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| Foto: León Darío Peláez

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Uribe y la otra mesa de negociación

El senador del Centro Democrático le propone al Gobierno crear una “mesa técnica” en la que tengan asiento los voceros del No y los de las FARC.

19 de octubre de 2016

Álvaro Uribe le restó trascendencia a la reunión que tres de sus voceros tendrán este jueves con el abogado de las FARC, el español Enrique Santiago. “En algunas ocasiones ya nos hemos reunido con él”, recordó como quien dice que no se trata de nada novedoso, aunque en el actual contexto, después del plebiscito, suponga un canal que se abre entre la guerrilla y el principal contradictor de los acuerdos firmados en La Habana.

A lo que sí le dio trascendencia fue a su nueva propuesta. Uribe leyó una declaración de cinco puntos en la que reafirma su compromiso para alcanzar un Gran Pacto Nacional para salvar el proceso de paz. Se compromete a despojar de intereses políticos la discusión y a dejar al margen las aspiraciones del Centro Democrático en las presidenciales del 2018. Pero lo que más llamó la atención de su pronunciamiento de este miércoles fue la petición que le hizo al Gobierno de crear una “mesa técnica”, en la que tengan asiento los voceros del No, los voceros de las FARC y, lógicamente, delegados del Gobierno.

Es la primera vez que Uribe dice que su partido se sentaría con las FARC para construir un nuevo acuerdo de paz. Meses atrás había rechazado tal propuesta, incluso nunca le respondió la invitación a dialogar que le hizo Rodrigo Londoño Echeverry, ‘Timoléon Jiménez’, jefe máximo de las FARC. “Que acepte la interlocución de las FARC es un avance nada despreciable”, dijo el expresidente del Senado el liberal Luis Fernando Velasco, a quien Uribe puso de testigo de su nueva propuesta.

“El Centro Democrático insiste en un gran Pacto Nacional por la paz. Si ese Pacto Nacional se da, el Centro Democrático se compromete a ayudar en la implementación en el Congreso de Colombia. Apoyamos totalmente esa implementación”, dijo Uribe.

“La proximidad del debate presidencial no será obstáculo. Nosotros nos comprometemos a trabajar con las otras bancadas en la implementación del Pacto Nacional y a aislar el tema de las controversias que surjan en el debate presidencial”, agregó.

Y por eso le pidió respetuosamente al Gobierno integrar una mesa técnica en la cual estén: “el gobierno nacional, por supuesto; los delegados del jefe del Estado, y que el jefe del Estado permita integrar en esa mesa técnica a las FARC y a voceros del NO”.

Uribe subrayó en pedirle al Gobierno “un examen desprevenido de las observaciones del NO. Todos queremos la paz, lo que nos preocupa es la necesidad de introducir unas reformas a los textos de La Habana”.

Cada vez que Uribe presenta una propuesta, en esta coyuntura posplebiscito, tiene dos lecturas. Los más optimistas ven avances, los más realistas las asumen como una forma de dilatar la discusión. Cuando al senador se le preguntó si esa Mesa Técnica tendría un plazo determinado, una, dos semanas acaso, su respuesta fue: “Tenemos toda la voluntad”.

Lo cierto es que Uribe, antes de que se venciera el plazo para que el Gobierno reciba las propuestas del No -según la alocución del presidente Juan Manuel Santos del martes-, deja sobre la mesa del mandatario un ofrecimiento que, por lo menos, obliga a una respuesta del mandatario, y luego de la propia guerrilla.

Este jueves también se espera que los negociadores, Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo, viajen a La Habana a reunirse con los negociadores de las FARC. Los voceros del uribismo se reunirán con el abogado de las FARC, y una comisión técnica tendrá que analizar el presidente Santos. Nadie sabe si el acuerdo de paz, ese que exigen con urgencia en la calle, estará a la vuelta de la esquina. Hay razones para pensarlo, otras para pensar en que no está tan cerca.