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La inversión extranjera impulsa fusiones y adquisiciones en Colombia en medio de la incertidumbre
En 2024 se registraron 326 fusiones y adquisiciones por 35,1 billones de pesos. El interés estuvo en sectores como energía, salud y tecnología.

Durante 2024, según datos del portal TTR Data, se registraron en Colombia 326 transacciones de fusiones y adquisiciones, tanto domésticas como cross-border, por un valor de 35,1 billones de pesos. En 2023 se reportaron 305 transacciones por un valor total de 22,2 billones de pesos.
Al desglosar las cifras, el año anterior se realizaron 83 operaciones domésticas por 1,7 billones de pesos y 243 operaciones cross-border por 33,3 billones de pesos. En 2023, las operaciones domésticas sumaron 82, con un valor de 2,4 billones de pesos, mientras que las cross-border fueron 223, por 19,7 billones de pesos.
“Los datos evidencian un crecimiento en el número y valor de las transacciones internacionales, mientras que las domésticas se mantuvieron relativamente estables en cantidad, aunque con una relevante disminución en su valor”, dice Lina Uribe, socia de Pérez-Llorca, Gómez-Pinzón.

A su vez, de acuerdo con un informe de la firma Aon, en el primer semestre de este año el número de transacciones disminuyó 31 % respecto al mismo periodo del año anterior (con un total de 107 operaciones), pero su valor alcanzó los 3.502 millones de dólares, que representa un crecimiento del 13,6 %.
Ha habido movimientos relevantes: escisiones de Sura y Argos, la escisión de Bancolombia para crear el Grupo Cibest, y la adquisición del portafolio de concesiones de Sacyr por parte de Actis, destacan desde Brigard Urrutia.
En Martínez Quintero Mendoza González Laguado & De La Rosa (MQMGL&D) resaltan transacciones en telecomunicaciones, energía, fintech y salud, que buscan consolidar mercados, ganar escala y acelerar procesos de transformación tecnológica.
Durante 2024, desde Pérez-Llorca, Gómez-Pinzón destacan la adquisición de la participación mayoritaria de Grupo Nutresa (87 %) por parte de la familia Gilinski e IHC. También la movida de DaVita, que completó la adquisición de las clínicas de diálisis de Fresenius Medical Care en Brasil, Chile, Colombia y Ecuador. En tanto, Cementos Argos completó la venta de su 31 % en Summit Materials a Quikrete.
Desde Philippi Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría (PPU) resaltan la adquisición de una posición mayoritaria en Grupo Éxito por parte del Grupo Calleja.
También sobresale la operación en la que Davivienda se integró con Scotiabank en Colombia y algunos países centroamericanos.
Para los expertos de Brigard Urrutia, la actividad global de fusiones y adquisiciones se ha contraído debido al entorno macroeconómico: la guerra de tarifas de EE. UU., la guerra en Ucrania, la invasión de Gaza y el creciente enfrentamiento entre EE. UU., Rusia y China.

“En Colombia, la retracción también obedece a políticas que no han favorecido la inversión privada. Existe expectativa en torno a la Nueva Ruta de la Seda y alianzas con China; sin embargo, las políticas arancelarias y el enfoque de “America First” del presidente Trump generan incertidumbre”, agregan los voceros.
Por su parte, Juan Felipe Vera, socio de Cuatrecasas, considera que “estamos en un mercado donde los compradores ponen las reglas”. Señala que las altas tasas de interés globales y las tensiones geopolíticas han reducido el volumen de transacciones, pero han favorecido operaciones estratégicas de mayor valor. En Colombia, las reformas tributaria, laboral, pensional y a la salud han impactado el apetito inversionista”.

Felipe Aristizábal y Juan Carlos Gambín (MQMGL&D) consideran que las operaciones expresan menos volumen, pero no menor importancia. “Este cambio refleja un mercado más maduro, donde los jugadores priorizan enfoques sostenibles. Más que una pausa, lo que ha ocurrido es una depuración”.

Para Felipe Cuberos, de PPU, “hay menos inversionistas dispuestos a invertir en países como el nuestro, pero quienes lo están, llegan convencidos de querer hacerlo. Existe una oferta de servicios legales y de banca de inversión sofisticada que da seguridad a los clientes”.
El entorno macroeconómico también está desempeñando un papel importante. Uribe, de Pérez-Llorca, Gómez-Pinzón, advierte que, aunque en 2024 hubo una moderada revaluación del peso frente al dólar, la moneda sigue débil frente a las principales divisas. “Esto ha hecho que los activos colombianos sean atractivos para inversionistas extranjeros, incentivando transacciones cross-border. A pesar de la inestabilidad política, Colombia mantiene una percepción internacional favorable gracias a la solidez de sus instituciones”.

Una de las mayores preocupaciones es la crisis fiscal, el aumento en la prima de riesgo país y la reducción de la calificación crediticia. Esto aumenta el costo de capital y reduce el valor de los activos colombianos, que incluso pueden quedar por fuera de portafolios de inversión.
Al parecer, en tecnología, energías renovables, salud y agroindustria se mantendrá el interés. Los inversionistas estratégicos siguen atentos, pero con mayor exigencia.