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¿Qué dice la evidencia científica sobre las afectaciones en la salud mental que se pueden derivar de un aborto? ¿Existe un síndrome posaborto? Estas y otras dudas que genera el procedimiento. | Foto: Fotomontaje / SEMANA

ENTREVISTA

Aborto: ¿Golpe o alivio para la salud mental de la mujer?

SEMANA consultó a dos psicólogas y una ginecóloga sobre los efectos reales de la interrupción voluntaria del embarazo en las mujeres que recurren a ella. Estas son sus respuestas.

13 de febrero de 2020

En los últimos días, el país ha vivido un intenso debate sobre el aborto o interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Quienes están a favor o en contra de esta práctica han expuesto sus argumentos aludiendo a conocimientos científicos, conceptos religiosos y elementos jurídicos que siguen chocando a la hora de establecer una postura.

Por eso SEMANA buscó a Laura Gil, ginecóloga de la Universidad Nacional y vocera del Grupo Médico por el Derecho a Decidir; a Victoria Cabrera, psicóloga e investigadora del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana y a Ingrid Lorena Cruz, representante del campo de psicología jurídica del Colegio Colombiano de Psicólogos. Las tres profesionales resolvieron dudas e inquietudes sobre el aborto en relación con la salud mental de las mujeres que deciden realizarse el procedimiento y sobre su papel al acompañar este proceso.

¿Qué dice la evidencia científica sobre las afectaciones en la salud mental que se pueden derivar de un aborto? ¿Existe un síndrome posaborto?

Ingrid Lorena Cruz afirma que la evidencia científica no respalda que haya una correlación entre el aborto y los problemas de salud mental, en comparación con otros factores de riesgos preexistentes. Y por ende, realizarlo no conduce necesariamente a experiencias negativas para las mujeres.

Cruz cita a la Asociación Americana de Psicología (APA) que remite a los profesionales en este campo a revisar los estudios psicológicos sobre el estrés y el afrontamiento de Richard S. Lazarus y Susan Folkman. "Esta perspectiva considera el aborto como un evento potencialmente estresante", enmarcado "en el contexto de un segundo evento estresante de la vida: un embarazo no deseado o involuntario". En esa medida, la representante del Colegio Colombiano de Psicólogos señala que "el aborto puede ser una forma de resolver el estrés asociado con un embarazo no deseado y por tanto puede llevar al alivio".

Laura Gil: Para ella, el aborto "es todo un espectro". En su experiencia como ginecóloga ha visto mujeres a quienes se les ha hecho difícil atravesar el proceso, como hay otras a las que no. "En general lo que les causa a las mujeres un malestar psicológico es el hecho de un embarazo no deseado y de no encontrar respuesta. En su gran mayoría, cuando las mujeres logran salir adelante con el aborto lo que sienten es alivio, tranquilidad".

Hace énfasis en que no se pueden comparar los trastornos de las mujeres que experimentan un parto con aquellos que pueden presentar algunas mujeres después de abortar. Gil trae a colación el concepto de la psiquiátra, Nada Stotland, una de las pioneras en estudiar los efectos adversos del aborto en la salud mental que encontró que "es mucho más frecuente tener secuelas o problemas psiquiátricos después de un parto que después de un aborto". Incluso cuando el parto es deseado y el embarazo es llevado a término.

Victoria Cabrera: “Las investigaciones recientes no han encontrado un síndrome postaborto como tal", pero aclara que sí hay unas consecuencias o unas tendencias de acuerdo con factores como si tienen o no el apoyo familiar o de la pareja. Dependiendo de la educación que han recibido respecto del tema o las creencias religiosas, "estos factores hacen que haya más consecuencias negativas o positivas en cuanto a su salud mental se refiere".

¿Negar la atención o la información sobre el procedimiento para interrumpir el embarazo puede afectar a la mujer?

La Constitución de Colombia protege el derecho a la libertad de conciencia en el artículo 18. Bajo esa consigna, cualquier persona puede ampararse en este derecho y acudir a la figura de ‘objeción de conciencia‘ para negarse a practicar un procedimiento como el aborto de acuerdo a sus convicciones y creencias. Sin embargo, independientemente de su opinión personal, los profesionales médicos tienen el deber de brindar asesoramiento e información a la mujer que desea interrumpir el embarazo, aunque no estén de acuerdo.

Para Laura Gil, el negar la atención y no remitir a la mujer a otras instancias sí trae implicaciones para la mujer.

  1. Dilatación del proceso: entre más semanas pasan, hay más riesgos. "Nunca son tan altos como los del parto, pero el riesgo en el embarazo es progresivo".
  1. Afectación a la dignidad: Cuando un médico juzga la decisión de la mujer, la especialista considera que se "está imponiendo una supuesta superioridad moral sobre una decisión que ella ya tomó" y que envía a la paciente el mensaje de que no es capaz, como ser pensante y autónomo, de actuar sobre su propio cuerpo.

