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Historia

Selvacéutica: la lucha de la nueva ministra Mabel Torres por rescatar el conocimiento ancestral afrocolombiano

Desde hace años, la nueva jefa de la cartera de Ciencia y Tecnología vio en la riqueza natural de su región una oportunidad para salir adelante y de paso brindarles opciones laborales a un cúmulo de familias que por décadas fueron azotadas por la violencia. Así funciona su emprendimiento.

30 de diciembre de 2019

El borojó, el asaí, la cúrcuma y el axiote son frutos y semillas que abundan en las selvas de Chocó, además de figurar desde hace dos años en el recetario de las mejores tiendas de cosmetología, terapéuticas y medicinales del país.

Todo ello fue posible gracias al ingenio y el empuje de un grupo de mujeres chocoanas, entre las que está Mabel Torres, nueva ministra de Ciencia y Tecnología, y que vieron en la riqueza natural de su región una oportunidad para salir adelante y de paso brindarles opciones laborales a ese cúmulo de familias que por décadas fueron azotadas por la violencia.

El milagro tiene nombre y se llama Selvacéutica, una empresa creada por dos biólogas y una administradora. Mabel Torres, Aura González y Yini Cuesta, las tres mosqueteras de semejante proyecto que mueve al año un promedio de 50.000 dólares en ventas.

“Por ahora estamos en el mercado nacional, pero la meta es exportar nuestros productos a otros países”, explicó Yini Cuesta, administradora de empresas y representante legal de Selvacéutica. En efecto, hoy esa empresa con sede principal en Quibdó, la capital de Chocó, se especializó en la producción de jabones corporales, exfoliantes, pomadas relajantes, para el dolor o reumáticas y jabones antibacteriales.

Pero más allá de las cifras comerciales, el valor de esa empresa es que precisamente tiene un componente social incalculable. Detrás de ese proyecto hay cerca de 400 familias de municipios como Bahía Solano, Bojayá, Atrato y Quibdó, que se encargan de cultivar las plantas de donde se extraen los frutos y semillas que luego son procesados y comercializados a través de Selvacéutica.

Dicho en otras palabras, es una cadena productiva social, ya que la mayoría de esas familias campesinas fueron víctimas de la violencia, tal como le sucedió a Reinaldo Palacios Abadía, un curtido chocoano que desde hace ocho años cambió sus cultivos de yuca y ñame por el tradicional axiote o bija, como se le conoce a una semilla que procesan para producir jabones medicinales y gel antibacterial.

“Tenemos diez hectáreas sembradas con axiote y cada año sacamos tres cosechas que vendemos sin problemas. Ese cultivo nos da para vivir a los 35 miembros de la familia Palacios”, dijo a este medio.

Antes de convertirse en un próspero agricultor de bija, el señor Palacios y su extensa familia vivían en Alto Baudó; pero de ese municipio fueron desplazados sin la oportunidad de recoger sus cosas. Hoy la vida les sonríe y disfrutan de un mejor amanecer en la vereda Chintadó, zona rural de Atrato, la misma donde florecen sus sembrados con los que se producen jabones.

Con los resultados que la respaldan, Selvacéutica aspira a convertirse en la nueva botica para el mundo.