TELEVISIÓN

"¿Cómo tratamos a las personas?, ¿Qué le estamos haciendo a estos niños?", Daniel Sawka

El sueco dirige ICEBOX, la cinta que HBO estrena este sábado y sin rodeos refleja la escalofriante realidad de los niños que terminan en poder del servicio de inmigración estadounidense. Esto le dijo el cineasta a SEMANA.

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14 de diciembre de 2018, 12:34 p. m.
La historia de Icebox se vive desde la perspectiva de los niños, las principales víctimas de un sistema abominable. | Foto: HBO

La cinta no se anda con rodeos. Filmada casi toda en español, como tenía que ser, Icebox relata el duro relato de Óscar (Anthony González, voz en inglés del protagonista en Coco), un niño hondureño de 12 años desplazado de su hogar que, en busca de asilo en Estados Unidos, termina perdido en su cruel sistema de inmigración. Capturado en Arizon, Óscar termina en un llamado ‘Icebox‘. ¿Cómo vive la niñez inmigrante su llegada a Estados Unidos? De manera terrible.

Daniel Sawka, sueco radicado en Estados Unidos, presentó el proyecto en 2016 como un corto, y por su relevancia logró convertirlo en un largometraje que HBO estrena este sábado 15 a las 6:30 de la tarde. SEMANA habló con él, esto compartió.

Semana: ¿Su película podrá mover las entrañas a gente que desde una orilla política conservadora la tacha de propaganda liberal?

Daniel Sawka: Creo que el objetivo de la cinta es tratar de unir a la gente y crear un espacio para que se hable y se converse y se discuta sobre esto. Es difícil ahora, pero guardo la esperanza de que tratar estos temas desde esta perspectiva lo logre. Espero que la gente trate de verla con mente abierta. En funciones previas que hemos hecho, he visto a gente de distintas orillas del espectro entrar en discusiones, hablar, y creo que eso es a lo máximo a lo que se puede aspirar. Sé que HBO y nosotros apuntamos a llegarle a tanta gente sea posible.

Semana: Cuéntenos de los orígenes del proyecto. Por qué le llamó la atención este problema de la inmigración?

D.S.: Desde que tengo memoria he pensado en esto. Pero verlo desde la perspectiva de un niño era un punto de partida para llegar a estar de acuerdo en que a los niños se les debe proteger. Ver a estos niños vulnerables en esta situación tan dura presenta inquietudes sobre los sistemas que nuestra democracia ha construido... sobre si hay un lugar que permita tratar a los niños como niños y garantizarles su niñez. Eso debería estar pasando. En esta cinta exploramos la manera en la que el sistema nos queda mal en estos casos. La perspectiva de la niñez no es política, ni motivada por una militancia. viene de alguien ajeno a la situación que se vive en Estados Unidos. El personaje busca algo simple, que podemos entender, busca seguridad, una niñez segura. Esa perspectiva me inspiró y la quise explorar.

Semana: Cuéntenos del proceso de investigación que llevó a cabo, y en qué medida los actores hablaron con migrantes...

D.S.: Lo hicieron, ese fue el corazón de la investigación. Todo empezó con leer todo lo que pudiera al respecto. Contacté a periodistas que vieron de cerca la problemática y escribieron al respecto. Les pregunté con quién debería hablar. Me guiaron. Hablé con las personas referenciadas y estas me llevaron a esos "refugios". Hablamos con migrantes, niños migrantes, padres, patrulleros de frontera, abogados de inmigración, ONGs, activistas... todas las voces que pudieran ofrecer una perspectiva enriquecedora sobre el tema. Basándonos en esas conversaciones comenzamos a armar personajes, historias, recorridos. Hablar con la gente fue la piedra angular de esta historia y de estos personajes.

Semana: ¿Qué tan reciente es la problemática?

D.S.: Viene de antes, pero se ha puesto mucho peor en esta administración. Es un tema que ha mutado mucho desde 2014. La gente está al tanto, dividida al respecto. La mirada del niño quizás dinamiza la conversación más que antes.

Semana: Es una historia poderosa, dura, ¿cree que eso atrajo a talentos como Hans Zimmer a colaborar? ¿A James L. Brooks a producir? Qué dejaron esos encuentros con estos experimentados actores de la industria?

D.S.: James L. Brooks ha hecho parte de cada paso del proceso, preproducción, la mayoría de días de grabación, y cuando no podía teníamos videoconferencias, y en toda la posproducción. Él es parte esencial de este proceso. Lo asumió con mucho corazón, lo impactó. Fue una colaboración muy cercana. Con Hans Zimmer, lo conocimos para discutir la cinta. Él creó un tema principal y otros compositores también sumaron su trabajo.

Semana: ¿Qué retos de producción enfrentó?

D.S.: Crear un mundo auténtico, real, con actores que por obvias razones solo pueden trabajar 8 horas diarias (son niños en su mayoría) fue muy duro. Así que las grabaciones no iban, como suele ser, por 12 horas. Esto a nivel de producción. Personalmente me perseguía la presión de hacerle justicia a esta problemática, de contarla bien.

Semana: ¿Qué cambió en usted al dirigir este proyecto?

D.S.: He convivido con esta historia ya unos años y se ha vuelto parte de mí. Hice amigos, conocí gente que no hubiera conocido de otra manera. Destacaría a toda la gente con la que hablé, la forma en la que me demostró que se puede hablar así haya diferencias. De no ser porque algunos nos quieren dividir con su retórica, me sentí cercano a todas las personas con las que hablé. Algunos me compartían las historias más duras de sus vidas, y estaban más que dispuestos. La generosidad  de todos los que contribuyeron a este proyecto me conmovió, no contaba con que fuera a ser así.

Semana: ¿Algo que lo haya sorprendido particularmente en el proceso?

D.S.: La fuerza inmensa de estos migrantes que conocí. Hablé con gente que me contaba historias, y al mirarlos no podía dejar de pensar que esos hechos quebrarían a una persona en dos. Eran situaciones que no pensé posible sobrellevar. La fuerza y la generosidad de quienes vivieron terribles episodios y los compartieron con un extraño como yo me sorprendió. Vivieron cosas terribles y, aún así, mantuvieron un espíritu vivo, generoso, divertido, apasionante...

Semana: ¿Qué tan genuina es la recreación de estos centros de inmigración?

D.S.:  Muy poca gente tiene acceso a estos lugares, muy pocos periodistas han visto por dentro e incluso congresistas no han podido entrar, así que es muy duro. Un gran reto era conseguir esos relatos de quienes habían visto. Inmigrantes, patrulleros, abogados, y registros fotográficos, todo sumó a hacerlo lo más auténtico posible.

Semana: ¿Algún mensaje que deje a la población latinoamericana?

D.S.:  No tengo mensajes separados para poblaciones distintas. Traté de contar una historia tan honestamente como me fue posible. El mensaje general está dirigido quizás hacia los Estados Unidos. A cuestionar, ¿cómo tratamos a las personas? ¿Qué le estamos haciendo a estos niños? El cuestionamiento apunta a los sistemas dentro de Estados Unidos. Eso exploramos.