ya no están hechos para durar, la obsolescencia programada es devastadora para nuestro ecosistema

¿Cómo componen ustedes?

Las composiciones nacen principalmente de un momento de trance individual, que luego se comparte y se vive en grupo. Luego, poco a poco vamos encontrando lo arreglos pertinentes para cada canción, de acuerdo con el sentimiento que evoca la poesía. 

¿Qué escuchan? ¿Qué músicos los mueven, inspiran, hacen volar?

Esencialmente escuchamos nuestra música tradicional, que siempre se toca y se ha tocado en nuestra tierra. Pero también somos muy curiosos a la hora de descubrir músicas profundas, inspiradas y útiles a la evolución de la espiritualidad en nuestra sociedad común: la humanidad.

¿Qué libros leen?

La lectura no está presente en nuestra cultura. Todo se transmite oralmente, de generación en generación. 

Son músicos mundialmente famosos, ¿cuánto ha cambiado el reconocimiento su modo de vida?

Nos hemos vuelto más precisos en nuestra manera de tocar. Esto por el simple hecho de ir adquiriendo experiencia y también por las múltiples ocasiones en las que hemos estado juntos en giras. A nivel cotidiano, nada ha cambiado en realidad. El dinero no ha polucionado nuestro modo de vida. ¡Quizás aún no somos lo suficientemente ricos para que eso suceda!

Algunos destacan la cualidad repetitiva de sus ritmos. Pero se trata de una repetición mágica, como la del corazón que late…

Exactamente. Es el camino del transe. Cuando se conoce un poco más nuestra música se pueden sentir las sutilezas y matices en los sonidos. Jugamos mucho con los armónicos, tratando de hacer evolucionar las vibraciones.

Sugiérale tres canciones suyas a aquellos que no los conocen.

Amassakoul N‘Tenere

Tenere Takhal

Talyat 

¿Cuál es el mejor concierto que han visto en su vida? ¿Cuál es el mejor que han dado?

Hemos visto grandes conciertos, como los que ofrecen los Rolling Stones, pero no son necesariamente los mejores. A veces, en bares, la experiencia es más íntima y el sonido se vuelve más interesante. Y los momentos de música alrededor de un fuego son un verdadero regalo. 

Cuéntenos de sus experiencias en Colombia.

Su país nos ha dado mucho placer, nos ha permitido descubrir un pueblo muy accesible y nos dio una vitrina para equilibrar las diferencias culturales. Notamos mucha densidad en las ciudades… y nos hizo pensar que la naturaleza es muy poderosa, y eso le merece un respeto de los humanos.