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El rey ha muerto viva el rey!

El nuevo soberano de Bélgica es aún más tímido, reservado y discreto con su hermano Balduino, fallecido la semana anterior.

6 de septiembre de 1993

ESTA SEMANA EUropa vivirá un acontecimiento que se produce pocas veces en el siglo: la coronacion de un rey. La última vez fue la del rey Juan Carlos de España, ocurrida hace 20 años, en noviembre de 1975.
Se trata del ascenso al trono de Bélgica del principe Alberto de Lieja, sucesor de su herrnano el rey Balduino, quien falleció de un infarto el pasado 31 de julio, mientras disfrutaba de unas vacaciones en España. Los 59 años de edad, el principe Alberto de Lieja, continuará la dinastía iniciada hace 162 años -el 21 de julio de 1831-, cuando Leopoldo de Sajonia "el primer rey de los belgas" juró fidelidad a la Constitución de su país.
Balduino, el primogénito de Leopoldo III, tenía 20 años cuando su padre abdicó -en 1951- y fue coronado rey de Bélgica. El monarca, de 62 años, era el soberano más veterano de todo el continente.
El día de su muerte Balduino Leopoldo Carlos, conde de Hainaut, llevaba 42 años a la cabeza de la monarquía belga. Alberto sería el sexto monarca en la historia de Bélgica. Según el artículo 60 de la Constitución belga, "Los poderes constitucionales del rey serán hereditarios en la descendencia directa, natural y legítima de Su Majestad Leopoldo (...) por orden de primogenitura". Esto significa, que el hijo mayor de Balduino -fuera hombre o mujer-heredaría el derecho al trono, pero como Balduino y su esposa la reina Fabiola no tuvieron hijos, la sucesión se debe centrar sobre los principes de Lieja. Sin embargo, cuando el martes pasado el primer ministro belga, Jean Luc Dehaene, hizo el anunció oficial de la coronación de Alberto, el país entero esperaba que abdicara en favor de su hijo mayor, Felipe Luis Leopoldo María, de 33 años, quien desde su nacimiento ha sido preparado para reinar.
Podría decirse que la familia real de Bélgica se ha destacado por su discreción. Jamás esa Corte ha despertado el interés que han generado los escandalos de la monarquía inglesa o el Principado de Mónaco. Tampoco se ha destacado por la fortuna que tienen otros soberanos, como la reina Beatriz de Holanda o la popularidad de los soberanos españoles. La Casa Real Belga ha estado siempre en el término medio de las monarquías europeas. Prácticamente ha vivido bajo la sombra de sus vecinos, y para muchos su historia tiene un tinte gris y aburrido. Son pocos los hechos que han sido motivo de primeras páginas en el mundo. El primero de ellos fue la trágica muerte de la soberana Astrid en 1935, en un accidente de tránsito en Suiza. La madre reina de Balduino, Josefina y Alberto, era hija del príncipe Carl de Suecia. En 1926 contrajo matrimonio con Leopoldo III, pero el matrimonio sólo duró ocho años. En ese momento Alberto tenía apenas un año.Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Bélgica debió someterse al régimen de Hitler. El rey Leopoldo III abdicó y huyó a España en compañía de sus hijos. Allí vivieron en el exilio hasta 1944, cuando el rey manifestó el deseo de retornar a su país. Pero esta iniciativa no tuvo gran acogida entre el pueblo, que se sentía traicionado por la capitulación del monarca ante los nazis. El escándalo alcanzó tales proporciones que, para darle una solución, se realizó un plebiscito. El 58 por ciento de los belgas votó por el regreso del rey mientras el 42 por ciento se mantuvo en contra. El rey regresó, pero seis años después las amenazas de una insurrección y el peligro que corría su propia vida, lo llevaron a abdicar en favor de su hijo mayor, el príncipe Balduino.
El nuevo rey resultó ser un hombre al extremo discreto, tímido y reservado, reacio a cualquier tipo de publicidad. La importancia de Balduino radica en haberse convertido en una figura unificadora en un país con profundas diferencias culturales. La única vez que el monarca mostró una actitud sorpresivamente energica fue en 1990, cuando, por razones de conciencia, se negó a firmar un texto, ya aprobado por el Parlamento, despenalizaba el aborto. La fórmula adoptada por Balduiino fue la de expedir, él mismo, declaración "de capacidad de reinar" por dos días durante los cuales se aprobó definitivamente la ley que legalizaba parcialmente el aborto.
Y lo cierto es que tal como pintan las cosas, la familia real de Bélgica seguirá sumida en el anonimato. Alberto de Lieja es, según quienes lo conocen, aún más austero, serio y gris que su hermano. Ha pasado su vida alejado de la luz pública, dedicado a tareas de desarrollo social, que tradicionalmente han sido consideradas más propias de las esposas que de los monarcas. Sus intereses se han centrado siempre en la agronomía y salud de su nación. Su vida privada es aún más simple, sencilla y austera que la de su hermano fallecido. Está casado hace 34 años con la princesa Paola, de ascendencia italiana. Y es padre de tres hijos: Felipe, Astrid y Lorenzo.
Aunque muchos belgas pensaban que al fallecer el rey Balduino, el trono sería ocupado por su sobrino y nueva sangre azul de la siguiente generación se convertiría en la cabeza de La Casa Real Belga, los Sajonia-Coburgo- Ghota, todo parece indicar que la corta edad de Felipe -33 años-, su condición de soltero y la falta de experiencia política, se unieron para arrebatarle el trono. Lo que sí es cierto es que su tío, el fallecido rey Balduino, siempre concentró todos sus esfuerzos en su preparación para que asumiera las funciones reales. Pero pasarán años para que a Felipe de Bélgica le llegue su hora para darle a esta olvidada monarquía, un toque más protagónico.-