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Aunque muchos la llaman ‘la joya de la corona’, la Séptima es hoy una avenida con bajos índices de velocidad y altos niveles de contaminación. En la foto, un render del proyecto de Peñalosa.

BOGOTÁ

El viacrucis del TransMilenio por la Séptima

La Procuraduría suspendió el proceso de adjudicación de la obra de TransMilenio en este emblemático corredor vial. Desde 2006 y después de cuatro alcaldías, el futuro de la avenida insignia de Bogotá sigue en el limbo. ¿Por qué es tan difícil tocar la Séptima?

27 de abril de 2019

A menos de diez días de que el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) adjudicara los contratos de las obras de TrasMilenio por la Séptima, el procurador general Fernando Carrillo pidió suspender el proceso. Su decisión llegó tras hallar “presuntas irregularidades en la armonización” del proyecto que, de materializarse, cambiaría la cara de uno de los principales corredores viales de la ciudad. Y además de los problemas de planeación de la obra sobre los cuales alerta la Procuraduría, el Distrito tendrá que enfrentarse al fallo de un juez que ordenó al IDU abstenerse de adjudicar la licitación.

Procurador General Fernando Carrillo

Según las estadísticas publicadas por el IDU, más de 2 millones de personas se verían beneficiadas con la nueva troncal de TransMilenio. La obra se haría entre la calle 32 y la 200, y en los estudios presentados se habla de una capacidad de 26.000 pasajeros por hora a bordo de 150 buses que no utilizarían combustible diésel. Sin embargo, si bien los desarrollos judiciales de esta semana no han enterrado el proyecto, lo dejan gravemente herido.

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Esta nueva realidad es la continuación del viacrucis de una avenida que, tras múltiples intentos, no ha podido dar el salto hacia un esquema de transporte público viable. Es decir, va más allá del impacto político que la medida pueda tener en la administración de Enrique Peñalosa, de los efectos a mediano y largo plazo en el tráfico de la ciudad, de las consideraciones ambientales y económicas, y de las quejas de los vecinos.

La Séptima ha visto transcurrir los eventos históricos de mayor trascendencia en la vida nacional. Sobre la vieja calle Real se gestó la revuelta en la Casa del Florero que acabó en el grito de independencia.Sobre la Séptima le dispararon a Jorge Eliécer Gaitán, lo que desató una era de violencia de la que el país aún no se recupera. Sobre la Séptima pasaron todas las movilizaciones sociales y manifestaciones ciudadanas y, sobre la Séptima, el país presenció episodios tan trágicos como la toma del Palacio de Justicia o el atentado al Club El Nogal.

Más allá del debate que suscita Trasmilenio, la Séptima necesita de una vez por todas soluciones de largo plazo.

A pesar de su papel histórico, hoy la avenida parece descuidada, con la peor calidad del aire en horas pico, trancones, huecos, inseguridad, desorden y tiempo perdido. La intención de renovarla no es nueva ni nace en esta administración. De hecho, ha habido tantos proyectos sin nunca llegar a la fase de implementación que la Escuela de Gobierno de Harvard decidió hacer un caso de estudio sobre este asunto.

Lucho Garzón, Samuel Moreno, Gustavo Petro y Enrique Peñaolsa. 

Después de que la primera administración de Peñalosa estructuró el sistema de TransMilenio, y del primer Gobierno de Mockus, que le dio continuidad a las decisiones de su antecesor, Lucho Garzón dejó los diseños y estudios de factibilidad del TransMilenio por la Séptima. Sin embargo, no comenzó la obra porque para ese momento ya se sabía que Samuel Moreno, entonces de su partido, sería el próximo alcalde y se oponía a los buses rojos sobre esa vía. Moreno planteó construir un TrasMilenio ligero con estaciones más pequeñas. Su sucesora, Clara López, habló de volverla un “corredor verde” con vehículos eléctricos, árboles y bicicletas. Y Gustavo Petro quiso hacer un tranvía, pero en 2014 anunció la suspensión de esa iniciativa.

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En suma, desde 2006 –hace 13 años– el proyecto está dando vueltas. Cada vez que los bogotanos eligen alcalde, la Séptima se convierte en tema de debate. Y en la medida en que asocian la marca TransMilenio con Peñalosa, la discusión se ha politizado. Como consecuencia, nada ha sucedido en la avenida más emblemática de la ciudad. En promedio, la velocidad por esta vía entre semana llega a 15 kilómetros por hora y en los primeros 50 días de este año, los índices de contaminación sobrepasaron los permitidos en 17 oportunidades. Esta vez, con la cercanía de las elecciones, es probable que la historia se repita y que todo siga igual.

Con la llegada de Peñalosa al Palacio Liévano por segunda vez, todos dieron por sentado que el destino de la Séptima estaría inevitablemente ligado a un gran corredor de TransMilenio. Esa ha sido una de sus obsesiones. Sin embargo, las críticas al alcalde no han dado espera. Desde el Concejo y el Congreso, la izquierda –en cabeza de la representante María José Pizarro y los concejales Manuel Sarmiento (Polo) y Holman Morris– ha atacado la iniciativa. Argumentan aspectos de orden contractual y urbanístico. Esta semana el senador Rodrigo Lara (Cambio Radical) respaldó esos argumentos. Logró, mediante una acción ciudadana, que la Procuraduría suspendiera la licitación. Así mismo, el juzgado administrativo 49 de Bogotá ordenó no adjudicar la obra, esta vez en defensa, dice el despacho, del derecho de los vecinos del sector de La Cabrera a armonizarla con el megaproyecto urbanístico y comercial El Pedregal, ubicado en la calle 100 con Séptima e impulsado por privados.

La solicitud de suspensión de la Procuraduría es el menor de los obstáculos que enfrenta esta vez el proyecto. Esta no tiene nada que ver con la conveniencia de la obra, sino con eventuales vicios de forma en la fase de planeación, que podrían frenarla e implicar demandas millonarias contra el Estado. Según el ente de control, este pretende blindar la iniciativa para que esa situación no se presente.

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Si el IDU logra demostrar la armonización, como pide el juez, el tema de la Procuraduría podría solucionarse en días. “El balón está en el campo del IDU. No se trata solo de asegurar una fecha para contratar, sino de garantizar que el proyecto se desarrolle sin contratiempos y sin sobrecostos. La Procuraduría dio una oportunidad para asegurar la confianza ciudadana en el mismo”, dijo a SEMANA el procurador Carrillo.

Pero más allá de las respuestas de la Alcaldía, o de las acciones de los vecinos, de nuevo la cercanía de las elecciones podría afectar la obra. Varios candidatos han dicho que la respetarán si queda licitada. Sin embargo, la mayoría prefiere evadir el tema. Ciertos sectores, sobre todo propietarios de los predios más valorizados, rechazan tajantemente que TransMilenio les pase por enfrente. Otros, más técnicos, y asociaciones como Corposéptima, ruegan por decisiones que permitan por fin devolverle la dignidad a esta avenida.