Jorge Enrique Vélez, columnista invitado

Opinión

Paz total o constituyente del ELN

El presidente Petro tiene como prioridad la firma de un acuerdo nacional, y para ello ha estado trabajando con cada uno de los grupos que forman parte de la paz total, especialmente con el ELN.

Jorge Enrique Vélez
19 de junio de 2024

Si hay algo que los colombianos no somos es inocentes, pero parece que el presidente Gustavo Petro y sus aliados de la paz total creen que lo somos. Recuerdo el refrán de los abuelos que dice: “En el desayuno se sabrá cómo será el almuerzo”. Esto lo menciono porque, desde su campaña política, el actual presidente manifestó su intención de lograr la paz total con todos los movimientos guerrilleros y las bandas criminales con presencia en las áreas urbanas y rurales de nuestro país. Esta promesa se ratificó con los famosos acuerdos de La Picota y el gran despliegue y triunfo de su campaña en los territorios donde operan los grupos al margen de la ley.

Todo esto tiene un solo propósito para el actual presidente: apoderarse del poder político y del Gobierno para él y sus aliados en las próximas décadas, siguiendo las estrategias del Foro de São Paulo, que hoy se aplican en Venezuela, Nicaragua, Cuba y, parcialmente, en Chile y Brasil. Para ello, ha fortalecido a sus aliados de la paz total, en especial al ELN, que son la columna vertebral de las demás organizaciones delictivas, entregándoles los territorios donde realizan sus actividades ilícitas, la mayoría relacionadas con el narcotráfico, ya sea como miembros de redes internacionales o como dueños del microtráfico. (Curiosamente, los decomisos de grandes cargamentos de cocaína y marihuana en su mayoría pertenecen a los grupos que no forman parte de la paz total).

Para lograr esto, como hemos mencionado en otras columnas, la principal estrategia ha sido debilitar a las Fuerzas Militares y de Policía, eliminando por completo la inteligencia y contrainteligencia, que eran cruciales en la lucha contra el narcotráfico y esas organizaciones guerrilleras y delincuenciales.

Pero lo que sí debemos tener completamente claro es cuál es la prioridad del Gobierno: adelantar la negociación con el ELN. Debido a sus características, el ELN es el único grupo guerrillero con el que una negociación podría generar frutos para el actual gobierno, ya que comparten similitudes ideológicas que han defendido tanto en campaña como durante el tiempo que llevan en el poder.

El presidente Petro tiene como prioridad la firma de un acuerdo nacional, y para ello ha estado trabajando con cada uno de los grupos que forman parte de la paz total, especialmente con el ELN. La idea es establecer las condiciones de ese acuerdo nacional para poder avanzar y, con ello, abrir una puerta para convocar al pueblo, al que el presidente se refiere como el poder constituyente, con el objetivo, según él, de dar una solución de fondo a los problemas del país.

Aquí es donde surge la confusión: ¿para quién es más prioritario firmar esos acuerdos nacionales? Para el ELN, que siempre ha tenido como prioridad estos diálogos con gobiernos anteriores, ninguno de los cuales abrió esa puerta, sabiendo lo que significaría para la estabilidad de nuestra democracia. Ahora coinciden con un gobierno que comparte la misma prioridad del grupo guerrillero. Esto quedó ratificado en el texto del acuerdo firmado en la mesa de negociación en Venezuela, denominado ‘Acuerdo sobre el Desarrollo del Proceso de Participación de la Sociedad en la Construcción de la Paz’.

Este acuerdo no es más que una estrategia para forzar la convocatoria de una futura constituyente, resultado de los acuerdos firmados recientemente en Venezuela. Cada uno de los puntos acordados lleva necesariamente a establecer la obligatoriedad de dicha convocatoria. Aquí es donde se entiende la estrategia de Leyva y Montealegre, quienes han manifestado que el texto de los acuerdos firmados con las Farc obligaba al Gobierno, vía el Ejecutivo, a convocar una constituyente, pasando por alto todos los requisitos establecidos por la Constitución.

Con esto, estos señores están advirtiendo y asegurando que en los textos de negociación con el ELN no se cometa el mismo error, según ellos, que se cometió con las Farc de no poder citar a una constituyente. El diálogo nacional será obligatorio en todos los acuerdos que se firmen con las decenas de organizaciones criminales, ya sean disidencias, Marquetalia, bandas criminales, etc. Será obligatorio incluir la misma matriz del diálogo nacional ya acordada con el ELN, que no es más que el pensamiento del presidente Petro y el ELN para llevarnos y obligarnos a una constituyente como producto de esos diálogos nacionales organizados por ellos con ese único fin.

Por eso es importante destacar el análisis realizado por el representante a la Cámara Hernán Cadavid sobre el acuerdo firmado entre los guerrilleros del ELN y los negociadores del Gobierno. Cadavid advierte que esta negociación representa una entrega de nuestra democracia por parte del actual presidente Petro y sus aliados delincuentes, que hoy forman parte de la paz total. El representante denuncia la gravedad del documento firmado, destacando los siguientes escenarios, todos los cuales llevarán a Colombia a cumplir al pie de la letra lo acordado en el Foro de São Paulo, como ya lo han hecho varios países de la región, y cuyas consecuencias conocemos bien.

  1. Se crea la figura del Comité Nacional de Participación. Este comité, en el contexto de las negociaciones con el ELN (Ejército de Liberación Nacional) de Colombia, se ha establecido para asegurar la inclusión de diversos sectores de la sociedad en el proceso de paz. Con esto, buscan generar la impresión de que todos los colombianos respaldan las conversaciones que están llevando a cabo, lo que el presidente Petro denomina la verdadera constituyente popular.
  2. El eje fundamental del documento es el famoso acuerdo nacional, que coincide con la estrategia del gobierno del cambio y se establece como requisito previo para la famosa constituyente. Para el ELN, los elementos fundamentales para un acuerdo nacional son: A) Inclusión de la sociedad civil: participación de víctimas del conflicto, comunidades indígenas, afrocolombianas, campesinas, y otros sectores. B) Reformas sociales y políticas: el ELN busca un acuerdo que contemple cambios estructurales en el país. C) Participación democrática: decisiones que no estén centralizadas, sino que reflejen las aspiraciones de las diferentes regiones y comunidades del país. D) Garantías y derechos humanos: inclusión de garantías plenas para la protección de los derechos humanos, en el marco de la justicia transicional para las víctimas. E) Desmilitarización y desmovilización: establecer condiciones para la desmilitarización, desmovilización y reincorporación de los combatientes, lo que implica garantizar la impunidad total para los delincuentes y el apoderamiento del territorio.
  3. Este acuerdo se firma con carácter vinculante, eludiendo, como ya es costumbre, a las demás instituciones del Estado y añadiendo la negociación del régimen económico y político.

Como lo manifiesta el representante Cadavid, “lo único que les interesa es imponer la visión política del Gobierno Petro y, por supuesto, permitir los propósitos históricos del ELN”. Con lo anterior, queda clara la razón del título de esta columna: ‘Paz total o constituyente del ELN’.

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