La Procuraduría General de la Nación abrió una investigación disciplinaria al concejal de Cali, Andrés Escobar, luego de que SEMANA reveló la delicada situación por la que estaría atravesando Melissa Escobar, su expareja, quien calificó como una “pesadilla” el drama que ha vivido tras decidir poner fin a la relación por una infidelidad del funcionario público.
La decisión de la procuradora de Instrucción del Valle del Cauca, Diana Carolina Eraso, detalló que “esta Regional de Instrucción tuvo conocimiento de hechos acaecidos por parte de la expareja sentimental del concejal Rafael Andrés Escobar González, por presuntas conductas de violencia intrafamiliar hacia su integridad”.
El documento, de ocho páginas, también detalla que dentro de las denuncias de la mujer, hay “amenazas por mal manejo del esquema de seguridad designado por la UNP y chantaje del cabildante, y presuntas presiones de carácter laboral contra Melissa Escobar para acceder a oportunidades laborales en el sector público”.
El auto del ente de control citó el artículo de SEMANA titulado El novelón del divorcio del concejal Andrés Escobar: hay denuncias por maltrato, autoamenazas, malos manejos del esquema de seguridad y consumo de drogas, en el que Melissa Escobar denunció el drama que ha padecido tras la ruptura con su entonces pareja.
Melissa le contó a esta revista que, tras la dolorosa ruptura, ha tenido problemas económicos por las deudas que le dejó Escobar, a raíz de la inversión que ella hizo para su campaña al Concejo de Cali y del crédito que solicitó para el matrimonio que habían programado hasta el día en que apareció la infidelidad.
Por esa razón, ha intentado vincularse al sector público, pero aseguró que “cuando él me ve con ese tipo de personas (funcionarios) en sus redes sociales, llama y aprieta preguntando: ‘¿Por qué están con ella?, ‘¿por qué están haciendo esto?’ Entonces, no cuentan más conmigo, el apoyo se acaba”.
Asimismo, la expareja del concejal de Cali lo señaló por el uso que le estaría dando a los asistentes de su equipo de trabajo, quienes, al parecer, le habrían servido de cómplices para fabricar las autoamenazas de las que él mismo habría sido autor.
“Las amenazas que supuestamente le hacían se las inventaba o las mandaba a hacer con su asistente. Conseguían celulares y simplemente mandaban frases intimidantes para sustentar la asignación del carro. Yo me entero de una, y es un panfleto supuestamente del ELN que lo manda a hacer con el asistente y lo ponen en el carro dentro del Concejo de Cali. Eso es mentira”, reveló la mujer.