Victoria Cabrera parte del hecho de que cada quien tiene su concepción acerca del tema y debe orientar siguiéndola. “Hay una figura que se llama la objeción de conciencia. En ese orden de ideas, uno actúa como profesional de acuerdo a conciencia". Y pone un ejemplo: "A la hora de escoger un profesional, siempre influyen sus ideas. Si tu quieres separarte, buscas por lo general un profesional que te oriente con tu idea de separarse, pero si vas con una persona que te orienta hacia la idea de no separarte, pues buscarás otro”.

 “El derecho a la IVE no se agota con la realización del procedimiento médico, sino que hay otros componentes que condicionan el goce efectivo de este derecho", señala Ingrid Lorena Cruz.

En la sentencia de unificación SU-096 de 2018 se establecen estándares y deberes de protección del derecho a la IVE, y que visibiliza las acciones que tienen que realizar los profesionales en psicología como los siguientes:

  • El deber de suministrar información oportuna, suficiente y adecuada en materia reproductiva.
  • El derecho a la intimidad en materia reproductiva y el deber de confidencialidad de los profesionales de la salud: Esto por cuanto la decisión sobre la IVE pertenece a la esfera íntima o privada y no es un asunto de interés público o general.

Además, explica que los profesionales en psicología están en plena capacidad para evaluar el impacto que un embarazo tiene en la salud mental de una mujer, como consecuencia de la continuación no deseada de un embarazo. esta facultad está contemplada en la sentencia C-355 de 2006 de la Corte Constitucional que despenalizó el aborto en tres causales.

Derechos de la mujer versus derechos del feto

Laura Gil: "Quién viene en camino todavía no es una persona. Y ahí está el punto para entender el por qué estamos hablando solo del derecho de la mujer. Quien viene en camino es un "nasciturus", feto, embrión, una vida humana. Pero todavía no es una persona. Y hay una diferencia muy clara en los derechos y en la protección de los derechos de un nasciturus versus la de una persona nacida, formada, con un proyecto de vida, más que una vida biológica”.

Gil está a favor de la protección de los derechos de la vida fetal, pero establece que hay una protección diferencial con respecto a la mujer. “El Estado no puede sacrificar los derechos fundamentales de una persona por proteger los derechos de un bien jurídico protegido que es el nasciturus”.

Ingrid Lorena Cruz “Aunque el ordenamiento jurídico colombiano protege la salud y el bienestar integral del no nacido, no lo hace en la misma proporción en la que protege a la persona humana, por lo tanto, el derecho de la mujer a optar por la interrupción voluntaria del embarazo, bajo las causales establecidas por la norma, tiene un estatus jurídico prioritario", dice.

El Colegio Colombiano de Psicólogos se apega, recuerda Cruz, al pronunciamiento de la Corte Constitucional. "Esta señala que el Estado no puede obligar a un particular, en este caso la mujer embarazada, a asumir sacrificios heroicos y a ofrendar sus propios derechos en beneficio de terceros o del interés general. Una obligación de esta magnitud es inexigible, aun cuando el embarazo sea resultado de un acto consentido”, afirma la psicóloga.

En este punto, Victoria Cabrera, tiene otra consideración: “Si bien se han hecho bastantes avances en la educación sexual, siento que hace falta más comprensión sobre la formación que está en el vientre. Ahí debería estar el foco. Y la educación está centrada más en la madre, en la repercusión sobre su cuerpo, en su salud mental, pero poco estamos pensando -si bien insisto se ha hecho- en la persona que está en el vientre materno”.

La psicóloga sugiere que se debe abordar el tema del aborto desde una concepción holística, integral y completa para comprender este fenómeno desde distintas disciplinas.

¿Estamos más informados, pero no lo suficiente?

Las profesionales consultadas coinciden en decir que Colombia ha avanzado en la educación sexual y reproductiva que reciben sus ciudadanos, en comparación con otros países de la región. Mas son conscientes de que aún falta mucho para que el aborto deje de ser un punto sensible de debate.

Según la más reciente Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2015 (el Ministerio de Salud la hace cada cinco años), "el  56.1 % de las mujeres entre 13 y 49 años y el  47.2 % de hombres en el mismo rango de edad tienen conocimiento sobre la despenalización parcial del aborto".

La encuesta arrojó que las mujeres conocen las tres causales que establece la ley para autorizar la interrupción voluntaria del embarazo: malformaciones fetales, violencia sexual o inseminación no consentida y cuando representa un riesgo para la salud de la mujer. No obstante, en relación con esta última causal se observa una brecha: los resultados señalan que el 62% sabe que puede solicitar un aborto cuando esté en riesgo su salud física, pero "menos del 41% conoce que dicha causal incluye también el riesgo para la salud mental de la mujer".