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James Rodríguez conduce al equipo y también la celebración. Luego de marcar de cabeza, varios de sus compañeros se asocian al baile.

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Mundial: ¡Fuerza Colombia!

El triunfo de Colombia ante Costa de Marfil y la clasificación a octavos de final unieron al país en un solo estallido de gozo.

21 de junio de 2014

Después de varias semanas en las que el país estuvo dividido por cuenta de una muy agria campaña presidencial plagada de agravios, y  que incluso puso a discutir a padres con sus hijos y a amigos del alma, la Selección Colombia se ha convertido en un factor de unanimidad nacional. Es más, las elecciones aún crispaban los ánimos tras el primer triunfo de Colombia ante Grecia, que se produjo la víspera de la jornada electoral, y esa victoria fue utilizada como caballito de batalla por los candidatos en contienda y sus seguidores.

La victoria ante Costa de Marfil, un duro rival que imponía mucho respeto, desató una fiesta en todo el país, ya que este resultado dejaba a Colombia a las puertas de su paso a octavos de final. El empate entre Grecia y Japón cuatro horas más tarde, aseguró el paso de Colombia a la fase definitiva de la Copa del Mundo.

Se cumplió el primer paso que se propusieron José Pékerman y su cuerpo técnico cuando asumieron la dirección de la Selección Colombia en enero de 2012. El argentino impuso una línea de trabajo a la que estaba desacostumbrada el país. Hermetismo ante la prensa, trabajo a puerta cerrada, ningún interés de figurar en reportajes ni entrevistas. Este estilo, que molestó a algunas de las grandes figuras del periodismo deportivo, comenzó a dar sus frutos en la eliminatoria al Mundial y en juegos amistosos y de preparación. Una de las razones fue, sin duda, que el técnico argentino recogió el trabajo de Leonel Álvarez y Hernán Darío ‘el Bolillo’ Gómez, y le hizo importantes ajustes. Logró que el equipo fuera más veloz y punzante en ataque, pero sin renunciar al toque y el buen manejo del balón.

Pero Pékerman también aprovechó una nueva generación de futbolistas, de pronto no tan talentosos como el Pibe Valderrama, Asprilla y compañía, pero que se han adaptado mucho mejor a las exigencias de las ligas europeas. Y esto se refleja en la actitud de los jugadores. 

Los frutos de esta evolución se han visto nada menos que en una Copa del Mundo en la que Colombia ya cumplió una gran actuación, más allá de lo que ocurra a partir de octavos de final. No se puede olvidar que una Copa del Mundo es un torneo muy duro, difícil e impredecible, en el que grandes equipos de la historia se han quedado apeados a mitad de camino aun jugando muy bien. 

Colombia merecía una fiesta, una celebración que relajara un poco sus nervios. Una fiesta que no solo se ha vivido en Colombia sino también en Brasil. 

Carnaval en el Mané Garrincha

Brasil 2014 es Estados Unidos 94 al revés. Dos partidos, dos victorias, cautela, concentración y mucha ilusión. Pero lograr esa marca, histórica para Colombia en copas del mundo, costó y mucho. Como en Belo Horizonte, decenas de miles de hinchas llegaron temprano al imponente Mané-Garrincha en Brasilia. No eran ni siquiera las diez de la mañana, y la gente ya sudaba a chorros. Unos pocos marfileños trataban de flotar sobre esa marea amarilla. 

Ousman Touré, un joven de Abidjan, el gran centro económico de Costa de Marfil, le dijo a SEMANA que “lastimosamente muy pocos logramos venir, estamos ahogados por la mancha tricolor. No creo que seamos más de 200 en Brasilia”. Pero los Elefantes no necesitaban una muchedumbre para asustar a Colombia. Con los 11 que saltaron a la cancha bastaba. 

Sólidos en lo mental y en lo físico, nunca soltaron los muchachos de José Pékerman. Gervinho, el delantero de la Roma, fue un veneno, picante, explosivo. Yaya Touré del Manchester City se imponía con su  metro 89 recuperando y rompiendo las líneas tricolores. Costa de Marfil trababa la salida, buscaba las grietas en defensa. 

