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Viernes negro

Tras fracasar en un complejo plan para atacar Bogotá, los políticos se convirtieron en el objetivo de las Farc.

16 de diciembre de 2002

No se habia recuperado Bogotá del desmantelamiento de un macabro plan terrorista cuando la explosión de dos artefactos llenó de zozobra la noche del viernes. En menos de dos horas un libro bomba le estalló en la cara al senador uribista Germán Vargas Lleras y un maletín, cargado al parecer con el explosivo C4, explotó en el restaurante del piso 30 de Residencias Tequendama en el Centro Internacional de Bogotá. Fueron ataques dirigidos contra los políticos ya que en ese edificio habitan varios congresistas de las regiones. Al filo de la medianoche el presidente Alvaro Uribe condenó el acto y pidió a la sociedad colombiana "no graduar al terrorismo como método de presión para la toma de decisiones de la sociedad". Una alusión clara a las reformas que el Congreso ha aprobado en estas semanas y que constituyen el paquete que el gobierno busca para solucionar las crisis de seguridad, económica, fiscal y política que sufre el país. Al cierre de esta edición las autoridades señalaban a las Farc, con ayuda de terroristas internacionales como el IRA y la ETA, como presuntos culpables de la oleada de terror en la capital.

Sin embargo peores cosas pudieron suceder la semana pasada en Bogotá. A las 9:15 de la mañana del domingo 8 de diciembre una llamada telefónica prendió las alarmas en el Comando de la Policía Metropolitana de Bogotá y se transformó en el preámbulo de una intensa actividad policíaca para desarticular un elaborado plan terrorista contra la capital.

En la comunicación un informante avisó a la seccional de inteligencia del comando que sabía que el frente 22 de las Farc había ordenado el desplazamiento de un grupo de cinco hombres hacia Bogotá. Aunque el informante dijo que desconocía la misión concreta les dio a los oficiales una dirección de Cazucá, en Soacha. En compañía de miembros de la Fiscalía un grupo de oficiales salió hacia el lugar.

Poco antes del medio día allanaron la humilde vivienda de dos pisos, en donde hicieron un importante hallazgo: sus moradores estaban acondicionando como carro bomba con 50 kilos de anfo una camioneta que había sido robada pocos días antes en la población de Villeta. Encontraron también abundante cordón detonante y varios estopines y detonadores eléctricos. En el lugar fueron capturados tres hombres, quienes efectivamente eran buscados por la Fiscalía por el delito de rebelión. Al caer la tarde de ese domingo miembros de la dirección de inteligencia lograron interceptar una comunicación entre 'Hugo', el comandante del frente 22 de las Farc, y uno de sus enlaces en Bogotá conocida con el alias de 'Julia', en la cual él manifestaba su descontento y preocupación por la captura de los guerrilleros y por no haber logrado atentar contra Transmilenio.

En la Policía respiraron aliviados convencidos de que el peor peligro había pasado. Pero no fue así.



Objetivo: Bogota

A la mañana siguiente las autoridades distritales apenas se estaban enterando de los pormenores del carro bomba de Cazucá cuando un fuerte estallido retumbó en el occidente de la ciudad. Eran las 12:20 de la tarde del lunes y acababa de explotar un carro bomba cargado con 70 kilos de explosivos en el parqueadero de un supermercado del barrio Normandía. Dejó 69 personas heridas, 26 vehículos parcialmente destruidos, al igual que 218 viviendas y locales localizados a 500 metros a la redonda. El desconcierto fue total.

Las primeras hipótesis señalaron que podría tratarse de una retaliación contra el supermercado por negarse a pagar una extorsión. Sin embargo esta versión cambió a medida que avanzaba la investigación y, según explicó a SEMANA el comandante de la Policía Metropolitana, general Jorge Daniel Castro, se estableció que el supermercado nunca había recibido amenazas ni había sido objeto de extorsiones. El único blanco posible era el CAI que estaba localizado a menos de cinco metros del lugar de la explosión. "Con información muy confiable se logró determinar que los responsables del carro bomba de Normandía eran miembros de las Farc y que el objetivo era el CAI que controla la zona", dijo el secretario de Seguridad y Convivencia de la Alcaldía Mayor, Hugo Acero.

