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Economía de la diversión: rumba, parques y apuestas impulsan el crecimiento y el empleo en Colombia
El entretenimiento es protagonista del PIB, al ser una de las actividades con mejor desempeño en 2024 y 2025.
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En Colombia, la llamada “economía de la diversión” ha pasado de ser un complemento del consumo tradicional a convertirse en un motor del crecimiento. Los sitios de rumba, los parques de atracciones mecánicas y las apuestas son actividades que están impulsando este sector, el cual crece más rápido que el PIB.
La rumba en Colombia no es solo un asunto cultural o de esparcimiento, además es un lucrativo negocio. Bares, discotecas, tabernas y clubes nocturnos generan un circuito de ingresos que involucra no solo a los empresarios del sector, sino también a miles de trabajadores formales e informales, proveedores y comercios asociados.
Según la Asociación de Bares de Colombia (Asobares), la industria de la rumba agrupa a más de 40.000 establecimientos en el país y emplea de manera directa a más de 200.000 personas, entre meseros, bartenders, músicos, DJ, técnicos de sonido, seguridad y logística. A esto se suman los empleos indirectos en transporte, gastronomía y comercio informal, que encuentran en la noche una oportunidad de ingreso.
Los parques de diversiones, por su parte, han pasado de ser simples espacios de entretenimiento familiar a consolidarse como actores económicos relevantes. Parques emblemáticos como Salitre Mágico y Mundo Aventura en Bogotá; el Parque del Café en el Quindío o Piscilago en Melgar, junto con decenas de proyectos regionales, atraen cada año a millones de visitantes y generan un flujo constante de ingresos. De acuerdo con la Asociación Colombiana de Atracciones y Parques de Diversiones (Acolap), esta industria genera más de 40.000 empleos directos e indirectos, entre operadores de atracciones, personal de logística, guías, animadores, proveedores de alimentos y comercios asociados. A esto se suma el encadenamiento productivo con sectores como hotelería, transporte, gastronomía y comercio minorista, que se benefician de la afluencia de visitantes.

Finalmente, los juegos de suerte y azar tienen un impacto doble: dinamizan el consumo mientras entretienen a los apostadores, al tiempo que son una fuente de recursos fiscales destinados al sector salud. Desde las loterías y el chance hasta las apuestas deportivas en línea, esta industria ha evolucionado con rapidez, adaptándose a nuevas tecnologías y ampliando su base de usuarios.
Datos de Coljuegos indican que en 2024 el sector de juegos de suerte y azar generó transferencias superiores a los 1,3 billones de pesos para la salud pública, consolidándose como el mayor aportante entre las rentas monopólicas del país.