Pékerman tampoco dejó respirar a los africanos. Ordenada, Colombia subía y bajaba como uno, buscaba velocidad por las bandas con Juan Guillermo Cuadrado, que jugó muy arriba, casi como un delantero. A través de James Rodríguez lograba atravesar la cancha con tres toques y meter peligro.

En la tribuna se sufría. En el entretiempo algunos hinchas hubieran firmado felices el empate. En vez de cantar, la gente se comía las uñas, mascaba chicle, miraba con nervios la cancha. Y en eso entró Juan Fernando Quintero, un pequeño gigante. Con apenas 1,68 metros de estatura y 21 años, muchos dudaban de su presencia en los 30 preseleccionados de Pékerman. Pero en el estadio fue capo. Le dio alas a James Rodríguez al asumir el desgaste de buscar y repartir la pelota.

Cinco minutos después de su ingreso le sirvió un balón perfecto a Cuadrado, tal vez el mejor de la cancha, que estrelló su tiro contra el palo. La apuesta de Pékerman de arriesgarse con casi un niño pronto dio resultado. Al minuto 64, un tiro de esquina servido por Cuadrado, termina en un golazo de cabeza de James.

El Mané-Garrincha explotó, pero no tuvo tiempo de reponerse antes de que la red marfileña temblara de nuevo. Esta vez vino de un contragolpe letal, donde Teófilo Gutiérrez se la dejó a Quintero, para que en su primer partido mundialista, con solo 17 minutos de juego, entrara a la historia. Pékerman explicó después del partido que “siempre supe el potencial de Juan Fer, hoy estaba convencido que su capacidad iba a ser muy útil en el momento que entró al juego”. 

Dos a cero, el estadio temblaba y muchos ya se imaginaban revivir la victoria del sábado. Pero los Elefantes no son los griegos. Gervinho sacó a tres y fusiló a David Ospina. Costa de Marfil tenía 20 minutos para empatar. Una eternidad. En ese momento Pékerman volvió al 10 de junio de 2006. Dirigía a Argentina, que ganaba 2 a 0 contra Costa de Marfil. Un gol de Drogba los sorprendió y terminaron atrás, replegados, aguantando.

Colombia reaccionó mejor. Yepes fue colosal. Corrió, se barrió, cabeceó como si no tuviera 38 años, como si esta no fuera su selección número 100 sino la primera. Y cuando se equivocó, ahí estaba David Ospina, decisivo al final. Camilo Zúñiga le dijo a SEMANA que “hasta el minuto 90 sabíamos que iba a ser muy complicado. Estos tres partidos son tres finales”.

Los últimos minutos fueron una tortura emocional. La selección metida atrás, la gente chillando, dando manotazos, tapándose los ojos. Cuando el árbitro inglés Howard Webb pitó, la hinchada por fin exhaló, aliviada. Y estalló de alegría.

 ¿Hubo imprecisiones en la entrega? Sí. ¿Se sufrió? Demasiado. ¿Los marfileños estuvieron cerca de empatar? ¡Claro! Pékerman adelantó que “es una satisfacción que Colombia esté compitiendo a este nivel. Pero no nos podemos adelantar a la posibilidad de jugar octavos, tenemos que esperar, revisar muchas situaciones de los jugadores”. 

Ahora viene Japón en la caliente Cuiabá y no hay que ensillar las bestias antes de tiempo. Pues como decía el legendario entrenador alemán Sepp Herberger, “el siguiente partido siempre es el más difícil”.

El partidazo


En el papel era un partido de trámite, y resultó ser uno de los mejores de esta Copa del Mundo. Holanda y Australia  batallaron desde el primero hasta el último minuto. Los australianos incluso lograron estar al frente en el marcador, pero los holandeses apelaron a su mayor experiencia y el talento de sus atacantes para imponerse 3 a 2. Para el recuerdo, el golazo de Tim Cahill con el cual Australia empató el juego a un gol, un minuto después de que Robben hubiera abierto el marcador.

