Home

Gente

Artículo

YOKOMANIA

Ahora como escultora y pintora, Yoko Ono sigue dando lora.

17 de abril de 1989

Para sorpresa y disgusto de quienes nunca la han mirado como una auténtica artista, la elusiva y misteriosa Yoko Ono ha colocado una muestra de su obra que se remonta a los años sesenta, en el Whitney Museum of American Art en Nueva York. Sobresalen especialmente las piezas en bronce que han renovado el entusiasmo de los críticos en sus trabajos.
Detestada por los fanáticos de los Beatles, quienes la acusaron siempre de ser la responsable de la disolución del grupo y la angustia permanente del marido, Yoko fue denunciada en algunas ocasiones como oportunista artística.
Esta exhibición del Whitney es una revancha de la pequeña mujer a quien la curadora del Museo, Bárbara Haskell, considera parte importante de un movimiento conceptual que alcanzó grandes logros, movimiento que los jóvenes artistas de hoy miran con interés porque se expresa con su mismo lenguaje. La exposición reúne cerca de 24 piezas entre esculturas y películas, algunas muy familiares a los fanáticos de los Beatles.
Sin embargo, un critico como David Bourdon, quien escribía en el Village Voice y la revista Vogue, sostiene que el libro de Yoko con instrucciones para piezas musicales y artísticas es uno de los monumentos del arte conceptual de los años sesenta. Y para que no haya la menor duda, comenta: "Ella tiene una dimensión lírica que la coloca aparte de los demás artistas conceptuales. Su concepto del arte sólo fue aceptable para algunos cuando hombres blancos como Joseph Kosuth y Lawrence Weiner repitieron las mismas cosas de Yoko, y convirtieron esas piezas en objetos respetables y coleccionables". Y si queda alguna duda sobre el significado de este regreso de Yoko Ono a la mirada de los críticos, una artista, Charlotte Moorman, una de sus mejores amigas, sostiene que aunque los Beatles eran fantásticos y dejaron su marca sobre la humanidad, dentro de unos cien años quien será recordada por su obra, será Yoko Ono, y los Beatles estarán olvidados.
En 1987 ella rompio un silencio artístico de 20 años y aceptó una invitación de la Carl Solway Gallery, en Cincinnati, para participar de un homenaje a John Cage, con exhibición de ocho piezas avaluadas en 7.500 dólares cada una. La gente y los críticos reaccionaron bien y recibió algunos pedidos de galerías de Nueva York.
Es la retrospectiva del Whitney recoge piezas de los años sesenta que ella había guardado o estaban en poder de sus amigos, así como obras recientes que siguen las líneas y el estilo de aquellas. Una esfera de cristal de 1964, Pointedness, tiene una advertencia: "Esta esfera se convierte en un punto agudo cuando penetra la parte más lejana en tu mente", y está ubicada al lado de una versión en bronce de la misma esfera, de 1988. También hay un tablero blanco de ajedrez otros objetos de los sesenta.
En cuanto a las películas incluye en el formato de cine y video titulos como "Rape" y Up your legs forever , que contiene las piernas de, entre otros, John Cage, Jasper Johns, Jann Wenner el editor de la revista Rolling Stone, el realizador Jonas Mekas y otros amigos, así como la película Fly, protagonizada por una mosca que se pasea sobre un cuerpo desnudo.
Rodeada de recuerdos y fantasmas, Yoko sigue viviendo en el apartamento del edificio Dakota, en Manhattan, que compartía con el marido al momento de ser asesinado.El lujo y la extravagancia en que vive con el hijo, nada tienen que ver con el vecindario en que se desenvolvía en los años sesenta cuando era uno de los símbolos de la contra-cultura norteamericana, viviendo en una pieza donde difícilmente cabian su piano y unos muebles viejos.
Lo curioso es que al surgir la idea de esta exposición, la duda principal de Yoko era qué podía mostrar al público. Entonces su amigo, el decorador Sam Havadtoy, le propuso mientras comían pasta en un restaurante del Village que recogiera sus piezas de bronce de otra época. Al principio ella no aceptó la idea y soltó una de sus frases curiosas: "Es que mí trabajo es una representación de ideas, y las ideas son como el aire y el agua, y esos trabajos tenían una calidad etérea que funcionaba para la época en que fueron realizados". Pero entonces pensó que "la libertad, la esperanza y los deseos que permanecían en esas piezas, de cierta forma petrificadas, tenían que ser liberadas en el mundo actual", y aceptó la invitación del Whitney.
La muestra es toda una reflexión de Yoko Ono sobre la vida, el arte, el amor y su recuerdo de tantas cosas, mientras algunos han intentado armar un mini-escándalo aduciendo que, como japonesa, ella no podía exhibir sus trabajos en el Whitney, reservado sólo a ciudadanos norteamericanos. No es la primera extranjera que lo hace.