El hígado graso se puede presentar por falta de hábitos saludables. | Foto: Tomado de video

SALUD

¿Qué se puede desayunar para combatir el hígado graso?

Esta afección, también conocida como esteatosis hepática, normalmente está causada por hábitos inadecuados de alimentación, sedentarismo u obesidad.

22 de diciembre de 2021

El hígado es un órgano clave para ayudar al cuerpo a eliminar toxinas. Puede verse como un sistema de filtrado que ayuda a eliminar los subproductos nocivos y al mismo tiempo aporta para que el organismo retenga los nutrientes de los alimentos que consume.

Sin embargo, hay afecciones que pueden ser recurrentes en algunas personas. Una de ellas es el hígado graso, en la cual, como su nombre lo indica, se acumula grasa en este órgano.

Según Mayo Clinic, la enfermedad hepática no alcohólica es la forma más común de padecimientos hepáticos crónicos y afecta aproximadamente a una cuarta parte de la población. Esta condición se caracteriza por una inflamación severa del hígado y puede derivar en una cicatrización avanzada, más conocida como cirrosis hepática.

Una de las mejores estrategias para combatirlo es una alimentación adecuada. Cuando una persona sufre de hígado graso es importante que aumente el consumo de frutas frescas y naturales, vegetales frescos y cereales integrales ricos en fibras. Por otro lado, se debe disminuir la ingesta de dulces, como refrescos, azúcar y jugos; carbohidratos, como pan blanco, pasta y arroz blanco, y alimentos grasosos, como margarina y frituras en general.

La dieta para hígado graso tiene como objetivo mejorar la calidad de la alimentación para disminuir los niveles de grasa en el organismo y aliviar ciertos síntomas, como pérdida de apetito, dolor del lado derecho del abdomen y dolor de cabeza, por ejemplo, además de evitar complicaciones, como las que pueden surgir en el caso de cirrosis, asegura el portal de salud Tua Saúde.

Esta afección, también conocida como esteatosis hepática, normalmente está causada por hábitos inadecuados de alimentación, sedentarismo u obesidad. Esta situación también puede surgir como consecuencia del síndrome metabólico, que es cuando se tiene una o más enfermedades asociadas, como diabetes, colesterol alto o presión alta.

Hígado graso
El hígado graso puede causar dolores de cabeza y molestias generales como náuseas. | Foto: Getty Images/iStockphoto

En la lista de alimentos ideales para combatir esta afección se encuentran las frutas frescas y naturales, como manzana, pera, piña, durazno, papaya, fresas, mandarina y naranja, las cuáles son ideales para incluir en el desayuno.

Adicionalmente, la dieta diaria de una persona que tiene este padecimiento debe incluir vegetales frescos, como calabacín, espinacas, berenjena, lechuga, tomate, cebolla, zanahoria y berro; así como arroz integral, pasta integral y quinoa.

En cuanto a proteínas se deben preferir aquellas con poca grasa, como huevos, tofu, pollo y pescados de carne blanca y en cuanto a leches, lo ideal es que sean descremadas, al igual que los quesos y otros derivados lácteos.

Asimismo, según el portal Tua Saúde, los alimentos ricos en grasas saludables, como el aceite de oliva, el aguacate, el coco, el cacahuate, las nueces y los pescados ricos en omega-3, como salmón y sardina, pueden ser consumidos, pero en pocas cantidades.

El portal especializado Healthline indica que las nueces también son saludables para el hígado. “Cuando se consumen en pequeñas cantidades, las nueces, son refrigerios ricos en nutrientes y en grasas saludables. Además de mejorar la salud cardiovascular, los frutos secos también pueden ayudar a reducir la incidencia de enfermedades hepáticas”, asegura.

Lo que no se debe consumir

Los alimentos que no deben consumirse para evitar la acumulación de grasa en el hígado son los quesos amarillos, queso crema, tocino, cordero, carne de res grasa, piel de pollo, carne de cerdo, chocolate, mantequilla y margarina.

También deben evitarse los cereales refinados, como arroz blanco, pasta, pan blanco y harina de avena; los alimentos ricos en azúcar, como galletas, helados, dulces en almíbar, mermeladas y jugos de fruta industrializados, como los envasados o en polvo; los industrializados como salsas listas, pasta instantánea, comida rápida, pan de molde y comidas congeladas y, por último, los embutidos como jamón serrano, pechuga de pavo, salchicha, mortadela, salami y longaniza.

También es fundamental decirle no al consumo de bebidas alcohólicas como cerveza y vinos, pues el alcohol puede sobrecargar este órgano, dificultando cualquier tratamiento.