Entre los procedimientos de alta complejidad que ofrece Colombia se destaca la quimioterapia intraarterial, una de las distintas formas para la administración de fármacos en el tratamiento del cáncer. | Foto: Istock

TECNOLOGÍA

Colombia, líder en procedimientos médicos

La técnica de mapeo tridimensional del corazón y ablación por radiofrecuencia es uno de los procedimientos más complejos en los que Colombia está a la vanguardia.

1 de diciembre de 2019

Lejos de la idea de que es necesario viajar fuera de Colombia para encontrar asistencia médica especializada, el país lleva años preparándose en técnicas médicas de alta complejidad que son un referente en la región y en las que instituciones como la Fundación Cardioinfantil (FCI) o la Fundación Valle del Lili están a la vanguardia. La Nación, incluso, tiene a uno de los mejores neurocirujanos del mundo, el médico William Omar Contreras, quien trabaja con cirugía asistida por robots.

Estos son tres de los procedimientos más complejos en los que Colombia está a la vanguardia.

Técnica de mapeo tridimensional del corazón y ablación por radiofrecuencia

Las ablaciones cardiacas incluyen el uso de catéteres para eliminar un elemento que causa o mantiene una arritmia cardiaca. El término ‘radiofrecuencia’ indica que se elimina con energía térmica, pues también existe la ‘crioablación’, que es lo opuesto.

Pero, ¿cómo saben los médicos dónde, exactamente, deben hacer la ablación?

Hasta hace unos años, la única manera era el mapeo tradicional del corazón, que permitía ver imágenes en dos dimensiones del órgano. Aunque aún es una técnica válida y ampliamente usada, tiene desventajas como la necesidad permanente de exposición a rayos X, con los riesgos que implica, lo mismo que imprecisión en el rastreo (lo que aumenta el margen de error) de la zona cardiaca y la imposibilidad que tiene el electrofisiólogo de regresar a un punto de interés.

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Eso lo soluciona el mapeo tridimensional, una técnica que permite, con el uso de sistemas computarizados, reconstruir las cámaras cardiacas mediante el campo electromagnético o por el principio de gradiente de voltaje. Es complejo, pero el resultado se traduce en varias imágenes de la zona requerida que ayudan al experto a guiar los catéteres por las aurículas y ventrículos. Esto permite ser muchísimo más precisos a la hora de ‘quemar’ el elemento problemático.

Estos procedimientos se hacen en conjunto con un técnico especializado en la lectura de estos mapas. Además de una noche de hospitalización, los pacientes son usualmente dados de alta al día siguiente.

Quimioterapia intraarterial

Este procedimiento es una de las muchas formas de administración de fármacos para tratar el cáncer. En este caso, los medicamentos se inyectan directamente en la arteria que alimenta de sangre al tumor maligno. Ella se establece mediante una angiografía, un examen que permite ver los vasos sanguíneos mediante rayos X y se usa especialmente para el tratamiento del retinoblastoma, un tumor maligno que afecta, en el 95 por ciento de los casos, los ojos de niños menores de entre 3 y 5 años.

El procedimiento, usualmente, comienza luego de la angiografía con una punción cerca a la ingle, en la arteria femoral, por medio de la cual se llega hasta la cabeza para cateterizar la arteria oftálmica del ojo enfermo.

Colombia lleva ocho años en la vanguardia del tratamiento de este mal y es considerada como ejemplo en países como Venezuela, Panamá y Ecuador. Desde 2011, la Fundación San Vicente y la Fundación Valle del Lili practican esta técnica que focaliza la quimioterapia y evita sus efectos secundarios en otros órganos.

Técnica de Sugarbaker

La cirugía de citorreducción y quimioterapia peritoneal hipertérmica (Hipec), mejor conocida como la técnica Sugarbaker en honor a su inventor –el oncólogo estadounidense Paul Hendrick Sugarbaker–, es un procedimiento quirúrgico que permite combatir, desde su estandarización en 1995, distintos tipos de cáncer avanzados (como el mesotelioma) en el área abdominal.

A grandes rasgos, la cirugía tiene tres etapas: el primero es la revisión del experto del área peritoneal para identificar el posible tipo de cáncer. El siguiente paso es la remoción quirúrgica de los tumores malignos (esto es propiamente la citorreducción) pero, como pueden quedar restos microscópicos de células afectadas, es necesario el tercer paso. En este eslabón final, se administra una quimioterapia caliente en la zona abdominal para acabar con los restos de células cancerígenas que puedan quedar invisibles al ojo del cirujano.