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Óscar Jaenada y Adal Ramones interpretan a Cantinflas y Mantequilla, respectivamente, en esta película sobre uno de los grandes genios del humor en la historia del cine.

CINE

Cantinflas

Esta biografía del cómico mexicano es un ejercicio tibio e insatisfactorio que tiene algo de mitificación y algo de amarillismo leve. **

Manuel Kalmanovitz G.
4 de octubre de 2014

País: México
Director: Sebastián del Amo
Guion: Edui Tijerina, Sebastián del Amo
Actores: Óscar Jaenada, Michael Imperioli, Ilse Salas
Duración: 102 min

Examinar a una figura como Mario Moreno es tarea ingrata, con el peligro de la mitificación de un lado y del realismo descarnado del otro. En este caso, la película es un ejercicio tibio que a ratos mitifica y a ratos chismea. Para tener un recordatorio de lo que fue Cantinflas, lo más recomendable es volver a las originales, porque ese personaje querible, amable, pícaro y resbaloso, aparece acá solo superficialmente.

En una extrañísima decisión, el director Sebastián del Amo usa como columna vertebral de su película la historia de Michael Todd (Michael Imperioli), un productor engominado en el Hollywood de los cincuenta, que intenta sacar adelante su adaptación de La vuelta al mundo en 80 días y que necesita al cómico mexicano para tranquilizar a los inversionistas.

Es como si la película no supiera cómo mostrar el valor que tuvo Mario Moreno para su país y este continente y tuviera que recurrir a su triunfo en Estados Unidos —minúsculo comparado con el efecto que tuvo en América Latina— como su gran logro.

Intercalado con las cuitas del productor, la película recorre la vida de Mario Moreno, interpretado por el camaleónico actor español Óscar Jaenada. Es una lástima que su impresionante transformación no termine de darle vida y el personaje resulte abrumado por una música adormilante y una gama de colores apagada.

Cantinflas hace un repaso por sus comienzos, sus sueños truncados de ser torero o boxeador (oficios que eventualmente retoma en sus películas) y su ascenso gradual. Comienza en un circo de pueblo y pasa a uno de ciudad; de ahí da el salto a salas de teatro cada vez más grandes hasta llegar a las cámaras de cine.

La película muestra a Cantinflas como un improvisador indomable, pero igual que muchos cómicos que se afinaron con públicos difíciles (como Chaplin, los hermanos Marx o Richard Pryor, entre otros), lo interesante de Cantinflas no es que se invente los parlamentos, sino su dominio del ritmo, su capacidad de hablar —y de callar— en el momento más chistoso posible.

Para mostrar eso, la película tendría que haberse concentrado en el proceso repetitivo con el que se aprende cualquier oficio para ir más allá de la explicación fácil de que Cantinflas fue producto de una genialidad de Mario Moreno; tendría que haberse preguntado con más inteligencia sobre dónde y cuándo surgió, sobre cómo funciona el humor. Pero acá no hay tiempo para eso.

Para lo que sí hay es para hacer una crónica de farándula llena de chismes poco jugosos. Así, vemos a Mario Moreno siendo mal marido, siendo buen representente sindical de los actores, siendo un tipo entristecido por su falta de hijos. Los chismes más escandalosos, es decir, sus dramas posteriores a 1956 —la muerte de su esposa, la telenovelesca disputa por su fortuna, las mujeres que se suicidaron dejándole cartas de despedida— no alcanzan a entrar.

Es, entonces, un retrato incompleto. Ni humanizado ni divinizado del todo, queda como un personaje cuyo gran logro fue ganar un Globo de oro.


Cartelera **** Excelente  ***½ Muy buena   *** Buena   **½ Aceptable  ** Regular  * Mala

Los hongos *** ½

A través de dos muchachos grafiteros, Óscar Ruiz Navia hace un retrato electrizante de una Cali caótica y viva.

Manos sucias ***

Dirigida por Josef Kubota Wladyka, esta película sigue a dos hermanos en el Pacífico colombiano que entran al mundo del narcotráfico.

Comando especial 2 ***

Al igual que la primera parte, esta película se burla de las expectativas de las películas de acción de Hollywood (mientras las cumple).

Hasta que la muerte los juntó ** ½

Tras la muerte del padre, una familia debe pasar siete días reunida en este drama agridulce.