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Maria Andrea Nieto

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Debacle de Claudia en Corferias

Aun los que no votamos por ella, queremos que le vaya bien. Ojalá Claudia entienda que ni ella es Angela Merkel, ni Bogotá es Berlín.

María Andrea Nieto, columnista invitada para esta edición
16 de enero de 2021

Bogotá enfrenta su segundo pico de la pandemia y los contagios, muertes y hospitalizaciones llegan a cifras récord. Sin embargo, la infraestructura hospitalaria no está preparada para esta situación; no debió haber sido así. Cuando declararon cuarentena obligatoria al principio de la pandemia, el objetivo era reducir el ritmo de contagios mientras se adecuaban las capacidades hospitalarias para atender pacientes en situación crítica por cuenta del virus. Pero nada de eso sucedió en Bogotá. Casi un año después, las cifras no son claras. Según la Alcaldía, hay 1.939 camas disponibles para atención covid, y, de acuerdo con la Personería de Bogotá, al finalizar la semana, se sobrepasó el 100 por ciento de ocupación.

En marzo de 2020, la alcaldesa se comprometió públicamente a dotar la ciudad con 4.000 unidades de cuidados intensivos (ucis) para atender pacientes covid-19. Tras bombos y platillos, anunció contratos millonarios para la creación de un hospital en Corferias. Eso fue una debacle. En el afán de contener el primer pico, su administración tomó una de las decisiones más controversiales: montar un hospital en el recinto ferial de Corferias. Para ello realizó una apropiación presupuestal por 200.000 millones de pesos.

La cifra escandalizó. Sobre todo porque comenzaron a aparecer las preguntas que cuestionaban si lo que la ciudad necesitaba era un hospital de baja complejidad o invertir en ucis, que era lo que la comunidad médica de todo el mundo les pedía a gritos a los políticos y gobernantes. El objetivo fue claro, había que quitarle carga a la red hospitalaria y, por eso, se montó el hospital de Corferias.

Lo anterior significa que cada uno de los 512 pacientes atendidos tuvo un costo unitario de 28 millones de pesos. Una cifra alarmante. En palabras simples, fueron pacientes costosísimos, porque fueron personas que no requerían de atención especializada, entre otras cosas, porque Corferias no la tenía.

Esta columna consultó con autoridades en salud que coincidieron en decir que el costo de los 28 millones de pesos por cada uno de los 512 pacientes era un cálculo correcto y, al mismo tiempo, lamentable. En especial, porque no eran necesarias más camas de baja complejidad en la ciudad. Lo que se necesitaba era aumentar las ucis.

Aunque la situación que vivimos es inédita, la alcaldesa Claudia López es responsable de la falta de planeación y ejecución que hubiera podido mitigar el impacto que hoy vivimos. Desafortunadamente, van a morir muchos bogotanos por las decisiones impulsivas y erráticas y el incumplimiento de las promesas de la alcaldesa.

Por lo general, en el último año Claudia ha tenido varias salidas en falso y muchas veces dice una cosa y hace otra. Ni qué decir del metro, del TransMilenio y el deterioro de la seguridad en Bogotá. Le encanta la parte mediática de su cargo, pero gobernar requiere acciones concretas. Pareciera que todavía está en campaña, pero lo que necesitamos es un liderazgo claro, coherente y sin tantos sobresaltos.

Cuando Claudia fue senadora y miembro de la oposición, le quedaba muy fácil criticar. Ahora que le toca gobernar, es intolerante con las críticas y reacia a reconocer sus errores. Mientras, los medios de comunicación han sido muy generosos con la alcaldesa, eso está empezando a cambiar. La alcaldesa debería darse cuenta de que no está en un reality show, por más de que la alcahueteen algunos amigos en la prensa. Su afán por complacerlos y entregar millonarios contratos de pauta terminan haciéndoles daño a los bogotanos que la eligieron. En este momento, lo más importante es salvar vidas. Claudia todavía tiene tiempo de enderezar y recuperar la confianza perdida. Todavía le quedan tres años, pero es hora de que con humildad y serenidad le dedique más tiempo a gobernar y a solucionar los problemas de los bogotanos que a hacer circos mediáticos y buscar peleas constantes. Bogotá no se puede dar el lujo de tener otra debacle como la de Corferias.

Aun los que no votamos por ella, queremos que le vaya bien. Ojalá Claudia entienda que ni ella es Angela Merkel, ni Bogotá es Berlín.

Lo que faltaba: que los que tanto defendían el acuerdo de paz salgan con el cuento de que los mensajes que mandan Santrich y Márquez desde la clandestinidad son mandados a hacer por el uribismo. ¿No sería mejor que los cerebros del acuerdo de paz reconozcan algunos errores en lugar de estar buscando culpables?

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