Señores equipos


Chile y México llegaron al Mundial sin muchas expectativas. Los mexicanos, porque clasificaron de milagro. Los chilenos, porque quedaron en el mismo grupo de Holanda y España. Los mexicanos, que debutaron con un discreto triunfo ante Camerún por la mínima diferencia, fueron inmensos ante Brasil. Empataron sin goles y estuvieron a punto de ganar en los minutos finales. 

El nuevo Müller


Uno de los artífices del brillante comienzo de Alemania ante Portugal fue el delantero Thomas Müller. Su apellido recuerda al pequeño gran Gerhard, autor de 14 goles en las copas del mundo de 1970 y 1974. Thomas Müller, también bávaro y también jugador del Bayern Munich, fue el goleador del Mundial de Sudáfrica 2010 con cinco tantos. Al marcarle tres más a Portugal, su cuenta personal ya va en ocho. Está a dos goles de los diez que anotó Gerhard en México 70 y a solo seis de los 14 que marcó el llamado “bombardero de la nación”. 

Resucita Suárez… y Uruguay


En un partido de gran intensidad y pasajes de alto nivel, Uruguay sacó a relucir su casta y venció a Inglaterra 2 a 1. Aunque el equipo mejoró mucho con respecto a su debut ante Costa Rica, sin duda el factor que desequilibró fue Luis Suárez, el delantero del Liverpool inglés que marcó los dos goles de su equipo. Inglaterra, que no mereció perder ante Italia ni ante Uruguay, pagó muy caro su inexperiencia y quedó virtualmente eliminada.

El partidazo


En el papel era un partido de trámite, y resultó ser uno de los mejores de esta Copa del Mundo. Holanda y Australia  batallaron desde el primero hasta el último minuto. Los australianos incluso lograron estar al frente en el marcador, pero los holandeses apelaron a su mayor experiencia y el talento de sus atacantes para imponerse 3 a 2. Para el recuerdo, el golazo de Tim Cahill con el cual Australia empató el juego a un gol, un minuto después de que Robben hubiera abierto el marcador.

Gran Arranque


Francia clasificó con gran dificultad al Mundial y no estaba en la lista de los principales candidatos. Sin embargo, su arranque ha sido sobresaliente. Ocho goles a favor, dos en contra, y su goleador Karim Benzema ya ha marcado tres tantos en apenas dos partidos. 

El adiós de España


Dice la canción de Tite Curet Alonso: “Todo tiene su final/ nada dura para siempre”. Tarde o temprano le tenía que ocurrir a España. Lo que nadie esperaba es que ese fatídico día llegara en el Mundial de Brasil 2014, al que España llegó como gran favorita para ganar junto con el equipo de casa, y que ese final llegara de una manera tan cruel y descarnada. Ante Chile, los jugadores españoles no fueron sombra ni nada del gran equipo que dominó las Eurocopas de 2008 y 2012, y que ganaron  el Mundial de 2010. Daba pena verles la cara de desolación e impotencia  a esos monstruos que tanta alegría le han dado al fútbol del siglo XXI.

Brazucadas

Ases bajo la manga

Hasta el cierre de esta edición, 12 jugadores que entraron al terreno de juego como sustitutos marcaron gol. El último fue el colombiano Juan Fernando Quintero, autor del segundo tanto de Colombia ante Costa de Marfil.

El promedio que no baja. 

Tras haberse jugado 26 partidos, el promedio de goles de Brasil 2014 es de 2,96 goles por juego.

¡Sí se puede!

En el fútbol moderno, en torneos cortos la norma ha sido que el equipo que marca el primer gol suele ganar. En Brasil 2014, ocho equipos que comenzaron perdiendo 1 a 0 le dieron vuelta al marcador. El caso más llamativo fue Holanda, que comenzó ganándole a Australia. Estos se pusieron en ventaja 2 a 1, y al final los holandeses volvieron a voltear las cosas y ganaron 3 a 2.