Cine
Tormenta en Hollywood
Una comedia que ridiculiza la industria del cine es la nueva reina de la taquilla en Estados Unidos. Protagonizada y dirigida por Ben Stiller, esta película es un coctel de grandes estrellas y mucha irreverencia.

No cualquiera es capaz de 'patear la lonchera'. Y eso es precisamente lo que hizo Ben Stiller como guionista, director y protagonista de la película Tropic Thunder (que en español se llamará Una guerra de película), en la que se burla de Hollywood en todos sus aspectos. Se mofa de las películas de guerra, de los actores y sus egos, hace que un blanco interprete a un negro y muestra cómo a los productores les importa más el dinero que el bienestar de sus estrellas. "¡Cielos! Espero que todo salga bien. Esto podría destruir nuestras carreras", era la frase que, según Robert Downey Jr., otro de los protagonistas, repetía Stiller en los momentos más críticos de la filmación.
La apuesta valió la pena y esta mordaz comedia ha sido la única que ha logrado en su estreno destronar del primer puesto la película más taquillera del año, Dark Knight, el nuevo film de Batman. Su popularidad ha ido creciendo como una bola de nieve y se predice que se podrá mantener como líder en taquilla por algunas semanas más, a pesar de ser 'Sólo para Adultos'.
En la película varios actores famosos son contratados para una película destinada a convertirse en el filme de guerra más impresionante en la historia, basada en la biografía de un veterano de Vietnam. Pero una vez llegan al set la estrella de acción Tugg Speedman, (Stiller); el comediante adicto a la heroína Jeff Portnoy (Jack Black), el laureado actor australiano Kirk Lazarus (Downey Jr) y el rapero que quiere hacer carrera en el cine Alpa Chino (Brandon Jackson), el director no logra lidiar con sus egos y la productora amenaza con acabar el proyecto. La solución más barata es enviar a las estrellas a lo más profundo de la selva y filmarlos con cámaras escondidas mientras ellos van desarrollando el guión casi como si fuera un reality. El avaro productor ejecutivo Les Grossman, gordo, calvo y vulgar, interpretado por un Tom Cruise irreconocible, queda encantado con la idea. Pero las cosas se complican hasta lo indecible porque en la zona donde son abandonados los egocéntricos artistas trabaja un grupo de narcotraficantes asiáticos, y terminan metidos en una guerra de verdad.
La idea de esta película nació hace 20 años, cuando Stiller hizo uno de sus primeros papeles en la gran pantalla en El Imperio del Sol, dirigida por Steven Spielberg. "Muchos de mis amigos estaban haciendo películas de guerra famosas y los mandaban a unos campos de entrenamiento militar falsos. Me parecía bastante irónico cuando luego regresaban contando que habían tenido una experiencia increíble, cuando en verdad eso ni se acerca para nada a una guerra de verdad", contó a The New York Times. Pensó que esa narrativa merecía ser desacralizada, y para ello escribió el guión una y otra vez a lo largo de varios años, hasta que sintió que tenía el picante necesario.
Los personajes están cargados de ironía, como Kirk Lazarus, un actor blanco y rubio, tan convencido de su arte que es capaz de someterse a una operación de pigmentación con tal de interpretar a un soldado negro. Le propuso a Robert Downey Jr. interpretar ese papel, y éste se puso furioso. "Me llamó a decirme: 'Quiero hacer una gran película contigo, pero que seas el que más se arriesgue. Y que quizás hagas el ridículo y que las personas de pronto te odien por hacer algo que sabes que está mal'", contó Downey a Los Angeles Times. Pero pronto entendió que, a diferencia de los actores en los años 30 que se pintaban para burlarse de los descendientes de africanos, en este caso iba a burlarse de esos actores excesivamente académicos, que asumen la personalidad de su papel durante todo el rodaje, así no estén filmando, y que están dispuestos a hacer cualquier cosa por su personaje. O sea que se reiría de sí mismo y de paso de colegas como Rusell Crowe y Daniel Day Lewis. Su actuación marca, junto con la de Iron Man, su regreso con bombos y platillos tras superar serios problemas de adicción.
Tom Cruise también aprovecha esta oportunidad para ganar de nuevo el beneplácito del público, después de haber perdido muchos seguidores por su fanatismo por la cienciología y la cuestionada relación con su esposa, Katie Holmes. Su amigo Stiller le ofreció el papel de un agente de talentos, pero Cruise, después de leer el libreto, propuso que se incluyera el personaje del productor que sólo piensa en el dinero. La mayoría de los críticos han dicho que su actuación es una de las mejores y más graciosas de su vida.
Downey y Cruise son sólo parte de una gran constelación de estrellas en las que están Nick Nolte y Matthew McConaughey, liderados por un rutilante Stiller. Hijo de los famosos comediantes Jerry Stiller y Anne Meara, desde muy pequeño supo que quería seguir con la tradición familiar. Su sueño no era ser actor sino director, pero su capacidad histriónica lo convirtió en una de las caras más taquilleras de la industria y uno de los 10 actores mejor pagados del cine. Desde su éxito en la comedia Loco por Mary en 1998, casi todos los filmes que ha protagonizado han recaudado multimillonarias cifras. En cambio sus proyectos como director, Reality Bites, Cable Guy y Zoolander, habían sido hasta ahora fracasos rotundos en taquilla, si bien son verdaderas cintas de culto.
"El secreto de su éxito es que siempre logra rodearse de grandes talentos", explicó a SEMANA Kit Bowen, directora de la página de entretenimiento www.hollywood.com. "Es de los pocos comediantes que permiten que los demás personajes brillen y que prefieren hacer papeles que no avasallen la atención". Por eso se ha especializado en interpretar al hombre común y algo inocente a quien todos se la montan, o al idiota excéntrico con un ego gigantesco. Así es su personaje en Tropic Thunder, un actor poco talentoso que decide irse a la selva al ver que su rol de discapacitado mental en su anterior película no le va a ganar un Oscar. Un guiño irónico a Sean Penn en I am Sam.
También las organizaciones de personas con discapacidades cognitivas pusieron el grito en el cielo con esta película, pues creen que las referencias a los miembros de su comunidad son irrespetuosas. Pero si la irreverencia fuera el argumento para descalificar esta cinta, los primeros que tendrían que protestar serían los propios actores protagónicos pues, a fin de cuentas, se burlan, sobre todo, de sí mismos.