La Alcaldía ofreció una recompensa de 50 millones de pesos por información que permitiera dar con los responsables del carro bomba. Por su parte la Policía, el DAS, la Fiscalía y el Ejército efectuaron cerca de 50 allanamientos en diferentes puntos de la ciudad. Como resultado, las autoridades lograron consolidar información que los llevó hasta una vivienda al suroriente de la ciudad, en el barrio La Fiscala de Usme. Hacia la media noche ingresaron a una casa, en donde encontraron a un hombre joven que tenía en su poder 50 kilos de anfo, cordón detonante, estopines y planos de la terminal de Transmilenio en Usme.

En un lote baldío al lado de la casa que limita con el parqueadero de los buses de Transmilenio fueron descubiertas también cuatro rampas de lanzamiento de cilindros. Al realizar el cotejo de identidad las autoridades descubrieron que el capturado era alias 'Enrique', quien era buscado por la justicia acusado de pertenecer a la columna móvil Abelardo Forero de las Farc, que actúa en Cundinamarca. En su declaración el guerrillero confesó que su misión consistía en lanzar las cargas explosivas contra el parqueadero y la estación de Transmilenio. Gracias al testimonio del subversivo hacia las 3 de la madrugada la Policía y la Fiscalía capturaron en el barrio Policarpa Salavarrieta a una cómplice, una mujer que posteriormente fue identificada como 'La Mona', enlace entre la columna móvil y el frente urbano Antonio Nariño, que opera en la capital.



La mujer clave

Para la tarde del martes la explosión de Normandía y los tres atentados que se lograron evitar en menos de 48 horas hicieron más que evidente para las autoridades que enfrentaban una oleada de terror.

A las 2:15 de la tarde del miércoles algunos ciudadanos les informaron a los agentes del CAI del barrio El Country, en el norte de la ciudad, que cerca de un supermercado de la zona estaba rondando un Renault 4 azul muy sospechoso. Varios agentes salieron en su búsqueda y lo localizaron. Al inspeccionarlo encontraron en su interior 470 detonadores. El conductor del carro, Alfredo Vergara, fue detenido y trasladado a las instalaciones del comando de la Policía Metropolitana.

Durante el interrogatorio Vergara reconoció que pertenecía a la red urbana Antonio Nariño de las Farc y que el cargamento que encontraron en su vehículo iba a ser utilizado en varios atentados. Confesó también que había dos carros bomba listos para explotar, pero dijo que la única persona que sabía en dónde se encontraban esos vehículos era una mujer llamada Diana Yamile Alvarez, y entregó la dirección en donde la podían encontrar. Policías y fiscales acudieron a un apartamento en el occidente de Bogotá y capturaron a la mujer. "Se trata de una estudiante de sexto semestre de biología que reconoció que desde hacía varios años trabajaba con las milicias urbanas en Bogotá", dijo el general Castro. Lo que contó durante el interrogatorio Diana Yamile Alvarez, alias 'Paloma', terminó salvando a la ciudad de lo que pudo ser uno de los peores atentados terroristas en la historia de Bogotá.



Salvados

Diana Yamile les dijo a las autoridades que era novia de 'Javier Paz', miembro del estado mayor del Bloque Oriental (Embo) de las Farc y uno de los hombres de confianza del 'Mono Jojoy'. En su testimonio la mujer afirmó que 'Javier Paz' había sido comisionado para coordinar una serie de atentados en Bogotá. Como prueba de la veracidad de lo que estaba diciendo les entregó a las autoridades la dirección en donde encontrarían tres carros bomba, los cuales iban a ser dirigidos, uno contra la sede de la Dirección de Investigaciones Judiciales (Dijin), en el barrio Modelia, otro contra un batallón del Ejército en el barrio 20 de Julio y otro contra la estación de Policía en el barrio Olaya. La mujer les dijo también que aparte de éstos había otros dos carros bomba más pero que sólo sabía que se trataba de un Montero Mitsubishi blanco y un Monza negro.

Al caer la tarde del miércoles Policía y Fiscalía efectuaron un operativo en una casa de El Socorro, al sur de la ciudad. En el lugar hallaron tres carros, cada uno de los cuales estaba listo para ser detonado con 400 kilos de explosivos. Aparte de los vehículos en el sitio también encontraron 1,5 toneladas de explosivos.

