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| Foto: Archivo SEMANA

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Martín Sombra cruza la puerta rumbo a su libertad

El carcelero de las Farc consiguió acomodarse en la Jurisdicción Especial de Paz. En su casa esperará hasta que el nuevo tribunal lo llame a rendir cuentas.

22 de junio de 2017

Martín Sombra consiguió silla en la Jurisdicción Especial de Paz. Este jueves, el magistrado del Tribunal de Justicia y Paz Álvaro Moncayo, le concedió al ex jefe guerrillero el boleto de la libertad condicionada.

"Una vez cumplido el presupuesto de la firma del acta de compromiso con el secretario de la justicia especial, se ordena la suspensión de los procesos que se tramitan ante esta jurisdicción", se escuchó durante la audiencia.

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El carcelero de Íngrid Betancourt, Clara Rojas y Alan Jara renunció a su proceso en Justicia y Paz, después de pagar ocho años de cárcel, y se puso a disposición del órgano judicial que se creó en el marco del Sistema de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición que se pactó en La Habana.

Aunque el exjefe guerrillero recuperará su libertad, casi de manera inmediata, sus deudas con la justicia continúan intactas. Es decir, como se amparó en la Ley de Amnistía que les permite la "libertad condicionada a las personas que llevan más de cinco años privadas por delitos que no son objeto de amnistía iure", tendrá que estar disponible para presentarse en el Tribunal de Paz, tantas veces como se le requiera.   

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Algo similar sucederá con los demás excombatientes que se presenten y estén señalados por delitos de lesa humanidad. Igual que en el caso de Ely Mejía Mendoza, serán acreedores de la libertad condicional mientras empieza a funcionar el Tribunal de Paz. "Deberán suscribir un acta de compromiso, sometiéndose libremente a la JEP" y tendrán que informar todo cambio de residencia y no podrán salir del país sin previa autorización.

Helí Mejía Mendoza asesinó por primera vez a los 10 años de edad. "Era un negro que se llamaba Golo. Cuando había matazones, él le cortaba las orejas a la gente, las asaba y las mostraba como trofeo. Yo estaba muy pequeño, pero ese negro me jodía mucho. En esa época los problemas se arreglaban a plomazos. Yo le tendí una trampa en un charco y le metí un tiro. Como el ‘man‘ era negro, me pusieron el apodo de ‘Sombra‘ y con el tiempo terminé siendo ‘Martín Sombra‘". Esta escena, que ocurrió a finales de los años 40, fue contada por el propio guerrillero a SEMANA y es el comienzo de la sangrienta historia de uno de los más antiguos e importantes jefes guerrilleros que hayan pasado por las filas de las Farc.

Por más de 35 años estuvo en las Farc y escapó sin un rasguño de más de 40 operaciones de gran envergadura en su contra. Pero en 2008 la suerte del escurridizo jefe guerrillero llegó a su fin en el pequeño pueblo de Saboyá, Boyacá, cuando fue arrestado por la Policía. "Al único que yo le respondía era a Manuel, Tirofijo". La confianza del jefe de las Farc y de los miembros del Secretariado con ‘Sombra‘ por años fue absoluta.

Un hecho que les permitió a las autoridades medir el grado de cercanía e importancia de ‘Sombra‘ con la cúpula de las Farc fue el hecho de haber sido la persona comisionada por el Secretariado para llevar a cabo una de las misiones más trascendentales: cuidar a los secuestrados.

"A mí me designa el Secretariado el cuidado de los prisioneros. Ellos confiaban en mí y además yo tengo mucha experiencia para correr y me dieron esa misión y cumplí con eso. Yo solo le rendía cuentas directamente a Marulanda y al Mono Jojoy. Si por alguna razón había que hacer algún movimiento con los prisioneros, yo se los comunicaba directamente a ellos", le dijo en ese entonces a SEMANA.