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¿Por qué tanto desánimo?

Una ola está arrasando con la confianza en las instituciones del planeta. La credibilidad en los gobiernos, las empresas, las ONG y los medios está en su peor nivel, lo cual traerá graves y peligrosas consecuencias. ¿Por qué el desánimo?

8 de abril de 2017

Pocas veces el mundo había estado tan convulsionado como ahora. Los sobornos, la corrupción, el populismo, la crisis política, el radicalismo y las noticias falsas están minando la confianza de los ciudadanos en las más importantes instituciones globales. La gente está perdiendo la fe en las empresas, los gobiernos, las ONG, los líderes y en los medios de comunicación, con graves consecuencias para el futuro de todos. Y lo más preocupante es que el fenómeno está en ascenso, dice el último estudio sobre confianza realizado por la División de Investigación y Análisis de Edelman, una compañía estadounidense especializada en marketing y comunicaciones estratégicas.

El Edelman Trust Barometer de 2017, como se llama la investigación, concluye que el mundo está ante la más profunda crisis de confianza en lo que va del presente siglo. Para empezar, es alarmante la pérdida de fe en los gobiernos, la institución peor calificada en la encuesta. De ser percibido como el salvador en los inicios de la crisis financiera de 2008, el gobierno es visto hoy como incompetente, corrupto y dividido. Esta caída comenzó hace cinco años en los mercados desarrollados, con la incapacidad de la Unión Europea para establecer un compromiso sobre los préstamos a Grecia y Portugal y se agravó con el impase presupuestal en Washington. En mercados en desarrollo como Brasil, México y Sudáfrica la confianza en el gobierno colapsó en los últimos cuatro años, a raíz de los escándalos.

A esto se suma la falta de credibilidad en los líderes, lo cual, según Richard Edelman, presidente de la consultora, es muy grave porque acaba por dañar la grandeza de las instituciones públicas y privadas. De acuerdo con el estudio, más de dos tercios de la población no confía en la capacidad de los líderes actuales para enfrentar los desafíos de sus países.

La credibilidad de los CEO, es decir, los líderes empresariales, cayó 12 puntos este año. Hoy solo el 37 por ciento de los encuestados los encuentra creíbles, frente al 49 por ciento de hace un año. Pero peor aún es la percepción de los funcionarios de gobierno y los reguladores. Solo el 29 por ciento les cree, frente al 35 por ciento de 2016. Dice el informe que cualquier ciudadano es ahora tan creíble como un experto académico o un técnico, y mucho más confiable que un CEO o un funcionario del gobierno.

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Otro fenómeno preocupante está ocurriendo con los medios de comunicación, cuya confianza se hundió en este año. El llamado cuarto poder es la institución que más desciende en credibilidad. En más del 80 por ciento de los países encuestados no confían en los medios de información tradicional. El descrédito es similar a los gobiernos.

Según Richard Edelman la sociedad está percibiendo que los medios están muy politizados y son incapaces de cumplir sus obligaciones de informar debido a las presiones económicas. Además, los ven como seguidores de los medios sociales más que como creadores de agenda.

Para Rodolfo Araújo, director de Edelman en América Latina, el mundo está ante un ecosistema mediático muy complejo y preocupante. La tecnología, con las redes sociales a la cabeza, ha permitido que los individuos puedan reforzar sus puntos de vista en lugar de debatirlos. “Las personas no quieren tener contacto con opiniones contrarias. Quieren escuchar lo que les parece aceptable a cada uno y su entorno. Si los medios no dicen lo que quieren oír, no confían en ellos”, dice. Un dato que muestra la baja confianza en los medios tradicionales es que el 59 por ciento de los encuestados cree más en un motor de búsqueda que en un editor humano.

Las organizaciones no gubernamentales (ONG) tampoco se salvan, aunque en el pasado gozaban de buen crédito ante la sociedad. Por primera vez en este estudio, estas caen casi al mismo nivel de baja confianza que las empresas. En los países del top 5 de mayor PIB, es decir, Estados Unidos, China, Japón, Alemania y Reino Unido, la confianza en las ONG cayó por debajo del 50 por ciento. Y las empresas también tienen mucho que temer en el contexto actual. Aunque de las cuatro instituciones analizadas en el estudio son las mejor libradas, no pueden cantar victoria. En 13 de 28 países, las empresas no son confiables para la población.