Más allá de la gran cantidad de explosivos que iban a ser utilizados lo que más llamó la atención de las autoridades fue el descubrir que los vehículos estaban equipados con un complejo sistema que les permitía ser manejados a control remoto (ver recuadro). "Es una mezcla de tecnología de terrorismo transnacional con ingeniería mecánica nacional", afirma Hugo Acero. Aunque el hallazgo y desactivación de los tres carros bomba alivió a las autoridades aún no podían respirar tranquilos. Todavía faltaba por hallar otros dos.

"Ella no sabía la dirección ni el nombre del barrio en donde estaban los otros dos carros bomba pero sí se acordaba más o menos del lugar en donde se suponía que estaban ya que había acompañado a 'Javier Paz' a dejarlos. Hacia las 11 de la noche no tuvimos otra solución que recorrer la ciudad con ella para que identificara el sector. Al final llegamos a los barrios Galán y Las Camelias", cuenta el general Castro.

Aunque ya se sabía cúal era la zona en donde se suponía que estaban los dos carros bomba ni las autoridades ni Diana Yamile sabían en qué casa se encontraban los vehículos. Era como buscar una aguja en un pajar "Se cerraron los dos barrios y todo el personal disponible comenzó a buscar casa por casa los carros y a preguntarle a la gente que había en la calle a esa hora si habían visto el Mitsubishi blanco o el Monza negro. Hacia la media noche una ancianita le dijo a uno de los policías que ella había visto el Montero y señaló la casa", dijo Castro.

Policías y fiscales allanaron la vivienda. Encontraron el Mitsubishi cargado de explosivos y a José David Quebrada, un hombre que según la Policía confesó ser guerrillero conocido con el alias de 'Yoyo', técnico en explosivos del Embo y miembro del frente 1 de las Farc. Ratificó además todo lo que Diana Yamile les había contado a las autoridades. Pero todavía faltaba por encontrar el Monza negro.

'Yoyo' le dijo a la Policía que el paradero de ese carro sólo lo conocía otro guerrillero del frente 1 que trabajaba con él, llamado Rosemberg Gutiérrez, alias 'Rufino' y le dio la dirección. En la madrugada 'Rufino' fue capturado en el barrio Bosa y el Monza cargado con 300 kilos de anfo fue hallado y desactivado. Según las autoridades 'Rufino' les dio nombres y direcciones de dos cómplices, que supuestamente manipularían a control remoto dos de los carros. La Policía dijo que éstos eran alias 'El ingeniero', quien debía estrellar uno de los vehículos contra la sede de la Dijin, y Giovanni Perdomo, quien tenía que dirigir el carro bomba contra el batallón del Ejército en el 20 de Julio. En los allanamientos a las viviendas de estas dos personas los fiscales dijeron haber encontrado los controles remotos de los carros bomba y radios de comunicación.

Aunque las bombas que explotaron causaron numerosos heridos y daños materiales se logró evitar una catástrofe de grandes proporciones. "La efectiva colaboración e intercambio de información que existe entre Policía, Fiscalía, Ejército y DAS en Bogotá, sumada a la ayuda de la ciudadanía, fue lo que permitió el control de la amenaza del terrorismo", afirma Acero.

Las autoridades siguen alerta y piden que la ciudadanía siga denunciando movimientos sospechosos. Para un alto oficial de la dirección de inteligencia del Ejército es claro que las Farc "están tratando de cumplir con la sentencia que hizo el 'Mono Jojoy' hace varios meses, cuando afirmó que la guerra debía llevarse a las ciudades".

Justamente durante el seminario sobre Seguridad y Convivencia, que tuvo lugar hace unos días en Bogotá, una de las conclusiones de los expertos fue que efectivamente la estrategia de los grupos armados consistiría en urbanizar la guerra para presionar un eventual regreso a la mesa de diálogo. Durante ese evento el politólogo Alfredo Rangelo dijo que los grupos armados están buscando meterse en las ciudades porque les permite evitar la confrontación abierta con la Fuerza Pública pero golpearla con acciones de gran resonancia entre la población.

Y como quedó demostrado la semana anterior, la única forma de hacer frente a este objetivo demencial que se han propuesto las Farc es con la colaboración ciudadana y la reacción rápida y conjunta de las diversas autoridades.