Ciencia
La NASA investiga un “muro de fuego” a 19.000 millones de kilómetros de la Tierra: ¿representa un peligro?
La Voyager 1 detectó en 2012 evidencias del “muro de fuego”, una barrera que los astrónomos habían teorizado como producto de la interacción entre el viento solar y el medio interestelar.
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Un descubrimiento estaría llamando la atención. La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) sorprendió a la comunidad científica al confirmar que la sonda Voyager 1 detectó una especie de “muro de fuego” en la frontera del sistema solar, una región donde las partículas solares chocan con el material interestelar.
Con el fin de comprender mejor la dinámica de este fenómeno extremo, la agencia decidió enviar una misión adicional que permita obtener mediciones más precisas y aclarar el origen de esta barrera energética. Esta nueva expedición busca profundizar en los cambios físicos que ocurren en esa zona límite, un espacio donde las teorías previas apenas habían logrado ofrecer explicaciones parciales.

Las sondas Voyager, que iniciaron su viaje en 1977, han recorrido más de 19.000 millones de kilómetros, convirtiéndose en los artefactos humanos que más lejos han viajado desde la Tierra. La Voyager 1 registró señales claras de este “muro de fuego”, en el 2012, un concepto que los astrónomos han discutido durante años como posible resultado de la interacción entre el viento solar y el entorno interestelar.
Seis años después, la Voyager 2 alcanzó el mismo sector y proporcionó datos adicionales que ayudaron a los científicos de la NASA a afinar sus hipótesis y comprender con mayor detalle la naturaleza de ese límite cósmico.
Este enigmático “muro de fuego” marca el final de la heliosfera, según científicos, la región donde el dominio del Sol comienza a desvanecerse. Las sondas que lograron cruzar ese límite registraron temperaturas que variaron entre los 54.000 y los 90.000 grados Celsius, un indicio de la intensidad energética que caracteriza esa frontera cósmica.
Según información del portal oficial de la NASA, la heliosfera se entiende como una inmensa burbuja que envuelve al Sol y a todos los planetas. Está compuesta por las partículas cargadas que emite nuestra estrella, conocidas como viento solar, las cuales viajan a gran velocidad y moldean la estructura de esta vasta cavidad. Esta burbuja actúa como una barrera natural que desvía parte de la radiación procedente del espacio profundo, desempeñando un papel fundamental en la protección del sistema solar.

Con el propósito de profundizar en estos fenómenos, la agencia estadounidense lanzó el 24 de septiembre de 2025 la Sonda de Aceleración y Mapeo Interestelar, conocida como IMAP. Su misión principal es ofrecer a los científicos una comprensión más detallada del borde de la heliosfera y de la manera en que esta envoltura magnética resguarda al sistema solar de los rayos cósmicos más dañinos. Los datos que recopile permitirán evaluar cómo interactúan las partículas de alta energía con la frontera solar.
Además de estudiar esa región límite, IMAP también investigará el comportamiento del Sol y realizará un mapeo exhaustivo de la variedad de partículas que circulan en el espacio interplanetario. Este análisis proporcionará un panorama más amplio sobre la composición y dinámica de ese entorno, lo que ayudará a identificar patrones y procesos que hasta ahora no se comprendían por completo.