Los hallazgos del Edelman Trust Barometer 2017 pintan una imagen de un público que espera una mayor regulación para las empresas y apoya ampliamente un número de políticas antiempresariales. Por ejemplo, el 82 por ciento dice que la industria farmacéutica necesita más normas. El 70 por ciento considera que los responsables de formular políticas deben gravar los alimentos que afectan negativamente la salud. El 53 por ciento no cree que las reformas del mercado financiero hayan logrado el efecto deseado de aumentar la estabilidad económica.

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Otra conclusión importante es que la globalización y los cambios tecnológicos están contribuyendo a debilitar la confianza en las instituciones. Piensan que estas no han podido proteger a los individuos de los efectos negativos de estas fuerzas. Por ejemplo, no ven los beneficios que llegarían con el libre comercio, como productos más asequibles para el consumo masivo y la salida de más de 1.000 millones de personas de la pobreza. Por el contrario, les preocupa la subcontratación de empleos en mercados de bajo costo. También por el impacto de la automatización que se está sintiendo especialmente en trabajos de baja calificación, donde las máquinas desplazan la mano de obra.

Pero tal vez la conclusión más grave del estudio es que la pérdida de confianza en las instituciones globales está llevando a que la mayoría crea que el sistema está fallando. Como dicen los investigadores se trata de la tormenta perfecta. Al disminuir la confianza en los pilares institucionales de la sociedad, se alimenta la creencia de que el sistema ‘ya no funciona para mí’. “Esta pérdida de la creencia en el sistema jugó un papel fundamental en el resultado de las elecciones de Estados Unidos”, señalan los autores.

Edelman Trust Barometer 2017 midió las preocupaciones de la sociedad en torno a una serie de temas actuales. Los resultados demuestran que hay grandes temores por la corrupción, globalización, el deterioro de los valores sociales, la inmigración y el ritmo de la innovación.

¿Qué camino queda ante este panorama? Según los expertos, cualquier decisión pasa, primero, por entender que la pirámide tradicional de influencia y autoridad está cambiando. Una autoridad que está siendo cuestionada y erosionada, mientras las instituciones pierden credibilidad. Al acabar con esta intermediación, indispensable en una democracia, aparecerán los mesías que quieren conectar directamente con el pueblo, encarnan sus preocupaciones, y una vez en el poder, acaban con los pesos y contrapesos, la libertad de expresión y se perpetúan.

Este nuevo modelo exige que, antes de actuar, las instituciones consideren a todas las partes interesadas, procuren construir confianza, traten bien a los empleados y escuchen a los clientes. Las instituciones deben moverse más allá de sus roles tradicionales.

Un llamado especial merecen las empresas, la institución que más confianza despierta. Las compañías deben salir adelante y convertirse en defensores efectivos de las políticas, alejarse del cabildeo y demostrar que es posible actuar en el interés tanto de los accionistas como de la sociedad. Las redes sociales de propiedad de las empresas deberían complementar a los medios de comunicación convencionales para educar y alentar el diálogo, y no para propagar mentiras, medias verdades y estimular la rabia y el odio con claros intereses políticos o comerciales como sucede hoy.

Como dice Richard Edelman, si no se hacen correctivos, la falta de credibilidad en las instituciones proporcionará un terreno fértil para los movimientos populistas. “Si la fe en el sistema continúa cayendo, los movimientos populistas crecientes podrían causar estragos inimaginables, con el nacionalismo resurgente y la retórica divisiva moviéndose hacia políticas peligrosas”.

Un mundo de desconfianza

El estudio, con 33.000 encuestas, abarca a 28 países como México, Brasil, Argentina y Colombia. Estos son algunos datos.

- El 85 por ciento de los encuestados confiesa que no cree plenamente en el sistema.

- 6 de cada 10 confía más en motores de búsqueda que en editores humanos.

- El 53 por ciento dice que regularmente no escucha a personas u organizaciones con las que normalmente está en desacuerdo.

- El 50 por ciento afirma que la globalización está llevando al mundo en la dirección equivocada.

- El 47 por ciento de los consultados dice que los acuerdos de libre comercio perjudican a los trabajadores.

- El 69 por ciento cree que hay que priorizar los intereses del propio país sobre el resto del mundo.

- El índice global de confianza muestra que Colombia y México están mejor que otros países, pero a un paso de pisar el terreno de la desconfianza.

- En Colombia la confianza es mayor entre los ciudadanos informados y se reduce notablemente en el público masivo.