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Urabá y un paro pacífico que se convirtió en un infierno

Después de un paro cívico que pedía la reubicación de tres peajes, las pandillas de Apartadó, Turbo y Chigorodó se tomaron las vías, paralizaron el comercio y amenazan con quemar la infraestructura pública.

5 de enero de 2018

Tiendas y supermercados desabastecidos, estaciones de servicio sin gasolina, falta de medicamentos y oxígenos en los centros de salud y miles de turistas detenidos en la carretera es el resultado de un paro pacífico en el Urabá antioqueño pero que se desbordó y se transformó en tres días disturbios. La crisis de desabastecimiento se ha agudizado porque la región estuvo incomunicada con Medellín desde el 31 de diciembre, cuando un derrumbe taponó la vía que va al mar a la altura del puente de occidente.

Los niveles de violencia de los manifestantes, en su mayoría jóvenes que conforman pandillas famosas por sus riñas a machete en Turbo, Apartadó y Chigorodó, y que aprovecharon el paro cívico de carácter pacífico para desbordar en violencia, han quemado el peaje de Riogrande, incendiaron varias motos de la Policía y una camioneta y, también, la Alcaldía de Chigorodó, donde el fuego alcanzó a apagarse sin que llegara a causar daños.

Iván Acevedo, comerciante y miembro de Comité Cívico que llamó al cese de actividades para pedirle al Gobierno Nacional la reubicación de tres peajes ubicados  a los largo de 70 kilómetros en un zona de alto tráfico de personas de estratos uno, dos y tres, lamentó los hechos de violencia, pues se está perdiendo de foco la discusión.  

Momento en que queman el peaje de río grande:

“Esto está muy serio, la gente esperaba a que llegara una comisión de negociación pero no llegó nadie y ahí está el desorden general. Los muchachos esperaban que el Estado negociara con los gremios, pero al ver que nadie nos atiende estallaron en violencia. Estos actos los rechazamos. Desafortunadamente son muchachos de pandillas a los que les falta papá y mamá, muchachos que sufren una desigualdad grande. Yo estuve calmando a unos el miércoles en la noche, y eran puros niños, ahora es más difícil porque la vida propia corre peligro”, dijo Acevedo.

La situación es tan grave que el mismo coronel Luis Eduardo Soler, comandante de la Policía Urabá, fue retenido varios minutos en la tarde del jueves ante la mirada atónita de los urabaenses. El mismo subsecretario de Gobierno de Antioquia, Hugo Parra, confirmó que los líderes cívicos no tienen nada que ver con las manifestaciones violentas, y que estas son producto de las pandillas de la región.

“Se tiene un refuerzo de 400 de la policías, 300 hombres del ejército, y dos grupos especiales de los batallones de operaciones urbanas que llegaron a la zona para garantizar la tranquilidad y la circulación de los vehículos. Pero nos encontramos con un fenómeno bastante complejo, y es que los que hacen los bloqueos son las pandillas de la zona que son conformadas por menores de edad”, dijo Parra.

La situación en Urabá este jueves es más que delicada.

Así se ve el interior del peaje que fue quemado por manifestantes.